¿Para qué sirve la educación? Las respuestas de los más grandes pensadores de la Historia

El debate en torno a cómo debe ser un buen sistema educativo es uno de los que más controversia causa en las sociedades contemporáneas. La mayoría de países tienen problemas al respecto, y todos sabemos que es necesario un cambio, pero las reformas suelen estancarse en polémicos debates sobre cómo se deben dividir a los alumnos en el aula, si se debe evaluar la labor del profesorado o si son útiles los exámenes estandarizados.

Quizás, como explicaba el pedagogo catalán Gregorio Luri en una reciente entrevista en El Confidencial, la escuela será siempre “una causa imperfecta”, pero los grandes pensadores de todos los tiempos tenían claro que el progreso de toda civilización pasa por su mejora.

Así lo cree también la doctora de la Universidad de Santa Barbara Marilyn Price-Mitchell, especialista en desarrollo infantil y juvenil, que asegura que haríamos bien en echar la vista atrás para observar lo que los más importantes filósofos, pedagogos, científicos y políticos pensaban sobre la educación. Esto, en su opinión, nos permitirá superar ciertos debates para llevar la discusión a un terreno más general: ¿qué significa educar? ¿Cuál debe ser el objetivo real de todo sistema educativo?

“En mi trabajo como psicóloga del desarrollo, he luchado constantemente por equilibrar los objetivos de la educación formal con la meta de criar niños felices y saludables que se conviertan en miembros activos de la familia y la sociedad”,explica Price-Mitchell en Psychology Today. Y esto es, en gran medida, algo en lo que coincidían la mayoría de pensadores. “A medida que leas las siguientes citas, descubrirás elementos comunes que unen los aspectos intelectuales, sociales, emocionales y físicos de la educación”, asegura la psicóloga. Y no te acostarás sin saber una cosa más.

1. “El sello de una mente bien educada es que es capaz de contemplar un pensamiento sin tener que aceptarlo”. Aristóteles. (384-322 a.C).

2. “El objetivo de la educación es enseñarnos a amar la belleza”. Platón. (424 – 348 a.C).

3. “La raíz y florecimiento de la honestidad y la virtud se encuentran en la buena educación”. Plutarco. (46-120).

4. “La educación es para el alma lo que la escultura es para un bloque de mármol”. Joseph Addison. (1672-1719).

5. “El secreto de la educación reside en respetar al estudiante”. Ralph Waldo Emerson. (1803-1882).

Tyron Edwards.Tyron Edwards.

6. “El gran objetivo de la educación es disciplinar la mente, no amueblarla; entrenarla para que use sus propios poderes más que llenarla con la acumulación del poder de otros”. Tyron Edwards. Teólogo. (1809-1894).

7. “La educación es algo admirable, pero es bueno recordar de vez en cuando que nada de lo que vale la pena saber se puede enseñar”. Oscar Wilde. (1854-1900).

8. “La educación no reside en la capacidad de memorizar, ni siquiera en lo mucho que sepas. Es saber diferencias entre lo que sabes y lo que no”.Anatole France. Novelista francesa. (1844-1924).

9. “La educación es, sencillamente, el alma de una sociedad pasando de generación en generación”. Gilbert K. Chesterton. (1874-1936).

10. “Todavía nadie se ha dado cuenta de lo que valen la simpatía, la amabilidad y la generosidad ocultas en el alma de un niño. El esfuerzo de toda verdadera educación debe ser sacar a relucir ese tesoro”. Emma Goldman. (1869-1940).

Albert Einstein. (Corbis)Albert Einstein.

11. “El más influyente de todos los factores que configuran la educación es la conversación que haya en la casa del niño”. William Temple. Obispo británico (1881-1944).

12. “La educación no es una preparación para la vida: es la vida en sí misma”.John Dewey. (1859-1952).

13. “La educación es lo que queda cuando has olvidado lo que aprendiste en la escuela”. Albert Einstein. (1879-1955).

14. “Pensemos en la educación como el medio para desarrollar nuestras mayores habilidades, ya que en cada uno de nosotros hay un esperanza y un sueño que, de cumplirse, se traducirá en un beneficio para todos y hará a nuestra nación más fuerte”. John F. Kennedy. (1917-1963).

15. “La educación es el pasaporte para el futuro, el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él hoy”. Malcolm X. (1925-1965).

Martin Luther King. Martin Luther King.

16. “La función de la educación es enseñar a uno a pensar intensa y críticamente. Inteligencia más carácter, ese es el objetivo de la verdadera educación”. Martin Luther King Jr. (1929-1968).

17. “El objetivo de la educación es preparar a los jóvenes para que se eduquen a sí mismos el resto de sus vidas”. Robert M. Hutchins. Filósofo de la educación. (1899-1977).

18. “El principal logro de la educación en las escuelas debe ser crear hombres y mujeres que sean capaces de hacer cosas nuevas, no siemplemente repetir lo que las generaciones anteriores lograron”. Jean Piaget. Psícologo suizo. (1896-1980).

19. “El propósito de la educación es reemplazar una mente vacía por una mente abierta”. Malcolm Forbes. (1919-1990).

William S. Burroughs. William S. Burroughs.

20. “La educación es libertad”. Paulo Freire. (1921-1997)

21. “El objetivo de la educación es el conocimiento, no de hechos, sino de valores”. William S. Burroughs. (1914-1997).

22. “Gran parte de la educación hoy en dia es monumentalmente inefectiva. Con demasiada frecuencia estamos enseñando a los niños a cortar flores, cuando deberíamos estar enseñándoles a plantar sus propias plantas”. John W. Gardner (1912-2002). Secretario de Educación con el presidente Lyndon Johnson. 

23. “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Nelson Madela. (1918-2013).

24. “Cuando educamos las mentes de nuestros jóvenes no debemos olvidarnos de educar sus corazones”. Dalai Lama. (1935-).

25. “Mi madre decía que debemos ser siempre intolerantes con la ignorancia, pero entender el analfabetismo. Porque algunas personas que no pudieron ir a la escuela, están mejor educadas y son más inteligentes que algunos profesores de universidad”. Maya Angelou. Novelista. (1928-).

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Autor: Miguel Ayuso – el confidencial.com

desQbre – La estrategia del camaleón

El ser humano es una de las especies más adaptables y camaleónicas del planeta, lo que explica cómo con un cuerpo frágil y poco poderoso hayamos desbancado a especies mucho mejor dotadas para la lucha por la supervivencia. ¿Qué es lo que nos ha permitido tomar peligrosamente el control del planeta y poner el resto de especies a nuestro servicio?

alicia-sindromeLas personas conservadoras o rígidas otorgan al adjetivo “camaleónico” connotaciones negativas, ya que entienden que un sujeto que se adapta rápidamente al medio tiene que ser por fuerza engañoso, inmoral, arribista…

Esta visión negativa del camaleón fue hábilmente retratada por Woody Allen en su película Zelig. Su protagonista es un judío que ha logrado fama internacional gracias a su habilidad para adoptar la personalidad de cualquier individuo.

La psicoanalista interpretada por quien fuera esposa de Allen, Mia Farrow, analiza el estado mental de Zelig y descubre que padece inseguridad extrema, lo cual le empuja a camuflarse entre los demás y mimetizar sus creencias e incluso su apariencia. Cuando se halla con judíos, le crece la barba y los tirabuzones. Si se encuentra con un afroamericano, su voz y su piel cambian de inmediato. En esta fijación por gustar e integrarse, Zelig se ha perdido a sí mismo.

Para un ser humano, lo camaleónico tiene mucho que ver con la flexibilidad y la empatía. Aquel capaz de trasladarse, de forma sincera y efectiva, al universo mental del otro tiene asegurado el triunfo en cualquier ámbito, sea laboral, creativo o, incluso, sentimental.

El psicólogo Walter Riso lo explica así en su manual El arte de ser flexible: “Es una virtud que define un estilo de vida y permite a las personas adaptarse mejor a las presiones del medio. Una mente abierta tiene más probabilidades de generar cambios constructivos que redunden en una mejor calidad de vida y en la capacidad de afrontar situaciones difíciles. Una mentalidad rígida no solo es más propensa a sufrir todo tipo de trastornos psicológicos y emocionales, sino que además afectará negativamente al entorno en el que se mueve”.

Algunos ejemplos cotidianos de adaptación positiva serían: el comercial siempre atento al feed­back de sus clientes, con lo que adapta constantemente la presentación de los productos y su estrategia de venta según el “prueba y error” de experiencias pasadas; o la pareja que, tras un tiempo de convivencia, ha detectado qué puntos crean fricción en el otro y cuáles generan unión y complicidad, con lo que minimizan los primeros y promueven los segundos.

 

La fábula de los ratones

En 1998, Spencer Johnson vendió decenas de millones de libros en todo el mundo con una brevísima narración que tenía como protagonistas a dos ratones y a dos hombres encerrados en un laberinto.

Los cuatro comparten un mismo objetivo: encontrar el queso desaparecido. Un día se ponen en camino para hallarlo y dan con una fábrica repleta de queso. A diferencia de los ratones, que buscarán más fábricas de queso, los humanos fijan su residencia en este lugar y construyen una casa. Cuando se agota el queso de la fábrica, siguen esperando que alguien venga para reponer el queso, lo cual nunca sucede.

Mientras los humanos albergan la esperanza de que todo vuelva a ser como antes, los ratones ya han encontrado la fábrica de queso más grande que jamás se haya conocido.

Uno de los roedores protagonistas racionaliza así lo que ha aprendido en esta aventura de supervivencia y superación. No está de más repasar las “leyes del queso” que propone el libro de Spencer Johnson, ya que adquieren aún más sentido en el actual escenario de crisis:

– El cambio es un hecho (el queso se mueve constantemente).

– Prevé el cambio (permanece alerta a los movimientos del queso).

– Controla el cambio (huele el queso a menudo para saber cuándo empieza a enmohecerse).

– Adáptate rápidamente al cambio (cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el nuevo queso).

– ¡Cambia! (muévete cuando se mueva el queso).

– ¡Disfruta del cambio! (saborea la aventura y disfruta del nuevo queso).

– Prepárate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez (el queso se mueve constantemente).

Revisitar esta fábula nos sirve para entender algo esencial en la estrategia del camaleón: las soluciones que sirvieron ayer ya no sirven para hoy. Así como el emblemático reptil chequea el entorno antes de mudar de color, hay que estar atentos a los cambios más sutiles y obrar en consecuencia.

En lugar de analizar en exceso y complicar las cosas, deberíamos seguir el ejemplo de los ratones, que cuando se movió el queso también cambiaron de sitio.

La necesidad de adaptarse es especialmente clave en el mundo empresarial de hoy. Lo que ha sucedido en Asia y en los países emergentes es muy paradigmático en este sentido. Mientras Occidente analizaba el cambio en sesudas escuelas de negocios, ellos lo estaban creando con una agilidad y capacidad de adaptación fulminante.

Como los humanos de la fábula de los ratones, nos hemos aferrado a nuestro sistema (la primera fábrica de queso) como si fuera inagotable y ahora llegamos tarde a la búsqueda de un sistema nuevo.

La píldora de la flexibilidad

“Si se sintetizara una píldora que, con solo tomarla, nos hiciese ser conscientes de que no tenemos la razón en muchos temas, de que estamos equivocados en diversos asuntos, ¿la compraríamos? Pocos valientes lo harían, porque el hecho de renunciar a nuestras justificaciones resulta extremadamente difícil. Pues bien, deberíamos. Si consiguiéramos acabar con nuestros rígidos enfoques, lograríamos flexibilizarnos y de esta forma todo tomaría otro cariz. La vida se presentaría ante nosotros como algo más sencillo, más cómodo, y la saborearíamos con mayor intensidad”. Felicidad flexible, de Jenny Moix

 

Contrate un camaleón

“Debemos mantener un cierto compromiso con las decisiones, pero hay que ser flexible con el enfoque” (Tony Robbins)

Hay dos maneras de interactuar positivamente con el cambio. Una de ellas es, en esencia, estar atento a lo que sucede y sumarnos a la corriente. La otra, más difícil, pero también mucho más gratificante, es convertirnos en agentes del cambio.

Un ejemplo muy claro de esta actitud fue Steve Jobs, quien apostó por la calidad de su marca, Apple, en lugar de ir a rebufo de lo que hacían los demás: fabricar cada vez más barato y con peor calidad.

Al final, el tiempo le ha acabado dando la razón: los fabricantes de ordenadores económicos van de capa caída, mientras que la cultura Mac goza de una clientela fiel y creciente.

Jobs consiguió que muchos millones de almas abrazaran su concepto, porque sabía que era único, en lugar de adaptarse a corrientes poco perdurables. En una entrevista concedida a Inc Magazine, el fallecido fundador de la marca explicaba así su estrategia del camaleón a la inversa: “No puedes preguntarle a los consumidores qué quieren y luego pretender dárselo. En el tiempo que has estado fabricándolo, ellos querrán una cosa nueva”.

Este lema es válido para todos los frentes de nuestra vida. Hay que saber adaptarse, pero preservando aquello que nos hace únicos y aporta valor a los demás.

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Fuente: (Francesc Miralles) – El Pais