Los antidepresivos podrían servir también para prevenir el alzhéimer

La revista Science Translational Medicine publica esta semana un estudio que revela cómo el compuesto inhibidor de la recaptación de serotonina (ISRS), llamado citalopram –aprobado en 1998 para el tratamiento de la depresión–, detiene el crecimiento del péptido beta amiloide, que se agrupa en placas en el cerebro y que parece desencadenar el desarrollo del alzhéimer.

Realizado por expertos de las universidades de Pensilvania y Washington (EEUU), la investigación comprobó los efectos del fármaco en el líquido intersticial que rodea las células del cerebro de ratones portadores de placa amiloide y el líquido cefalorraquídeo de sujetos humanos sanos.

“Nuestros estudios anteriores ya mostraron una asociación entre los antidepresivos y la reducción de la carga amiloide en el cerebro”, explica Yvette Sheline, autora principal y directora del Centro de Neuromodulación en depresión y estrés de la Universidad de Pensilvania.

El citalopram –aprobado en 1998 para el tratamiento de la depresión– detiene el crecimiento del péptido beta amiloide, relacionado con el alzhéimer“En esos trabajos se observó, mediante tomografía por emisión de positrones (PET), una asociación entre la duración del uso de antidepresivos y la carga amiloide en los cerebros de los voluntarios de edad avanzada”, añade. “Nuestra nueva investigación va un paso más allá y prueba el efecto del citalopram en los niveles de amiloide en el líquido cefalorraquídeo de los sujetos sanos más jóvenes».

Después de la exposición al citalopram, el nivel de beta amiloide en el líquido intersticial del cerebro de los ratones disminuyó de una manera dependiente de la dosis (hasta en un 25% en comparación con los datos de referencia).

Además, los investigadores encontraron que dos meses de tratamiento con citalopram en ratones no tuvieron ningún efecto en el desarrollo de la placa en comparación con un marcado incremento en el grupo de control de ratones, que fueron expuestos a agua con azúcar. Sin embargo, el citalopram tuvo poco efecto sobre la regresión de las placas amiloides ya existentes.

Estudio paralelo en humanos

En otra investigación paralela, 23 sujetos humanos sanos de 18 a 50 años, sin enfermedad médica y sin antecedentes de tratamiento antidepresivo, tomaron 60 mg de citalopram, aproximadamente el equivalente a la dosis utilizada en los ratones.

El estudio doble ciego demostró que el citalopram se asocia con una concentración de beta amiloide un 38% más baja en comparación con el placebo, y mostró una reducción en la nueva producción de beta amiloide en el grupo tratado con citalopram en comparación con el grupo control.

El fármaco se asocia con una concentración de beta amiloide un 38% más baja en comparación con el placebo“Estos resultados son un excelente comienzo en la reducción de la producción de beta amiloide, pero estamos muy lejos de afirmar la capacidad de los ISRS para evitar el deterioro cognitivo asociado al alzhéimer”, apunta Sheline.

Los ISRS producen su efecto antidepresivo mediante el bloqueo de la recaptación del neurotransmisor serotonina en las terminales presinápticas de las neuronas, aumentando la disponibilidad de serotonina y reduciendo la producción de beta amiloide.

Según los autores, los niveles de receptores de serotonina se reducen en los cerebros de pacientes con alzhéimer. En contraste, este recién descrito efecto en la reducción de la concentración de proteína amiloide se produce probablemente por una vía diferente.

“El desarrollo de enfoques terapéuticos seguros y eficaces que puedan reducir la producción de líquido cefalorraquídeo con beta amiloide, aunque sea modestamente, puede prevenir una cascada de daño neuronal”, subraya Sheline. “Esto tendría un impacto importante en la prevención o retraso de la progresión del alzhéimer”.

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Fuente: El Confidencial

desQbre – 6 formas en que las mascotas benefician tu salud

534957_259920024106574_1969902420_nCada vez más estudios apoyan la premisa de que de las mascotas son buenas para la salud. De allí que no exageraríamos al asegurar que más que el mejor amigo del hombre, un perro podría convertirse también en su mejor enfermero. Entérate aquí de los beneficios que una mascota puede ofrecerle a tu vida y a la de tu familia.

La próxima vez que los niños te supliquen que traigas a casa un perrito, un gato, un ave o incluso un pececito, no rechaces totalmente la idea.  Es cierto que implican responsabilidad y gastos, pero ellos se encargan de compensar tus obligaciones con muchísimos beneficios para la salud de todos. Entre éstos se encuentran los siguientes:

1. Las mascotas ayudan a combatir la ansiedad.

Según un estudio del Medical College de Virginia, a los pacientes hospitalizados con problemas de salud mental, la terapia con animales les ayudó a reducir sus niveles de ansiedad más que otras terapias convencionales. “Las mascotas ofrecen un amor incondicional que puede ser muy útil para las personas con depresión”, indica el Dr. Ian Cook, psiquiatra y director del Programa Clínico y de Investigación de Depresión en UCLA (UCLA Depression Research and Clinic Program).

2. Benefician la salud cardiovascular

En un interesante estudio publicado por la investigadora Erika Friedmann en el American Journal of Cardiology, se les dio seguimiento a más de 400 personas después de que sufrieran un ataque al corazón. Un año más tarde, los dueños de mascotas tenían 8.6 veces más probabilidades de sobrevivir que aquéllos que no tenían mascotas. De manera que los perros y los otros animalitos, pueden ayudar a mejorar la longevidad y la sobrevivencia de sus dueños.

3. Fortalecen tu sistema inmunológico.

“Tener una mascota es la inmunoterapia de la naturaleza”, asegura la Fundación Livestrong.  “Los niños de los hogares con mascotas tienen una asistencia general de tres semanas más por año que los que no tienen mascotas.” Además, otros estudios indican que los niños que están cerca de una mascota son menos propensos a tener eczema e incluso  llegan a tener un  sistema inmunológico más fuerte en general.

4. Las mascotas son magníficas en terapias de salud

La terapia con mascotas puede reducir significativamente el dolor, la ansiedad, la depresión y la fatiga en pacientes con varios problemas de salud, como por ejemplo:

  • Niños con tratamientos dentales
  • Pacientes recuperándose de cáncer
  • Personas internadas a largo plazo en instituciones médicas
  • Veteranos con trastorno de estrés postraumático

5. Las mascotas ayudan a las personas de la tercera edad

Algunos estudios demuestran que los pacientes con Alzheimer tienen menos brotes de ansiedad si hay un animal en casa, y que quienes los cuidan también se sienten menos agobiados cuando hay una mascota en el hogar.

Además, tener una mascota ayuda a las personas mayores a hacer ejercicio y les da el beneficio de sentirse acompañados,  lo que les hace sentir mejor en general.

6. Las mascotas  ayudan a mantenerse en forma

¿Sabías que los perros son responsables de 67 por ciento de las caminatas que sus propietarios toman cada semana?  Tener un perro en la casa te impulsa a salir a caminar,  incluso a jugar con él. Según Sandra McCune, autora del libro  “Health Benefits of Dog Walking for People and Pet”,  las personas que sacan a sus perros a caminar suelen cumplir con su requisito diario de ejercicio, incluso si ellos no hacen ningún ejercicio de importancia. ¡Esta por sí sola es una razón muy fuerte para tener y mantener a un perro en casa!

 

Cuidado, aquí está la otra cara de la moneda

Aún cuando una mascota resulte beneficiosa para tu salud, siempre es bueno hacerte estas tres  preguntas antes de llevar una a casa:

  • ¿Te sientes cómodo con una mascota? Si nunca has tenido un perro u otro animalito, asegúrate que esta es una opción que le dará alegría y no tensión a tu vida.
  • ¿Podría convertirse en una carga económica? De acuerdo a la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (American Society for the Prevention of Cruelty to Animals, ASPCA), la llegada de un gato o un perro a la casa puede representar una inversión financiera importante durante el primer año de su estancia en la casa (adquisición del animal, vacunas, visitas al veterinario, comida, medicinas, juguetes, etc.).
  • ¿Puedes cuidar bien a tu mascota todo el tiempo? Una mascota, además de compañía y beneficios a tu salud, también requiere de ciertos cuidados. Por ejemplo, si sales  de viaje ¿quién la cuidara?

Compara las ventajas y las desventajas y toma tu decisión. Pero si te decides a traer una mascota a la casa, hazlo con el convencimiento de que será una fuente de alegría y de beneficios para tu salud y la de toda la familia.

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Fuente: Vida y Salud – vidaysalud.com

 

desQbre – Los autorretratos de Utermohlen tras el alzhéimer

Autorretratos realizados por Utermohlen una vez se le diagnosticó Alzhéimer, donde podemos ver la evolución de la enfermedad.

Autorretrato realizado en 1967, antes de padecer alzhéimer.

Autorretrato de 1996, realizado en una fase temprana de la enfermedad.

Autorretrato de 1997.

Autorretrato de 1998.

Autorretrato de 1999.

Autorretrato del año 2000, último de la serie.

Fuente: «El Pais» – http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/09/19/album/1348069302_471146.html#1348069302_471146_1348070215

 

desQbre ¿Por qué pensamos?

Un atributo exquisitamente humano puede traicionarnos

Mucho se ha dicho y discutido acerca de las características que distinguen al ser humano del resto de los animales. Desde el pulgar opuesto –gran responsable de nuestro desarrollo tecnológico- hasta el celo crónico en el cual se mantiene la hembra humana –única hembra en el reino animal que se dedica al sexo cuando procrear no está disponible-, las diferencias críticas y esenciales que nos hacen humanos y nos distancian del resto de las especies son todavía una fuente de debate. Aún así, casi todo podemos terminar adjudicándolo al cerebro, órgano único y exquisitamente distinguible de cualquier otro conocido. Quien se sienta atraído por el estudio de entidades complejas cuyo entendimiento se torna difícil, no tiene más que dedicarse a las neurociencias; el cerebro humano es el sistema más complejo conocido hasta hoy.

Por supuesto, resulta muy sencillo decir que una de las cualidades eminentemente humanas es el pensamiento y por consecuencia, el pensar puede trazar una línea divisoria bastante clara entre el hombre y otros animales. Aunque esta posición también presenta sus complicaciones. La primera de ellas es la misma definición de lo que es pensar. Ni que hablar cuando tomamos en consideración el hecho de que en muchas otras especies animales no humanas, también encontramos elementos muy similares a los del pensamiento humano. Por supuesto, nuestros parientes cercanos, los monos, encabezan la lista pero también se han hallado elementos de “pensamiento en sentido amplio” en perros, ratas, palomas, incluso sapos, pero no en lombrices ni moscas. De todos modos, es evidente, hay una diferencia abismal entre el pensamiento humano y el de cualquier otro ser vivo.

¿Por qué pensamos los seres humanos? No hay una única respuesta, hay muchas. Una de ellas destaca el rol favorecedor que el pensamiento tuvo y tiene en la adaptación a nuestro medio, aumentando nuestra capacidad de supervivencia y eficacia reproductiva. Se trata claramente de una línea evolutiva. Tal vez parezca lejana o ajena al trabajo del terapeuta cognitivo conductual, pero no es así.

El pensamiento es una forma de proceso mediacional simbólico, con él construimos una representación del mundo externo con la que luego podemos operar de manera más efectiva y práctica. Nuestra representación simbólica de la realidad nunca es tan compleja como su contraparte “objetiva”, sino que en el proceso de recrear simbólicamente nuestro entorno el cerebro realiza una gran cantidad de transformaciones de la información de las cuales nosotros no tenemos consciencia alguna. Y si bien en esto radica una gran ventaja, también se halla el germen de algunos problemas. Veámoslo más en detalle.

Algunos rasgos adaptativos pueden traicionarnos

El cerebro humano abrevia, organiza, agrupa, da sentido y coherencia al representar, en este proceso de transformaciones logra una imagen del mundo más clara y sencilla con la cual operar. Como es de esperar, el lenguaje juega en esto un papel central, aunque no exclusivo. Veamos un ejemplo: “Me encuentro en este momento escribiendo un artículo de psicología en mi computadora, sentado frente a una ventana desde la cual veo el parque de mi casa”. La frase anterior describe una acción sencilla, trasmite lo esencial de lo que estoy haciendo en este momento y otro ser humano de mi cultura podría entenderla perfectamente bien.

Pero justamente para lograr tal objetivo, mi cerebro ha realizado una serie de cómputos de los cuales yo no soy consciente, ello simplifica la descripción y la torna más manejable tanto para mí mismo como para quienes reciben este mensaje. Así, por ejemplo, desatiende totalmente a detalles acerca de cómo yo estoy sentado o los elementos que hay en mi parque. Entendemos que estoy frente a algún entorno con vegetación y espacio libre porque eso significa la palabra “parque”. Y aquí tenemos un ejemplo de las estrategias más comunes y más efectivas, “agrupar”, es decir, juntar en una sola representación todo un conjunto de elementos; luego sólo tengo que pensar o decir una única palabra para tenerlos todos en mente. En el ejemplo, la palabra “parque” significa que hay césped, árboles, plantas, seguramente insectos que no veo y muchos elementos más que no interesan a nadie. Pero no hace falta enumerarlos, todo queda contenido en un simple vocablo, “parque”.

No hace falta mencionar lo que la capacidad de “agrupar” ha permitido en el desarrollo humano particularmente cuando ella se combina con la creación de categorías abstractas y teóricas; como por ejemplo, “política”, “comunicación social”, “inconsciente”, “aprendizaje”. Estas palabras no son sólo agrupaciones de entes físicos tangibles sino que incluyen todo un conjunto de elementos a simple vista heterogéneos pero que terminan unidos por alguna lógica, razonamiento o el mismo conocimiento.

Entonces, recapitulemos. Los cerebros humanos poseen la capacidad de representar el mundo de manera simbólica y esto ha significado una ventaja en la adaptación al medio; los cerebros que mejor se han representado el mundo más chances han tenido de sobrevivir y dejar descendencia fértil; así esta cualidad se ve fuertemente favorecida por la selección natural. En otro artículo de esta revista, Terapias de sentido común, ya hemos defendido la idea de que el grado de adecuación empírica del pensamiento constituye una aspecto clave de los procesos mediacionales que puede incluso trazar una de las líneas divisorias entra la salud y la patología mental. El lector interesado puede remitirse al mismo para ampliar el tema. Nosotros tomaremos acá otro camino en la discusión.

Antes de continuar traigamos dos ideas. Primero, las leyes de la evolución no afirman que una característica determinada es adaptativa para todos los individuos y en todas las circunstancias sino que nos dicen que una determinada característica es adaptativa para la mayoría de los individuos en la mayoría de las circunstancias. Aplicado a nuestra discusión anterior, esto significa que en algunos casos, la capacidad de representar abreviadamente el mundo real puede darnos resultados no tan favorables. Segundo, cuando afirmamos que algún atributo humano ha sido favorecido por la evolución, siempre nos referimos más al ambiente arcaico que al actual. En efecto, la selección natural ha operado a lo largo de miles y miles de años en un ambiente muy diferente del que tenemos hoy los humanos modernos.

La estructura y el funcionamiento de nuestro organismo han sido moldeados por presiones ambientales más parecidas a las de una selva o un bosque que a las de una oficina o casa confortablemente calefaccionada. En otras palabras, nuestro diseño responde más a un ambiente como el de los humanos primitivos, donde existen peligros físicos de los cuales defenderse, donde la diferencia entre la vida y la muerte puede depender de unos escasos segundos que tardamos en reaccionar ante la presencia de un predador o en la velocidad con la que escapamos de él, donde el alimento escasea y requiere esfuerzo físico para ser obtenido. Este es el contexto de presiones ambientales que a lo largo de enormes períodos ha terminado por brindarnos el cerebro que hoy tenemos. Un cerebro que en unos escasos milenios transformó completamente su propio ambiente, salió de las cavernas y creó un mundo tecnológico mucho más confortable para sí mismo.

Pero los tiempos de la evolución cultural son mucho más cortos que los de la evolución biológica y la herencia persiste hoy en nosotros. En gran medida, nuestro cerebro sigue respondiendo a los estímulos de la vida moderna con rasgos que fueron seleccionados para adaptarse a un ambiente arcaico. En esta brecha entre la evolución biológica y la cultural, puede hallarse el origen de muchas de las patologías que hoy observamos.

Así entonces, la misma facultad de representación simbólica que tanto nos ha favorecido en nuestro desarrollo como especie puede en algunos casos volverse en nuestra contra. En términos psicológicos esto es la patología mental. En algunos casos, las construcciones simbólicas de la realidad que las personas efectúan conllevan sesgos y distorsiones que las hacen poco adecuadas. Esto trae aparejado dificultades para operar y ajustarse a los contextos reales por los que la persona transita. Existen muchos escenarios a través de los cuales los procesos mediacionales se pueden tornar desajustados y conducir a la patología psicológica. La ansiedad suele ser un suelo fértil donde germinan los desórdenes psicológicos, se trata de una de las funciones psicológicas más vulnerables a la patología y esto tiene su razón de ser.

Las investigaciones neurocientíficas han mostrado con claridad que nuestro cerebro reacciona fácilmente y en escasos milisegundos a estímulos amenazantes de los cuales muchas veces ni siquiera somos conscientes. Existen vías asociativas que no atraviesan la corteza pero que rápidamente activan los centros cerebrales del miedo y ponen en guardia al organismo para luchar o huir. Asimismo, se ha documentado que tendemos a reaccionar con ansiedad ante estímulos ambiguos probablemente amenazantes, y que sólo luego de una valoración más detallada, cuando estamos seguros de la ausencia de peligro, tendemos a desactivar los mecanismos defensivos.

Vale decir, nuestro cerebro posee una facilidad incrementada para detectar el peligro, para reaccionar con ansiedad y movilizar recursos ante la ambigüedad. ¿Por qué? Pues simplemente esto ha representado una ventaja evolutiva. Dado que los organismos con una reacción de miedo más rápida y lábil han tenido más chances de sobrevivir, esta característica ha sido favorecida por la selección natural . Pero como ya dijimos, nuestro ambiente se ha modificado, ya no somos predados por leones ni las serpientes se encuentran en nuestros hábitats. Sin embargo, ello no borra las marcas de la evolución.

Nuestro cerebro tiene una facilidad incrementada para detectar la amenaza y para interpretar la ambigüedad en su sentido amenazante. Esta tendencia natural puede a su vez verse intensificada por las experiencias de aprendizaje. El Trastorno de Ansiedad Generalizada (T.A.G.) es un buen ejemplo. En este cuadro, típicamente encontramos que las personas suelen padecer de un exceso de preocupación, vale decir, un pensamiento que anticipa exageradamente eventos negativos futuros que poseen muy baja o ninguna probabilidad de ocurrir o que, si ocurrieran, son de fácil solución.

Así, por ejemplo, si la persona que padece T.A.G. recibe una llamada de su jefe suele tener cogniciones tales como “me va a decir que trabajo mal” o “tiene algo malo para decirme”. Aunque la persona ha pasado varias veces por esta situación y sus interpretaciones se han mostrado equivocadas, no puede evitar volver a pensar de manera similar. Este es justamente un ejemplo de cómo los procesos mediacionales simbólicos pueden volverse desadaptativos. No es en sí misma la capacidad de representar, ni tampoco el hecho de que se represente algo negativo pues ello podría ser correcto.

En otras palabras, si esta persona tuviera la experiencia de que la mayoría de las veces que su jefe lo llama es para decirle alguna noticia negativa, entonces el anticiparse a esto ante un llamado suyo no es desadaptado, por el contrario la cognición negativa estaría en este caso representando bien lo que objetivamente pasa en el entorno laboral. Pero en este caso que nos ocupa no es así, la “realidad mediacional” no describe bien a su contraparte objetiva y este es el escenario que normalmente encontramos en personas que padecen este diagnóstico.

El T.A.G. también ilustra bien cómo, ante la ambigüedad, el cerebro tiende a efectuar interpretaciones negativas amenazantes por sobre las neutrales o positivas. Por ejemplo, el paciente con T.A.G. espera a su hijo que regresa de la facultad, pero éste último se retrasa; el paciente pensará muy probablemente “tuvo un accidente”, “le pasó algo malo y grave”. Vale decir, ante la ambigüedad de lo que representa una llegada tarde, el cerebro tenderá a seleccionar una de las peores explicaciones. Y nuevamente, solemos observar el mismo patrón que en el ejemplo anterior, esto es, el hijo del paciente ha llegado muchas veces tarde pero nunca debido a un accidente o suceso grave; no obstante ello, la persona con T.A.G. no puede evitar volver a pensar trágicamente. El ejemplo remarca no sólo que la representación de la situación no es adaptativa, también resalta la idea de que el cerebro preferencia las explicaciones amenazantes por sobre las neutrales en una situación de incertidumbre.

El rol del terapeuta

En el entorno de la Terapia Cognitivo Conductual, casi cualquier afección psicológica podría caracterizarse en alguna medida por el alejamiento que la representación simbólica del paciente tiene respecto de la realidad empírica. Cuanto mayor es la brecha entre una y otra, mayor será el grado de patología y por consecuencia, el trabajo terapéutico consistirá en acortar la distancia, esto es, en ayudar al paciente a que su realidad mediacional describa más adecuadamente a su entorno real.

Técnicamente hablando, este es el marco de trabajo propuesto por Aaron Beck con el nombre de “empirismo colaborador”. Como ya sabemos, se apunta a la modificación de los pensamientos y creencias del paciente siguiendo un criterio empírico: un pensamiento será tomado como válido si existe evidencia favorable al mismo. No obstante, el trabajo terapéutico no termina ahí.

Si el paciente padece un desorden psicológico debido en parte a la formación de pensamientos y creencias distorsionadas, parece lógico no sólo ocuparse de modificar a estos últimos sino también enseñar al paciente a que lo haga por sí mismo. Este derrotero técnico aborda un problema de meta-aprendizaje, vale decir, del aprender a aprender. Si la persona ha formado una representación del mundo tan distorsionada que dio lugar a una patología psicológica, han de existir fallas en la manera en la cual la persona aprende de la experiencia.

La forma en que aprovechamos la retroalimentación que nos da la experiencia, el modo en que extraemos conclusiones y aprendemos de los hechos de la vida cotidiana puede mostrar fallas y distorsiones. Por lo tanto, es una de las metas de la Terapia Cognitivo Conductual que el paciente no sólo modifique su representación simbólica del mundo sino que aprenda a realizar por sí mismo las transformaciones de la información necesarias para mantener a largo plazo una realidad mediacional adaptativa. Este es tal vez, uno de los máximos objetivos a los cuales aspiramos.

Conclusión y síntesis

La capacidad de formar representaciones simbólicas del mundo constituye una característica adaptativa fuertemente favorecida por la evolución. No obstante, en algunos casos ella puede tornarse patológica porque el modelo mediacional de nuestra realidad no se ajusta adecuadamente a su contraparte objetiva. Sumado a esto, la brecha existente entre la evolución cultural y la evolución biológica podría dar lugar a que muchas de nuestras reacciones arcaicas no sean adecuadas a las necesidades de nuestra vida moderna. Ambos factores colaborarían en la formación de la patología psicológica.

La Terapia Cognitivo Conductual constituiría un intento por ayudar a las personas con desórdenes psicológicos a ajustar su realidad mediacional más cercanamente al contexto objetivo pero también a que aprendan a realizar este proceso de adecuación por sí mismos. Se trata de un meta-aprendizaje que podemos sintetizar como “aprender a aprender”.

Fuente: Revista de Terapia Cognitivo Conductual (Lic. José Dahab, Lic. Carmela Rivadeneira y Lic. Ariel Minici) – http://cetecic.com.ar/revista/por-que-pensamos/

 
 

Un Chip que podría activar los procesos de la memoria

Científicos descifran mecanismos para no olvidar enfocados a enfermedades como el Alzheimer o la depresión
 
La máxima aspiración es desarrollar un «chip» que pueda ser implantado a personas con enfermedades degenerativas y que active los procesos de la memoria

Con la ayuda de ordenadores, un grupo de científicos argentinos han descifrado mecanismos asociados al olvido que pueden servir para desarrollar tratamientos contra la depresión y enfermedades degenerativas como el mal de Alzheimer, explicó hoy a Efe uno de los responsables del estudio. Los investigadores del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires desarrollaron un simulador del hipocampo, región del cerebro capaz de recordar situaciones, a través de un modelo matemático realizado en el ordenador. La máxima aspiración es desarrollar una tecnología que ayude a crear un “chip” que pueda ser implantado a personas con enfermedades como el mal de Alzheimer y que active los procesos de la memoria, declaró el doctor Pablo Argibay, a cargo del estudio iniciado hace seis años junto a la bioingeniera Victoria Weisz.

 
”Se trataría de un chip que potencialmente pueda hacer las funciones del hipocampo. Es una tecnología que aún no está disponible, pero que podría ayudar a las personas con enfermedades degenerativas”, señaló el investigador, también perteneciente al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Los científicos detectaron que cuando el hipocampo genera nuevas neuronas, las memorias adquiridas más recientemente son mejor retenidas y recordadas, mientras que las memorias más antiguas comienzan a ser difíciles de rememorar, debido a “interferencias” producidas por las flamantes neuronas. Para eso, los expertos desarrollaron “un montón de fórmulas” que explican el funcionamiento del cerebro y simulan el accionar del hipocampo, apuntó Argibay, del Laboratorio de Aprendizaje Biológico y Artificial del hospital.

”Hay pocas zonas del cerebro que generan nuevas neuronas. Las neuronas creadas en el hipocampo ayudan a aceptar la novedad, es decir, queda muy grabado un recuerdo nuevo. Las personas que tienen ese proceso deteriorado tienen recuerdos muy viejos pero se pierden con lo nuevo”, señaló.

Este descubrimiento, explicó el científico, puede servir también para las personas con depresión, a quienes se suele administrar fármacos que “ayudan a crear nuevas neuronas, las cuales permiten retener nuevas memorias y, de ese modo, desplazar las viejas memorias que son traumáticas”.

”El hecho de conocer el funcionamiento del hipocampo mediante el simulador alienta a desarrollar teorías acerca de cómo podría producirse el olvido y cómo podríamos intervenir sobre el fenómeno”, puntualizó.

El hipocampo, llamado así por su forma similar a un caballito de mar, está asociado a la denominada memoria episódica, que permite recordar un evento a partir de alguno de sus componentes, es decir, cuando a partir de una imagen es posible recordar una situación vivida.
 
La investigación se basó en la neurogénesis, descubierta en la década de 1980 por el científico argentino Fernando Nottebohm, quien contradijo la hipótesis aceptada durante décadas de que no podían crearse nuevas neuronas en el cerebro adulto. ”Si algunas demencias se produjeran como consecuencia de la pérdida de generación de neuronas, podríamos recuperar esa capacidad con una terapia basada en células madre o sustancias para que el fenómeno se produzca”, dijo el responsable de la investigación, que será publicada en la revista “Cognition”. Por lo pronto, en el laboratorio del instituto universitario arman por estos días un robot con la capacidad de simular la función del hipocampo, lo que puede abrir paso a nuevos descubrimientos para no olvidar.

Fuente: http://alzheimeruniversal.blogspot.com/2012/08/un-chip-que-podria-activar-los-procesos.html#ixzz25Ohsy6xk

 

 
 

Bancos que luchan contra el olvido

El cerebro es un órgano complejo. En sus neuronas, conexiones y pliegues se esconde lo que sabemos, nuestras capacidades intelectuales, los recuerdos y, en definitiva, buena parte de lo que somos. Y también representa uno de los mayores retos de la comunidad científica. A día de hoy, muy poco se conoce de las partes que intervienen en muchas de las decisiones que tomamos o de aquello que aprendemos; y menos aún de los mecanismos que nos llevan a olvidar y distorsionar los recuerdos. Por ello, algunas iniciativas como los bancos de cerebros buscan soluciones a través de la investigación.

«Sólo sabemos algunas características, pero no cómo se producen y por qué, es todo un reto, por eso, poder contar con material real de nuestro objeto de estudio nos ayuda a analizar y comprender mejor el proceso degenerativo», explica la doctora María Llorens-Martín, investigadora del departamento de Neurobiología Molecular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Para eso existen los bancos de tejidos neuronales. Aunque los investigadores llevan años trabajando con ‘copias’ de estas patologías en animales, todos ellos reclaman el objeto principal de su estudio, ese laberinto que es el cerebro humano, lugar privilegiado donde buscar la respuesta a estas enfermedades. «Afortunadamente la gente está concienciada de la importancia de la donación para salvar vidas, de ahí que nuestro país sea líder; pero, ¿cuántos saben que también sirven para mejorar la calidad de la vida?», se pregunta el doctor Alberto Rábano Gutiérrez, director del Banco de Tejidos del Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) de Vallecas (Madrid).

Su trabajo, como uno de los creadores de esta institución, consiste en facilitar tanto a los propios investigadores del centro como a otros externos, nacionales e internacionales, cerebros suficientes para desentrañar los mecanismos que generan las enfermedades neurodegenerativas; y con ello llegar al futuro y deseado tratamiento.

Donaciones poco conocidas

Los ‘bancos de cerebros’, como el que se localiza en el madrileño distrito de Vallecas, conservan tejidos cerebrales post-mortem con los que, de acuerdo con el propio paciente o sus familiares, se puede investigar en la cura de patologías como el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o la enfermedad de Huntington.

«La ciencia busca el final del túnel de las demencias a través de ratones genéticamente modificados que puedan responder como si fueran humanos, pero la necesidad de saber a qué áreas afecta, cómo y por qué surgen este tipo de patologías en el cerebro humano es el origen de este tipo de bancos», señala el doctor Rábano. «El diagnóstico definitivo de patologías como el Alzheimer sólo es posible mediante el estudio cerebral post-mortem, y para ello es necesario la donación del cerebro, tanto sanos como enfermos, algo que todavía no forma parte del imaginario colectivo, aunque se va avanzando poco a poco».

Así, el Banco de Tejidos del Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas de Madrid cuenta actualmente con 167 cerebros procedentes de los donantes registrados en el banco desde 2007, de los que 57 fueron donados el pasado año, lo que representa un incremento de un 30% respecto a 2010. «Además, estamos en contacto habitual con 344 donantes, de los que el 79% son madrileños», explica Rábano.

«En lo que llevamos de año observamos que el incremento se mantiene de forma sostenida, lo que nos permite ser optimistas», explica el doctor Rábano que, aun así, se muestra algo decepcionado con la falta de cerebros de personas afectadas por el Parkinson, así como de donantes sanos. «Este banco se encuentra en el Centro de Alzheimer de la Fundación Reina Sofía, que entre sus cometidos, funciona también como residencia para personas con Alzheimer. Muchos de los pacientes en estados tempranos o sus familiares saben de la importancia de la investigación por lo que, además de gente de fuera que quiere donar, buena parte de nuestros donantes son residentes», comenta este especialista.

«El problema es que encontramos una carencia importante en cerebros con Parkinson, algo extraño teniendo en cuenta que es la segunda patología neurodegenerativa con mayor prevalencia tras el Alzheimer. Y lo mismo pasa con los tejidos sanos, necesarios para descubrir las diferencias entre unos y otros», indica.

Una necesidad en aumento

Para muchos especialistas, la importancia de estos bancos resulta vital en sus investigaciones. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente hay cerca de 35,6 millones de personas que padecen demencia, una cifra que se duplicará en 2030, mientras que para 2050 se prevé que la cifra se triplique y llegue a 115,4 millones.

Además «es la enfermedad crónica que mayor dependencia genera y también una de las que más gasto produce», relata la doctora Ascensión Zea Sevilla, miembro de la Unidad de Investigación Proyecto Alzheimer de la Fundación CIEN. «Lo mucho o poco que sabemos ahora sobre estas enfermedades ha pasado por el estudio de cerebros post-mortem y se necesita investigar todavía más para llegar a tratamientos efectivos. De ahí su importancia», señala el doctor Rábano.

Sin embargo, y a diferencia del resto de órganos, «muchas personas no conocen este tipo de bancos, otros tienen dudas sobre la compatibilidad de donar diferentes partes de su cuerpo (algo que ya es totalmente compatible) y, lo que algunas veces es más grave, muchos médicos desaprueban este tipo de donación», indica este especialista.

«Esto hace que todavía estemos lejos de alcanzar el número de donaciones que se realizan en países como Reino Unido, que cuenta con 15 bancos de cerebros, o en los países del norte de Europa», comenta. Aun así, además de ayudar a poner en marcha los bancos de Murcia y Salamanca, hay proyectos para abrir otro en Córdoba. «La idea es cubrir las necesidades de todo el territorio porque sabemos que gente de Canarias que ha muerto quería donar su cerebro y por no acudir a tiempo lo perdimos, estas cosas son las que queremos evitar», añade.

«Otro objetivo es conservar adecuadamente estos tejidos para que se puedan utilizar durante muchos años. Son la base de la investigación y de un posible tratamiento, pero cuantos más podamos conseguir, antes se impedirá que desaparezcan los recuerdos de tanta gente», finaliza Rábano.

Fuente: El Mundo – http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/07/06/neurociencia/1341595062.html

 

 
 

Descubierta la primera mutación que protege del alzhéimer

Un equipo internacional de científicos ha identificado una alteración genética que reduce la acumulación de proteína amiloide en forma de placas en el cerebro, una de las causas del deterioro cognitivo. Según los autores, los resultados pueden mejorar los tratamientos de prevención del alzhéimer y además demuestran que esta enfermedad y la demencia senil se originan por los mismos mecanismos bioquímicos.
Más de un 5% de la población mundial mayor de 60 años tiene demencia senil. Además, después de los 65 años la prevalencia del alzhéimer se duplica cada cinco años, por lo que, en la actualidad, unos 25 millones de personas están afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa en el mundo.
Esta semana la revista Nature publica los resultados de una investigación en la que un equipo internacional de científicos ha descubierto una mutación que protege de ambos tipos de demencia y que podría representar una nueva diana para mejorar los tratamientos de prevención del alzhéimer, según los investigadores. «Es la primera vez que se detecta una alteración genética relacionada con el alzhéimer y además con una función protectora», explica a SINC Kari Stefansson, investigador de la compañía farmacéutica deCODE Genetics, con sede en Islandia y coordinadora del estudio.

Proteína

El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que ataca el cerebro y causa limitaciones de la memoria, el razonamiento y el comportamiento. Una de sus causas más conocidas es la acumulación en forma de placas de una proteína llamada β-amiloide. El equipo de Stefansson analizó el genoma de 1.795 personas en busca de alteraciones del gen que codifica para esta proteína: la precursora β-amiloide (APP, por sus siglas en inglés).
Los investigadores descubrieron que existe una mutación en el gen APP que confiere resistencia a la aparición del alzhéimer. En experimentos in vitro, los científicos observaron que esta alteración genética reducía en un 40% la formación de las placas. También vieron que las personas de entre 80 y 100 años sin alzhéimer incluidas en el estudio y que eran portadoras de esta mutación tenían funciones cognitivas en mejor estado que las que no tenían esta alteración genética. Por lo que los autores deducen que «alzhéimer y demencia senil pueden tener los mismos mecanismos bioquímicos».
Detener la enfermedad
El gen APP codifica para la proteína APP que es convertida por un par de enzimas en la β-amiloide, que a su vez forma placas y es una de las causas del deterioro cognitivo. Los científicos opinan que una de las posibles estrategias para detener el alzhéimer sería alterar las enzimas que transforman la APP en β-amiloide y que esta podría ser una manera de detener la enfermedad. Una de estos enzimas se identificó hace más de una década y es el BACE1. «Estos resultados demuestran que si logramos que BACE1 sea menos efectivo podremos proteger al paciente de la aparición del alzhéimer», concluye Stefansson.

Fuente: ABC – http://www.abc.es/salud/noticias/descubierta-primera-mutacion-protege-alzheimer-12685.html

 
 

EE UU aprueba un reactivo para diagnosticar alzhéimer precozmente

EE UU aprueba un reactivo para diagnosticar alzhéimer precozmente

El producto se adhiere a las placas de proteína que aparecen con la enfermedad

El diagnóstico precoz del alzhéimer está más cerca. La Agencia del Medicamento de EE UU (FDA) ha aprobado un reactivo que puede ayudar a identificar la enfermedad en sus primeras fases. Se trata de un contraste para utilizar junto a técnicas de imagen, ya que lo que hace es que marca una proteína típica de esta enfermedad neurodegenerativa.

En concreto, el producto, llamado flobetapir, es radiactivo, y está diseñado para unirse a las proteínas beta-amiloides características de la enfermedad, que sería visible mediante PET (tomografía por emisión de positrones). Estas proteínas forman placas en las personas con alzhéimer, por lo que su detección puede servir para ver si empiezan a acumularse, y su evolución.

Actualmente no hay una prueba que permita diagnosticar el alzhéimer por sus características físicas. Para indicarlo, se utilizan más bien parámetros de conducta. Si se quiere tener una certeza del 100%, hay que mirar dentro del cerebro mediante una necropsia (y, por tanto, después del fallecimiento).

La causa del alzhéimer no se conoce, pero sí que están muy identificadas dos proteínas asociadas: las beta-amiloides y las tau, que en ambos casos tienden a acumularse en el cerebro (unas fuera de las neuronas y otras fuera, respectivamente), aunque todavía ni siquiera está claro si son causa o efecto de la enfermedad. Hay pruebas en ensayo como medir estas proteínas en el líquido cefalorraquídeo, pero todavía no son concluyentes.

La FDA advierte que esta nueva técnica puede servir para identificar el alzhéimer y otras formas de deterioro cognitivo, pero que no es un diagnóstico 100% fiable. Otras personas sanas también pueden dar positivo, y hay otras formas de deterioro que también presentan acumulación de placas.

La sustancia la fabrica una empresa de Filadelfia, Avid Radiopharmaceuticals. Entre sus reacciones adversas están dolor de cabeza, dolores musculoesqueléticos, fatigas y náusea. Además, hay que tener en cuenta las complicaciones asociadas al manejo de productos radiactivos.

Se calcula que solo en España hay unas 800.000 personas con alzhéimer. El diagnóstico precoz se considera clave para frenar la evolución de la enfermedad, sobre todo porque la patología, de momento, no tiene cura.

Fuente: El Pais (Emilio de Benito) – http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/04/17/actualidad/1334665729_015269.html

 

 
 
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