Como decir NO y no morir en el intento.

Son muchas las tareas que tenemos pendientes en el marco de la comunicación interpersonal, pero quizá una de las más complicadas y que  adquiere gran importancia en el ámbito profesional  (y personal) sea el de la puesta en práctica de la asertividad.

El concepto de asertividad se emplea en referencia a una estrategia comunicativa que se ubica como intermedia de dos conductas opuestas: la pasividad y la agresividad.

La persona asertiva logra establecer un vínculo comunicativo sin agredir a su interlocutor/a, pero tampoco sin quedar sometida a su voluntad. Por lo tanto, puede comunicar sus pensamientos e intenciones y defender sus intereses de una manera adecuada.

Cuando una persona logra desarrollar la asertividad, refuerza su imagen positiva a nivel social, mejora la confianza en sus habilidades expresivas, obtiene una mayor satisfacción emocional y logra alcanzar las metas que se propone desde la comunicación.

Antes de darte algunas claves que puedan ayudarte a mejorar tu nivel de asertividad, definiremos primero los tres estilos comunicativos en los que nos movemos las personas normalmente.

  • Estilo pasivo: Es en general el de la persona que posee un estilo de comunicación inhibido, vive preocupada por  satisfacer a los demás y es incapaz de pensar en la posibilidad de enfrentarse a alguien en cualquier sentido. No se respetan a sí mismos y habitualmente anteponen los deseos y opiniones de los demás a los suyos propios. Además, presentan un miedo irracional, casi fóbico, a la posibilidad de ofender a los demás y ser rechazado. En ocasiones, es el miedo lo que se confunde con una apariencia de respeto.
  • Estilo agresivo: Al contrario que la persona que presenta un estilo de comunicación inhibido, la persona con un estilo de comunicación agresivo se caracteriza porque no sólo se preocupa por defender a cualquier precio sus derechos, sino porque su forma de defenderlos lleva aparejada la falta de respeto hacia los derechos de los demás. El estilo de comunicación agresivo conlleva, como característica general, el hecho de que implica agresión, desprecio y dominio hacia los demás.
  • Estilo asertivo: La persona con un estilo de comunicación asertivo, bien porque conoce sus características y las utiliza conscientemente o porque lo ha aprendido sin saberlo, es capaz de expresar sus sentimientos, ideas y opiniones, haciéndolo de forma que aún defendiendo sus propios derechos, se respeten de forma escrupulosa los derechos de los demás. Cuando hace esto, hace que los demás se expresen libremente.

Para poner en práctica nuestra asertividad, lo primero es:

1. Analiza tu estilo de comunicación. ¿Sueles expresar tus opiniones o te quedas callado/a? Debes analizar tu comportamiento antes de realizar cambios. Para ello te dejamos el siguiente ejercicio: te proponemos que realices un registro de acontecimientos, para que ante todo, tomes conciencia de cuál es tu estilo y puedas dar los pasos necesarios para modificarlo.

Anota  el tipo de pensamientos que los acontecimientos importante te suscitan.

No han de ser exactos, es suficiente con que describan más o menos la tendencia de tus pensamientos. Escribe la emoción que experimentas:  puede ser ansiedad, miedo, estrés, angustia, tristeza, rabia… Anota también la intensidad de esa emoción dándole un valor de 0 (nada) a 100 (muy intensa). A continuación observa un ejemplo de cómo se anota en la libreta.

Ejemplo asertividad2. Detección de pensamientos racionales e irracionales (o distorsionados). Para ello nos basamos en la teoría de las creencias irracionales de Albert Ellis (1977). De las 11 creencias irracionales, señalamos las tres básicas y comunes a todos/as.

Asertividad2

3. Modifica tu expresión verbal: habla  en primera persona. Utiliza en primera persona términos que expresen tus propias ideas, opiniones, emociones y sentimientos, tales como “pienso”, “siento” o “quiero”  Al utilizar el “yo” en tu diálogo, podrás emitir lo que estás pensando sin culpar a los demás. Por ejemplo, utiliza “yo no estoy de acuerdo” en lugar de la frase “Estás equivocado”. También es importante que emplees términos que implican colaboración para conseguir algo; del tipo“hagamos”, o bien preguntas encaminadas a la participación de los demás para conseguir la solución de problemas, tales como “¿cómo podemos resolver esto?”, “¿qué piensas?”, “¿qué te parece?”

4. Ensaya tu discurso  y visualiza. Si para ti es difícil expresar tus pensamientos, trata de practicar o de visualizarte en escenarios parecidos y trata de encontrar solución. Emítelo en voz alta o escríbelo en algún diario.

5. Utiliza el lenguaje corporal. Actúa con confianza. Mantén una postura erguida y haz contacto visual constantemente. Trata de tener una expresión facial neutral o positiva en todo momento.

6. Controla tus emociones. Si sientes que tus sentimientos se pueden apoderar de tus decisiones, espera unos segundos para calmarte contando hasta 10  y expresar tus pensamientos de una forma coherente y tranquila. Respira profundamente y emite una voz tranquila y firme.

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Fuente: Marta Bravo Rojo – Taispd.com

Los niños y niñas introvertidos

La introversión

La introversión es una de las dimensiones que, en combinación con otras, constituye los perfiles de personalidad. La introversión es, por lo tanto, un rasgo de la personalidad, que se caracteriza por una actitud centrada en los propios procesos internos. Las personas introvertidas,se centran en sus pensamientos y emociones, en su mundo interior. En el extremo contrario se situaría la extroversión, actitud que se centra en el objeto externo, se interesan por su entorno y el mundo que les rodea.

Los introvertidos son introspectivos y tienen poco interés por socializarse. Escogen sus relaciones, no les gusta estar rodeados de gente o ser el centro de atención. A menudo se confunde el término introversión con timidez, y aunque ambos están relacionados no son lo mismo. La timidez es la actitud que surge del temor a la interacción con los demás, la introversión no tiene por qué ir acompañada de ese miedo.

 Enseñar a los niños/as introvertidos

Los niños y niñas introvertidos se desarrollan en proyectos individuales y creativos, suelen sacar su mundo interior. Enseñar a los niños/as introvertidos puede convertirse en un reto, el ambiente educativo, está orientado a grandes grupos y actividades de participación. Los introvertidos suelen sentirse incomodos cuando tienen que participar activamente, ellos prefieren el mundo interior antes que la interacción.

Es labor de los educadores conocer y comprender sus características, para integrar actividades y procesos de aprendizaje adecuados a ellos y al mismo tiempo animarles a sentirse más cómodos en la interacción.

El estilo de aprendizaje de los niños/as introvertidos

El estilo de aprendizaje de los niños/as introvertidos presenta las siguientes características sobre las que se basa:

  • El esfuerzo independiente.
  • La reflexión solitaria.
  • Tendencia a pensar antes de actuar.

10 Consejos para favorecer el proceso de aprendizaje de un niño/a introvertido

  1. Los niños/as introvertidos aprenden con la reflexión. Diseña actividades para ellos en este sentido, permitiendo que desarrollen técnicas para la reflexión, como la repetición, lectura, esquemas, escritura creativa, etc…
  2. Déjales momentos de descanso que favorezcan la reflexión y les permitan elaborar y ordenar su pensamiento.
  3. Los mapas conceptuales y esquemas de contenidos son una buena opción para favorecer su modo de aprender. Les facilita realizar conexiones y dar sentido a los conceptos.
  4. Permite que los niños y niñas introvertidos puedan expresarse en un escenario cómodo para ellos. Puede que la participación oral para ellos sea estresante, es importante permitirles otras formas de expresión individual y creativa, como: expresión escrita, visual, dibujos, collages, etc.
  5. Fomenta su participación y ayudarles a sentirse más cómodos en este sentido. Prueba a hacerlo en pequeños grupos, una buena estrategia es hacer parejas de trabajo o grupos reducidos, y después compartirlo con el grupo completo. El niño/a introvertido se sentirá más cómodo en un grupo reducido y compartiendo al grupo grande con el respaldo de un compañero.
  6. Si preguntas al grupo, deja tiempo de reflexión individual antes de pedir la respuesta. De este modo el introvertido tendrá tiempo para la reflexión solitaria.
  7. No le etiquetes como tímido, callado, vergonzoso, etc. Al etiquetarlo asimila esa información en su autoconcepto y reforzamos los comportamientos aislados, pudiendo además fomentar la timidez.
  8. Habla con ellos, deja que expresen sus sentimientos y sensaciones antes las interacciones sociales. Y muéstrales modos de comunicarse y abrirse al grupo.
  9. No le sobreprotejas y dale la oportunidad de hablar por sí mismo y desenvolverse en situaciones sociales.
  10. Respeta su forma de ser y recuérdale sus cualidades positivas.

 

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Fuente: Celia Rodríguez Ruiz – Educa y aprende.com 

Problemas de Comunicación en la Pareja

Todas son quejas en las terapias de pareja

Cuando dos personas se eligen libremente para convivir, después de haberse conocido durante un tiempo, tienen que saber que el otro, durante la etapa idílica puede no haberse mostrado tal cual es.

Porque todas las parejas tienden a mostrar su máscara social cuando recien se conocen y se han condicionado tanto a utilizar esa imagen, que hasta que ellos mismos creen en ella, olvidándose de quienes realmente son.

Para comenzar una vida juntos, sin lastres que impidan una armoniosa convivencia, es importante mostrarse como uno es y saber qué espera el otro de uno mismo. Por lo tanto, es necesario mantener una fluida comunicación, tener plena confianza uno en el otro y poder hablar de cualquier cosa sin inhibiciones.

No es necesario decirse todo, porque nos quedaríamos vacíos, ya que siempre existe una parte verdaderamente íntima que no se puede traducir en palabras y que debe permanecer en nuestra interioridad, intacta.

Hay que conservar ese misterio insondable de nuestras propias aspiraciones genuinas para ir revelándolo de a poco con los hechos y continuar sorprendiendo toda la vida. Porque los hechos valen mucho más que las palabras.

Una pareja se da cuenta de inmediato cuándo hay una dificultad en la relación. Sin esperar que las cosas se compliquen y pasen a mayores hay que detenerse y mantener una conversación sincera y honesta sobre el problema.

Las peores cosas puedes ser dichas en buenos términos, sin necesidad de escenas violentas ni malos tratos.

No es aconsejable acumular para después explotar y provocar con ese estallido una situación difícil de manejar.

Las ofensas hay que perdonarlas pero nunca hay que olvidarlas, porque pueden resultar útiles a la hora de pasar facturas.

La negociación es la base de la comunicación y es la forma más moderna y eficaz de enfrentar los problemas y resolverlos.

La comunicación no es una línea recta sino un círculo de ida y vuelta. Todo lo que diga el integrante de una pareja generará en el otro una respuesta interna generalmente contaminada con experiencias del pasado, que provocará una reacción encadenada a esos sucesos que nada tienen que ver con el tema en cuestión.

Puede ocurrir que la comunicación no logre su cometido y que se malinterprete su significado, por eso es necesario ser claro y preciso y acompañar con los gestos adecuados lo que se está diciendo; porque muchas veces estos gestos contradicen el mensaje hablado.

Cuando dos personas están en armonía la comunicación fluye naturalmente y más cerca estará de lograr correspondencia.

Esa armonía se logra manteniendo ambos el mismo lenguaje y tono al hablar, aunque no estén de acuerdo. Porque el punto que no hay que perder de vista en toda discusión es el objetivo de la misma, sin obstinarse en querer tener la razón, que no conduce a nada.

Si el otro levanta la voz, lo mejor es responder en el tono más bajo posible, ya que esto permite detener la espiral y provocar en el otro una disminución de su cólera.

Llevarse bien con el otro exige apreciar sus propios valores aunque no se compartan.

Cuanto más nos centramos en nuestros propios pensamientos y convicciones menos conscientes estaremos de los pensamientos y convicciones de los demás.

El secreto de la buena comunicación no es tanto lo que se dice sino cómo se dice, hablando en los mismos términos y expresando las ideas en la misma forma en que el otro piensa de ellas.

Teniendo en cuenta que todas las personas son diferentes y que cada uno ve el mundo de una manera distinta es un verdadero milagro que una pareja logre entenderse. Sin embargo, no es imposible y algunas parejas pueden hacerlo.

Si eso es posible, entonces todos los demás, si quieren, también pueden.

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Fuente: Psicología y el ser

Dar y recibir cumplidos

Un cumplido sincero, dicho con satisfacción, puede proporcionar tanto placer al receptor que realmente es una lástima que a la mayoría de las personas le cueste tanto hacer algo tan sencillo. Adquiera la costumbre de hacer cumplidos, no los reserve para ocasiones especiales. 

Tanto si felicita a un compañero por el buen trabajo que ha hecho como si le dice a su hija que le encanta el dibujo que ha traído de la escuela, estará fomentando felicidad y sentido de realización en la vida de la otra persona. La energía positiva que se desprende del sentido de realización puede impulsar a una persona a llevar a cabo cosas aún más importantes en el futuro.

Volviendo de nuevo a la primera sección y al modo en que la educación y las circunstancias imbuyen en muchas personas el sentimiento de que son unas fracasadas, al ayudar a los demás a considerarse importantes puede propiciar la ruptura de un molde negativo que ha impedido el progreso de esa persona durante años. Y todo por un cumplido sincero.

Por supuesto, es importante que los cumplidos sean sinceros. El receptor pronto se dará cuenta si el halago es falso y dudará de su sinceridad (y por con siguiente perderá la confianza en usted), o pensará que va con segundas intenciones.

Si va a hacer cumplidos a otras personas también ha de aprender a aceptarlos. Muchas personas tienden a menospreciarse, a sentirse «indignas». ¿Cuántas veces ha oído a alguien responder a un cumplido con un comentario desvalorizador?


«Hoy te queda muy bien el pelo.»

«Oh, no, me queda fatal.»

Lo único que hace falta es un sencillo «gracias» y una sonrisa; así, tanto el que dice el cumplido como el que lo recibe estarán satisfechos.

Pueden ser cambios en su aspecto, conducta, rutina, metas o ideas. Las circunstancias, las opiniones ajenas y a veces los medios de comunicación han contribuido a nuestras ideas preconcebidas respecto a quienes nos rodean. 

Que un joven vista con cuero y botas de militar no significa que sea un posible delincuente, del mismo modo que una viejecita de cabellos plateados no tiene por qué ser dulce y agradable; no obstante, la costumbre de encasillar a las personas puede llevarnos a juzgar a la gente según su aspecto físico.

Si pretende convertirse en una persona asertiva, debe ponerse la meta de cambiar algunos aspectos de su carácter o de su vida. Puede cambiar su forma de vestir, ir a la escuela nocturna o cambiar su conducta en determinadas situaciones. Empiece ahora y elija algún aspecto de su vida que desee cambiar. Refuerce su compromiso escribiendo los detalles del cambio que está proyectando:

. ¿Qué cambio intento hacer?

. ¿Con qué problemas me voy a encontrar?

. ¿Cuáles serán los beneficios?

. ¿Cuándo voy a empezar?


LA COMUNICACIÓN

La persona asertiva es buena comunicadora, (que reconoce la importancia de la opinión ajena, sabe escuchar). Esto implica comprender no sólo lo que se dice, sino también la comunicación no verbal (lenguaje corporal). Tiene la capacidad de iniciar y mantener una conversación con calma y diciendo lo que verdaderamente siente.

Dado que la comunicación es tan primordial, es importante darse cuenta de que las «conversaciones insignificantes» también tienen su importancia. No hemos de estar siempre hablando de temas trascendentales. 

Las charlas triviales sobre el tiempo, las vacaciones o los niños son una forma de crear un vínculo con los demás. Las personas que no se pueden comunicar a este nivel sólo pueden «hablar a» en lugar de «hablar con». Puesto que a nadie le gusta que siempre le estén sermoneando, es fácil que se genere resentimiento en el receptor.



LA NEGOCIACIÓN

La capacidad de negociar es una de las características esenciales de la persona asertiva. Si el mundo fuera perfecto y todos fuéramos asertivos, la negociación y el compromiso serían mucho más frecuentes.

A fin de poder negociar en cualquier situación, es importante comprender a la otra persona. Al fin y al cabo tiene tanto derecho a tener su opinión como usted. Si tiene alguna indicación clara de sus sentimientos, demuéstrele que es consciente de ellos. Puede decir algo como: «Ya veo que eso te preocupa» o «Comprendo tu punto de vista». Si no está seguro de cómo se siente o de cuál es su postura, no tema pedir una explicación.

Pase lo que pase, incluso si la persona pierde los nervios o se emociona demasiado, conserve la calma. Si se da cuenta de que usted se está poniendo tenso, concéntrese en relajar los músculos, especialmente los de los hombros y las mandíbulas, que es donde más rápidamente se acumula la tensión. Respire profunda y rítmicamente, esto le ayudará a mantener el control.

Si va a negociar, tendrá que hacerlo desde una posición de fuerza, así que asegúrese de disponer de cualquier prueba que sea necesaria para respaldar su punto de vista. No permita acusaciones u opiniones superfluas sobre el tema que se está tratando duran te la conversación. Si la otra persona se va por las ramas, hágala volver al tema con educación pero con firmeza.

Es posible que llegue a un punto en el que considere oportuno proponer un compromiso. Esto nada tiene que ver con rendirse o ser pasivo. No vale la pena ser testarudo si no hay una buena razón para ello, y probablemente descubrirá que llegar a una solución satisfactoria para ambas partes era más sencillo de lo que pensaba, sin que sienta que se ha visto obligado a dar su brazo a torcer.

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Fuente: Elia Bernabeu – Centro de Psicología Elia Bernabeu

Educar las emociones para la salud

Para conseguir una comunicación interpersonal adecuada, sobre todo en la relación médico-paciente, hay que sentir empatía y saber escuchar, preguntar, resumir y reforzar los mensajes

La comunicación interpersonal parece hoy subyugada a los avances tecnológicos de última generación. No obstante, los expertos advierten que saber expresarse y dialogar eficazmente con los demás es todavía más difícil que conocer todas las prestaciones de un teléfono móvil o un ordenador. Educar en este sentido no sólo mejora la relación entre profesionales de la salud y pacientes, sino que favorece que se cumpla el tratamiento prescrito. La clave está en el manejo de los componentes emocionales del malestar. 

Tanto en casa como en la oficina, muchos españoles se saben abrumados por el peso creciente de la tecnología punta en todo el ámbito de la comunicación. Sin embargo, para José Luis Bimbela, psicólogo adscrito a la Escuela Andaluza de Salud Pública (ESCA) y autor del libro «Gimnasia emocional», es más difícil y mucho más complejo comunicarse con otras personas que manejar cualquier tecnología, ya que requiere un importante aprendizaje y entrenamiento a los que se dedica muy poco tiempo. 

Bimbela tomó parte el pasado junio en el VIII Congreso de la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica, celebrado en Zaragoza, y abordó ante los profesionales de la medicina la necesidad de conjugar los avances tecnológicos con la comunicación directa con el paciente. 


Combatir la duda 

«Saber transmitir las ventajas que ofrecen las nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento, por ejemplo, crea una emoción positiva en el paciente y hace que aumente su confianza». En opinión del experto, el profesional sanitario no debe escudarse detrás de una tecnología inaccesible, sino utilizarla en beneficio del paciente a quien, en definitiva, sirve. Éste, a su vez, ve aliviados muchos de sus temores o ansiedades con una breve explicación tranquilizadora sobre en qué consiste cada prueba, qué pasos se siguen y qué utilidad aportan al diagnóstico o tratamiento. 

Una buena comunicación entre profesional y paciente facilita un clima de confianza que prolonga el cumplimiento terapéutico 

«Cuando el profesional aclara las dudas que el paciente tiene con respecto a su diagnóstico o tratamiento, se crea una estrecha relación de confianza entre ambas partes y se establece un clima de confort». Bimbela subraya que la relación entre profesionales sanitarios y pacientes ha variado durante los últimos años a consecuencia de una progresiva tecnificación de los hospitales y servicios asistenciales. 

Los clásicos saludos y preguntas sobre el estado de salud, muchas veces, se limitan a simples «póngase usted aquí», «haga esto» y «ya le avisaremos» o «pida hora para una nueva visita». En muchos casos, el paciente se somete a esa técnica por primera vez, se muestra nervioso o incluso asustado por el simple hecho de que se espera de él que sepa hacer bien algo que nunca antes ha hecho. 


Comunicar 

La mejora de esta relación comunicativa entre profesionales sanitarios y pacientes podría reducir la inoperancia a veces de los primeros y la sensación de miedo de los últimos, procurando a la vez un clima de confianza que prolongaría un cumplimiento eficaz de la prescripción terapéutica. Bimbela aclara que el paciente debiera siempre confiar en los avances de última generación, por cuanto se presupone que mejoran el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. 

En teoría, el profesional sanitario está obligado a explicar su funcionamiento al paciente -como lo está el vendedor de un aparato ante el cliente que se interesa por su compra-; pero el experto en gimnasia emocional confiesa que en la práctica no se hace siempre así: «Se confía a veces en que la máquina sea la gran salvación por el hecho de ahorrar explicaciones y tiempo, consiguiendo que el paciente tenga que entregarse a ella pasivamente». Saber manejar las emociones crea cercanía, insistió, y una relación más estrecha con quien tenemos enfrente. 


Gestión de datos y emociones 

El uso de Internet hace que los pacientes utilicen esta herramienta con anterioridad a muchas visitas para informarse sobre síntomas, patología asociada y tratamiento correspondiente. De este modo, bien por no saber nada o por saberlo todo, la actitud de los pacientes se radicaliza en perfiles de muy exigentes o totalmente callados, y el profesional médico se convierte en mero prescriptor o negociador de un determinado tratamiento. «Debemos educar también a los usuarios del Sistema Nacional de Salud en el sentido de que es el médico quien mejor sabe interpretar y gestionar su enfermedad, pudiendo arrojar luz a muchas dudas planteadas» explica Bimbela. 

«Los profesionales sanitarios, por su parte, deben trasmitir emociones positivas y no dejarse contagiar de los comportamientos agresivos y las emociones negativas de los pacientes». Cuando el profesional aclara las dudas que el paciente tiene con respecto a su diagnóstico o tratamiento, se crea una estrecha relación de confianza entre ambas partes, un clima de comodidad y tranquilidad. 

«Este tipo de comunicación positiva se circunscribe en realidad no sólo a los médicos sino también a los directivos de los sistemas sanitarios, a fin de gestionar las dificultades de organización del trabajo o de relaciones humanas con habilidades emocionales, de forma positiva». Bimbela asegura que no existe una fórmula de procurar la mejor inteligencia emocional, pero reclama un abono periódico a tablas de ejercicios tales como preguntar, escuchar, «empatizar», resumir, reforzar y «retroalimentar».

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Fuente: Psicología y el Ser

¿Cómo me comunico?¿Transmito lo que quiero?

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Comunicarnos con los demás no siempre es fácil. Nuestras emociones, nuestras inseguridades y las de los demás pueden ser frenos para hacer llegar correctamente al otro lo que queremos decir. Sentir que algo es evidente, que llevamos la razón y que así debe entenderlo todo el mundo, nos ayuda a defender ideas y necesidades, pero también nos puede hacer sentir con demasiada frecuencia decepción al ver que los demás no ven la realidad como nosotros lo vemos. Además, la vehemencia con la que defenderemos nuestra visión puede hacer que el otro en vez de atender a nuestros argumentos y reflexionar sobre ellos, se centre más en defenderse y explicarse. Lamentablemente, no siempre los demás nos perciben de la manera que queremos.

Para intentar simplificar la comunicación humana, podemos decir que existen cuatro modos de comunicación esenciales: la agresión, la sumisión, la agresión pasiva y la aserción o asertividad. Cotidianamente intercalamos estos modos, siendo frecuente que tendamos a unos más que a otros. Lo más común es que evitemos la agresión debido al conflicto que ésta genera. Normalmente para evitar el conflicto, tendemos a callarnos lo que pensamos hasta que llega un punto en que no podemos aguantar más y entonces pese a no pretenderlo, acabamos explotando y soltando lo que pensábamos de una forma muy agresiva.

Dependiendo de la cantidad de normas rígidas sobre lo correcto o incorrecto que uno tiene interiorizadas, será más o menos fácil enfadarse cuando los otros rompan esas normas, y de esta forma podremos llegar a un modo de comunicación agresivo. Otras veces, por temor al conflicto, la agresión no es tan directa ni clara sino más sutil, a esto lo llamamos agresión pasiva. Un ejemplo de esta comunicación sería quedarse callado ante preguntas del tipo: “¿Vamos a dar una vuelta?, ¿Estás bien?, ¿Te pasa algo?”. El silencio en estos casos transmite mensajes del tipo “eres tonto”, “paso de ti”, o “no te enteras de nada”; así no se deja claro si uno está enfadado, ni la razón de ese enfado pero sí se transmite malestar

Si queremos conseguir trasladar al otro nuestro malestar, y sugerir cambios, es decir, si queremos que el otro se haga cargo de algo que nos molesta, tendremos que valorar otras posibilidades de comunicación. El mejor tipo de comunicación para este objetivo es la aserción o asertividad, es decir, expresar lo que sentimos de una forma abierta y clara sin coaccionar. El problema es que hablar de una forma abierta y clara a veces lleva al conflicto, por eso puede ser complicado defender una necesidad.

Muchas veces esperamos que sean los otros los que se den cuenta de nuestras necesidades, y si no lo hacen parece que nos dan el derecho a enfadarnos y a solicitarlo por medio de conductas más agresivas. Éstas muchas veces son eficaces pero pueden desgastar la relación. La opción asertiva creo que es realmente interesante pero sólo si se comprendemos que no garantiza que el otro vaya a cambiar o a estar de acuerdo con lo que nosotros necesitamos. Es decir, en ocasiones esta opción conlleva cierto conflicto. Aun así con la asertividad quedará claro cuál es la opinión o el deseo que uno tiene, pudiendo defenderlo sin caer en la agresión.

Así pues, si lo que queremos es no tener conflictos lo mejor es ser sumisos, si bien es cuestión de tiempo que acabemos estallando hacia fuera o hacia dentro a fuerza de aguantar.

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Fuente: Psicología y el ser