10 trucos para regañar a los hijos de forma eficaz

¿CÓMO REGAÑAR A LOS NIÑOS Y NIÑAS?

miedos-infantilesLa regañina debe servir para educar a los pequeños. Es adecuada para modificar determinadas conductas. En todo caso ha de ser constructiva, no violenta, calmada y racional.

Los niños y niñas experimentan conductas frecuentemente, están en un proceso constante y continuo de aprendizaje. Prueban determinadas acciones y comprueban las consecuencias de las mismas. Nuestra labor como educadores es enseñarles las conductas apropiadas para su bienestar personal, emocional y social. Es por ello que debemos reñirles cuando sea necesario, pero de forma calmada y comprensiva, nunca la riña debe ser violenta o dañina.

No debemos sentirnos mal por hacerlo, ya que es fundamental para su educación, necesitan saber lo que pueden y no pueden hacer. Es importante que aprendan a comportarse de manera adecuada en diversas situaciones y al mismo tiempo que reflexionen y comprendan el porqué deben actuar así.

¿Qué esperamos lograr con la regañina?

  • Modificar la conducta, basándonos en la comprensión y reflexión del pequeño, no usando el miedo y la imposición.

  • Hacer que los niños y niñas hagan caso a los adultos

  • Educar a los pequeños en la expresión de emociones negativas, y en la expresión de sus opiniones.

  • Fomentar el dialogo con nuestros niños y niñas

  • Mejorar la conducta de los pequeños.

  • Favorecer su maduración y desarrollo.

Como debe ser la regañina para que sea efectiva para educar a los pequeños

  • Debe ser constructiva, desde el cariño y la comprensión. Debemos entender al pequeño y actuar nosotros como adultos. Debemos servirles de guía para sus conductas, eso implica mostrarles sus conductas incorrectas, pero siempre comprendiéndoles.

  • El objetivo es educar al pequeño, y nunca debe ser hacer que se sienta mal o que sufra algún daño del tipo que sea emocional, psicológico, físico, etc. Por ello debemos mantener la calma y explicar al niño o niña porque esa conducta no es adecuada.

  • Coherente, no violenta y no excesiva. No podemos reñir una conducta en determinados momentos y en otros no. Siempre tenemos que ser coherentes con lo que les decimos. Nunca excedernos o reñir conductas que no merecen regañinas.

  • Regañamos sí, pero con racionalidad y con un objetivo claro.

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10 TRUCOS PARA REGAÑAR DE FORMA EFECTIVA Y CUIDAR EL BIENESTAR DEL PEQUEÑO.

  1. Regaña en el momento adecuado. Justo cuando el pequeño realice la acción que queremos corregir, no podemos regañarle tiempo después pues puede que no se asocie a la conducta.

  2. Mantén la calma y no grites. Los gritos son una forma de violencia, debemos cuidar el bienestar del niño o niña y al mismo tiempo servir de ejemplo. Es fundamental estar calmado, usar un tono suave pero firme y no mostrarnos alterados.

  3. Cuida el bienestar emocional del pequeño: reconoce sus sentimientos, “se que lo has hecho porque estas enfadado”, “Se que esto no te gusta” etc. De esta manera el pequeño se siente comprendido y en confianza.

  4. Expresa tus sentimientos, pero no emplees el chantaje emocional. Le puedes decir que te enfadas cuando hace determinada conducta. Le estas expresando como te sientes. Pero no hagas que se sienta mal, que sienta miedo o que se sienta culpable. Para esto evita expresiones como: “me voy a poner muy triste si…..” “no te voy a querer si…..” “no te voy a volver a llevar a ningún sitio si….”

  5. No fomentes miedo en el niño o niña.  Haz que reflexione y que comprenda lo que hace y porque no debe hacerlo. Debe entender que es mejor para él o ella. De esta forma modificara su conducta por propia iniciativa. Si por el contrario la evita por miedo a la regañina no conseguimos nuestro objetivo.

  6. Descalifica la acción, no al niño/a. Nunca critiques al pequeño, no le digas eres malo, no aprendes, etc. Por el contrario critica la acción, por ejemplo: “gritar no está bien, porque es molesto para la gente, no debemos gritar”

  7. No compares con otros niños o niñas. Cada niño o niña es único, al compararle le etiquetamos en un modo concreto de actuar, diferente al de otros. Esto hace que el pequeño se auto perciba de esta manera y no evolucione en su conducta.

  8. Razona con el niño para que lo entienda, nunca digas porque si, porque lo digo yo y punto. Haz que reflexione y que comprenda.

  9. No abuses de las regañinas y no las emplees como desahogo emocional. Para ser efectivas han de producirse por una causa específica. No podemos reñir a los pequeños por todo o usarlas cuando estemos de mal humor. Si lo hacemos así perderán fuerza cuando realmente necesitemos emplearlas.

  10. Se constante y coherente. Si regañas al niño por algo, hazlo siempre que ocurra eso. No puedes pasarlo cuando te parezca y otras veces regañarle, porque no entenderá que es lo que esperamos que haga.

 

Fuente y autor: Celia Rodríguez Ruiz – educapeques.com

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Frases para motivar a tus hijos

FRASES PARA MOTIVAR A TUS HIJOS

La competencia:
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Mira lo que has conseguido. ¡Es fantástico!
Te está costando pero lo estás haciendo muy bien.
Parece que disfrutas mucho haciendo eso.
Te está saliendo muy bien. Sigue así.
Es cierto que puedes mejorarlo. Sigue practicando y lo conseguirás.
No me ha gustado lo que has hecho. Sé que lo puedes hacer mejor
Por supuesto que puedes mejorar. Todavía puedes dar más de ti.

La iniciativa:

Tu esfuerzo ha valido la pena.
Estoy seguro de tu talento. ¡Atrévete!
Inténtalo, no importa si lo consigues o no. Todos nos equivocamos y así aprendemos.
¡Mira lo lejos que has llegado!
Fíjate en el error e inténtalo de nuevo. Seguro que ahora es más fácil.
Me gustan tus ideas.
Seguro que encuentras una solución mejor.

La comunicación:

No opino lo mismo que tú pero te agradezco que me lo digas.
Dime cuál es tu opinión. Me interesa.
¿Qué te parece?
Esa es una buenísima observación. Gracias.
Esa pregunta es muy interesante.
Me gusta que me preguntes cosas.

Su identidad:

Me gusta cómo eres.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Espero que estés orgulloso de ti mismo.
Me gustas cuando sonríes.
Me encanta tu compañía.
Me gusta ver en lo que te estás convirtiendo.
No te compares con nadie. No hay nadie como tú.
No podemos ser buenos en todo. Por eso tenemos nuestros talentos especiales.
Eres especial, no hay nadie como tú

La responsabilidad:

Sé que puedo confiar en ti.
Me has demostrado ser responsable.
Equivocarse es bueno. Te enseña a mejorar.
No te lo permito pero te quiero.
Toma una decisión. Confía en ti mismo

La colaboración:

Gracias por tu ayuda.
Lo que has hecho ha sido muy importante para mí.
Yo no lo habría hecho así pero así está perfecto.
Yo no lo veo de la misma manera. Dime por qué piensas de esta manera.
Tómate tu tiempo para hacerlo.
Seguro que entre los dos es más fácil.
Sé que te cuesta un gran esfuerzo por eso te lo agradezco más.

 

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Fuente: http://www.solohijos.com

Dime qué padre eres y te diré como es tu hijo

Los estudios demuestran que existen tres tipos de padres, cuyas características tendrán una repercusión directa en el desarrollo del hijo. Estos roles, a saber, de distinguen en los padres autoritarios, los permisivos o los autorizados.

El padre autoritario es aquel arquetipo que destilaba en la época de generaciones anteriores, aproximadamente hasta la disolución de la dictadura franquista. El rol autoritario intenta controlar constantemente a los hijos estableciendo normas muy estrictas y fundamentadas sobre la base de la estructura y la tradición conservadora. Esto supone una carga de gran peso para el hijo, quien, como consecuencia de este control rígido en la educación, se desarrollará como un individuo infeliz, reservado y con dificultades a la confianza.

El extremo opuesto es la posición del padre permisivo. La comprenden aquellos padres que se autodenominan “democráticos” en tanto que tratan al hijo como a un igual. En este estilo educativo, los padres buscan la plena aceptación de su hijo, pensando más en el amor que desean recibir del niño que no en su educación. El problema, apuntan los psicólogos especialistas, es que el hijo no puede ver a sus progenitores como “amigos” ya que necesita la figura de un padre o de una madre que demuestre cierto grado de imposición.  Los padres permisivos intentan apoyar y ayudar a sus hijos en todo y, en consecuencia, son poco firmes ante las desobediencias y no saben poner límites. ¿Qué ocurre? El hijo se crece conforme sus inclinaciones, sin exigencias ni metas claras, de modo que desarrolla una personalidad exigente, caprichosa y autoritaria. “No es lo mismo preocuparse por el hijo que consentirlo todo”, apuntan los expertos de PsicoArea, y es que este amor excesivo hacia los hijos termina perjudicándoles, ya que resultará difícil negarles cualquier cosa.

¿Cuál es la solución? Un intermedio. Ni blanco, ni negro, sino gris. En esta situación se ubica el padre autorizado. Se alza como el ideal de estilos de educación paterno-filial, apuntan los expertos. El padre autorizado se comporta de forma contenedora con los hijos y sabe marcar los límites claros, siempre en un ambiente “afectuoso y estimulante”. Actuar con el estilo autorizado significa saber argumentar con coherencia y saber atender a los argumentos de los hijos. El control paterno desmesurado queda desbancado pero, a cambio, el padre se compromete a que los hijos sepan acatar la responsabilidad de sus acciones. Se trata de no temer a que el hijo se equivoque, a fin de que pueda aprender de los errores. Este ideal promueve que los niños desarrollen confianza en sí mismos, más independencia, creatividad, adaptabilidad y simpatía.

La comunicación como base de la relación

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La autoestima personal es un elemento clave para nuestro desarrollo personal y es uno de los factores que más se demanda en las consultas terapéuticas. La falta de autoestima es una de las principales carencias personales de nuestra sociedad y que más refuerzo necesita en los tratamientos psicológicos. No obstante, ¿de dónde procede esa baja autoestima? Según los estudios del respetado psicólogo Stanley Coopersmith (1926-1979), especializado en la autoestima infantil, el desarrollo de la autoestima se produce durante la niñez y depende directamente de su relación con los padres. En este sentido, también hay una estrecha influencia de la autoestima de los propios padres hacia la que desarrollarán los hijos. Como apuntó Coopersmith, el nivel de autoestima se relaciona directamente con tres condicionantes que actúan durante el crecimiento: la total aceptación del niño por sus padres, la necesidad de recibir instrucciones claras y definidas, nada ambiguas, y la existencia de un respeto paterno por la individualidad del niño.

Una de las principales estrategias para potenciar de forma beneficiosa estos condicionantes es la comunicación. La psicóloga y psicoterapeuta especialista en Salud Mental, Marta Ceballos, matiza en un artículo que la comunicación afectiva es la mejor forma de acercarse a los hijos y lograr sus objetivos. Según la experta, “para considerar una comunicación efectiva y asertiva se requiere contemplar la decodificación del mensaje por lo que es necesario tener presente que el receptor vive y actúa de una determinada manera, lo que requiere una retroalimentación del mensaje, para llegar a la comprensión real y satisfacción de la comunicación que logre el efecto vinculante de la misma”. Los padres deben comprender la comunicación con el hijo como una vía expresiva donde nadie actúa por encima del otro, sino donde la asertividad y la empatía dominan el ambiente. De este modo, se podrá conseguir una relación sana y respetuosa, donde ni la autoridad ni la permisividad imperen en las relaciones.

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Fuente: Glenda Otero – siquia.com

¿Cómo te comunicas con tus hijos?

La comunicación afectiva la mejor forma de acercarse a sus hijos y lograr sus objetivos.

  1. Confían sus hijos en usted para contarle sus asuntos?
  2. Sus hijos le hacen saber que no está en su mismo registro de comunicación, en otra onda?
  3. Cuando sus hijos le buscan para comunicarle algo terminan en peleas?
  4. Conoce el nombre de los amigos de sus hijos?
  5. Reconoce cuando han tenido un mal día?
  6. Si sus hijos fueran entrevistados ¿qué dirían al respecto?

Escuela de padres - desQbre - felices-los-ninos-de-colores-en-muchos-libros-de-coloresEs conocido por los padres situaciones en las que logran comunicarse con sus hijos y  alcanzar sus objetivos al hacerlo.

También en ocasiones las comunicaciones son inefectivas, mal tratantes, que desgastan la relación, alteran la convivencia y no transmiten el mensaje del afecto aumentando la frustración al no lograr el objetivo de la comunicación de los padres.

Sucede que en ocasiones cada pareja usa canales de comunicación distintos.

Mientras el padre comunica desde el deber, las reglas o la pertinencia en un momento determinado.

El adulto está organizado desde el principio de realidad y la razón,

El hijo puede comunicar desde la emoción.

Los niños dirigidos desde el principio del placer, son concretos, circunstanciales y emocionales.

La definición más básica de la comunicación contempla tres elementos:

  • Emisor: quien emite el mensaje
  • Receptor: quien recibe el mensaje
  • Mensaje: idea transmitida

Para considerar una comunicación efectiva y asertiva se requiere contemplar además la decodificación del mensaje por lo que es necesario tener presente que el receptor vive y actúa de una determinada manera, lo que requiere una retroalimentación del mensaje, para llegar a la comprensión real y satisfacción de la comunicación que logre el efecto vinculante de la misma.

Requiere de comprobar el mensaje interpretado y dado verbalmente.

Explorar con ellos las motivaciones y circunstancias que le han llevado a actuar de un modo específico.

Motivar por medio de las reflexiones en voz alta para que se comporten de determinada manera. Reflexiones del tipo no juzgar sino pensar en voz alta como si dirigiera sus propias reflexiones que anticipan su actuación como adulto.

Respetar el proceso de desarrollo de cada individuo partiendo del hecho que cada uno vive en su universo simbólico, respetar ese hecho lleva a comprender las diferentes formas como cada persona percibe las cosas, crea un clima de aceptación que favorece el crecimiento y la comunicación eficaz.

 

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Fuente: Mónica Ceballos Recio – psicologia-online.com