5 Claves Para Crear Un Plan Que Te Lleve a Lograr Lo Que Deseas

Para lograr lo que queremos en nuestra vida, sea en lo económico, en lo material, en lo personal, en el trabajo, en tu negocio o en tu profesión, es necesario crear un plan que nos permita tener claro en donde estamos y para donde vamos.

Hace unos días estuve dando una conferencia motivacional a un grupo de emprendedores, cuando les pregunté cuántos de ellos tenían metas, la sorpresa fue que el solo el 20% de los asistente tenían metas, pero ninguno de ellos tenía un plan para lograrlas.

Tener metas y no tener un plan es como tener un barco, saber el destino a donde quieres ir, pero no tener una ruta para llegar a ese lugar.

Si no tienes un plan para lograr lo que quieres, irás deambulando por la vida, quejándote, culpando y perdiendo la confianza en ti mismo, creyendo que no eres capaz de lograr lo que te propones.

Lo que me ha permitido llegar al nivel de éxito en el que estoy ahora, ha sido gracias a la creación y planificación de las cosas que quiero. No basta con querer algo, hay que sentarse y planificar como lograrlo. A continuación comparto contigo 5 claves que debemos seguir para lograr lo que deseamos.

Clave 1

Saber lo que quieres con certeza: Tener claro lo que quieres es primordial a la hora de cambiar, transformar o agregar algo a nuestra vida. Se claro y muy especifico en las cosas que deseas. Decir quiero ganar mas dinero no funciona, es necesario que especifiques la cantidad de dinero que deseas ganar. Por ejemplo: ¡Quiero ganar $10.000 dólares mensuales.

Clave 2

Escribir las razones del porque quieres lograr eso que deseas: Las razones son el incentivo que nos impulsarán a lograr lo que queremos. Y son estas mismas razones las que te mantendrán firme antes los obstáculos que puedan presentarse en tu camino hacia eso que quieres.

Clave 3

Saber cuándo deseas lograr eso que quieres: Querer algo y no saber cuando la queremos lograr es simplemente una ilusión. Es eso que decimos: ¡Ay algún día ya verás! O ¡Cuando Dios quiera!

Eso no funciona así, si en realidad quieres algo es necesario que determines una fecha en la que lo lograrás.

Clave 4

Que necesitas para lograrla: Es importante saber con qué cuentas para lograr lo que quieres, averiguar que necesitas aprender, quien puede ayudarte y buscar todos los medios necesarios.

Clave 5

Piensa en cómo cambiará tu vida al lograr lo que quieres: Esta es una técnica que te ayudará a mantenerte entusiasmado y sobre todo con el firme propósito de lograrla.

Comprométete contigo y con aquello que deseas lograr, mantente firme aun cuando las cosas se tornen difíciles. Todos los grandes logros vienen después de haber pasado por alguna situación difícil.

Por tu logros y tu éxito integral!

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Fuente: Yusmairot Castilla – Nuevodinamo.com

3 Etapas Para Ver los Resultados De Aquello Que Quieres Lograr

Todos tenemos el anhelo de mejorar, cambiar o transformar algo en nuestra vida, pero aunque muchos tengan esta intención, solo se queda en ello, porque no todos están dispuestos a pagar el precio para mejorar, cambiar o transformar los resultados que hasta ahora están obteniendo y que no les gusta.

No basta con tener un deseo ardiente, como decía Napoleón Hill, no basta la intención de cambiar, no basta el yo quiero… Para que todo empiece a moverse se necesita motivación, constancia, paciencia, perseverancia y fe.

Todo aquello que es importante, valioso y que en verdad vale la pena, tarda en llegar, pero mientras llega se necesita regar esa semilla que anteriormente has tenido que sembrar. No se puede recoger frutos cuando no se ha sembrado, tampoco se puede recoger frutos si no has tenido el tiempo y la dedicación para regarlo cada día.

La gran mayoría de las personas que quieren mejorar, cambiar o transformar algo en su vida, lo dejan a media, bien sea porque se encuentran en el camino con baches, muros y piedras que les hace caer, otros lo dejan porque cambian sus ideas por otras más sencillas buscando la comodidad y el conformismo y luego están lo que estuvieron a punto de obtener resultados, pero se dejaron llevar por la impaciencia.

Para realizar un cambio, se necesita inicialmente de un crecimiento interno, pasar por un proceso, por unas etapas para poder ver y disfrutar de los resultados deseados.

Son tres etapas por las que tienes que pasar, y te digo “Tienes”, porque es obligatorio pasar por cada una de ellas, sin saltar de la primera a la ultima, o empezar desde la segunda a la última. Para nada!… Se necesita pasar por las tres.

Te preguntarás ¿Cuáles son esas etapas por las que tienes que pasar?

Esas etapas son las mismas por las que tuviste que pasar tu para venir a este mundo, o más bien el proceso por el que pasó tu madre para traerte a ti al mundo.

Etapa 1:

Fecundación: Esta es la etapa de la interiorización. En esta etapa necesitas afirmar con seguridad que tu si puedes hacer el cambio que quieres, lograr tu objetivo, haciendo uso de tu propio poder personal para elegir asumir el control pase lo que pase y lograrlo. En el momento de que dudas o que afirmas “Es muy difícil” “No puedo” “No es posible”, estarás obstruyendo el proceso de fecundación.

En el caso de tu madre, tuvo que pasar por un proceso interno en sus trompas de falopio para poder realizar el proceso de fecundación. Si tus padres hubiesen usado algún método anticonceptivo, el proceso de fecundación no se hubiera iniciado.

 Etapa 2:

Desarrollo y Crecimiento (Embarazo): En esta etapa se pasa por un proceso largo de reproducción, se pasa por muchos cambios internos. El cambio a nuevos hábitos, pensamientos y creencias.

Muchos quedan en el camino durante este proceso de reproducción, ya que muchos no se adaptan a los nuevos hábitos, creencias y pensamientos. Aquí es necesario utilizar el poder de tu mente, para imaginar y visualizar los resultados que quieres obtener.

En esta etapa se necesita ser constante y perseverante durante el proceso. Aunque externamente no veas los resultados, todo el trabajo que estas haciendo se esta realizando internamente. En el momento que digas que nada de lo que estas haciendo funciona estarás perdiendo lo que has ganado.

El proceso por el que pasó tu madre durante el embarazo fue muy parecido, durante la etapa de embarazo, ella tuvo que cambiar hábitos alimenticios, pasó por molestias, malestares, pero muy a pesar de ellos sus pensamientos estaba enfocados en ti, usaba su imaginación y te visualizaba en sus brazos, solo se dedicaba a pensar en ti y como sería cuando estuvieras con ella. La transformación de su cuerpo a medida que iban pasando los meses, su forma de vestir, etc. Externamente no se veía el proceso, pero dentro de ella estaba tú, realizando todos los cambios, pasando por un proceso morfológico y fisiológico para luego salir.

Ahora, si tu madre no se hubiera cuidado, no hubiera cambiados sus hábitos y dejado de hacer cosas que podían arriesgar tu vida, no hubieras nacido, por que el embarazo se hubiera interrumpido.

Lo mismo sucede con el proceso para lograr lo que quieres.

 Etapa 3

Nacimiento (Parto): Esta es la etapa donde puedes lograr tu objetivo o puedes quedar a un paso de el. ¿Por qué?, por justo en esta etapa se empieza a sentir angustia, el desespero, por no ver los resultados externos. Sin embargo es necesario que comprendas que necesitas que te mantengas firme en este proceso si realmente quieres lograr lo que quieres.

En el caso de tu madre fue angustiante el proceso de parto, ella pasó por una combinación de preocupación por que todo saliera bien, dolores, llantos, gritos, etc. Pero al final de pasar por ese proceso doloroso, el logro de tenerte en sus brazos fue más grande que todo aquello por lo que tuvo que pasar.

Conozco historias de personas que quedaron a solo un paso de lograr lo que querían, y no lo lograron porque se dejaron dominar por la desesperación, la impaciencia y no fueron capaz de perseverar.

Bien dice el dicho “El que persevera, alcanza”.

Para lograr lo que quieres, necesitas pasar por estas tres etapas y para pasar por cada una de ellas se necesita tiempo, dedicación, aprendizaje, constancia, perseverancia y fe.

Yo he pasado por estas etapas muchas veces para lograr mis metas, mis propósitos y mis sueños, ¿Estás dispuesto a pasarlas?

Si tu respuesta es Si. Te veo en la cima del éxito.

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Fuente: Yusmairot Castilla – Nuevo Dínamo

9 hábitos de las personas que creen en sí mismas

A menudo, la confianza es lo único que diferencia a las personas que obtienen lo que quieren de las que no. Las que piensan y creen que pueden hacer algo, ya sea correr una maratón, sacar adelante una iniciativa empresarial, invitar a salir a alguien (y tener un sí por respuesta), ganar la lucha por un ascenso, estar estupenda con unos vaqueros para premamá, o construir un círculo social divertido… al final, lo consiguen.

«Con confianza, has ganado antes de haber comenzado», Marcus Garvey.

Nuestra mente es una herramienta muy poderosa; no se puede subestimar el impacto de nuestros pensamientos y palabras. Nuestros pensamientos crean nuestras emociones. Nuestras emociones crean nuestras acciones. Nuestras acciones crean nuestra vida. La gente con confianza en sí misma posee un mayor control sobre su mente y tiene interiorizado el lema sí puedo.

Aquí tenéis nueve cosas que caracterizan a las personas con confianza y que puedes poner en marcha en tu vida:

1. No te compliques. ¿Quieres algo? ¡Muy bien! Crea un plan y hazlo tuyo. No pierdas de vista el premio, pero no te agobies, y que no te distraiga el ruido de otras personas.

2. Concéntrate en lo que quieres. La gente con autoestima tiene una imagen de futuro en su mente. Confían en que les ocurrirán cosas buenas, y al final se cumple porque la confianza es una fuerza muy potente.

3. Actúa como si ya fuera tuyo. La gente que confía en sí misma deja que su lenguaje y sus acciones vayan en sintonía con su propósito. Esto inspira confianza en los demás.

4. Utiliza las palabras con una intención clara. Compara la actitud de dos personas que interactúan en un blog: «Sí, soy bloguera. ¿A ti también te gustan los artículos vintage? ¡Genial! Pues deberíamos hablar más… Mira las nuevas imágenes que publiqué en…» frente a: «Bueno, estoy intentándolo con un blog, pero no sé si lo estoy haciendo bien (risa nerviosa)». ¿Quién crees que tendrá más visitas y comentarios?

5. Escucha la opinión de los demás, pero no te la tomes al pie de la letra. Hay personas que, aunque lo hagan con buena intención, pecan de precavidas. La gente con confianza escucha a los demás, pero no se deja influenciar por su punto de vista. Ten en cuenta que se trata de tu vida.

6. Dedica tiempo a lo que de verdad importa. Las personas con autoestima saben decir que no para asegurarse de que reservan suficiente tiempo y energía para sus prioridades. Curiosamente, la gente luego se muestra más respetuosa con ellos.

7. Sé humilde. Las personas con confianza en sí mismas no hablan de sus éxitos todo el rato. Una vez, estuve en una gran fiesta de empresa y me puse a hablar con una mujer extrovertida y amable que me dijo que «trabajaba en el mundo de la edición». Después, me enteré de que era la jefa de redacción de una de las revistas más importantes de Nueva York. La gente con confianza no presume de sus logros, sino que deja que estos hablen por sí mismos.

8. Ten en cuenta que a veces el fracaso es inevitable; no lo temas. La preocupación por fracasar puede mantenernos alejados de todo. La gente que cree en sí misma sigue teniendo autoestima aunque fracase. Al fin y al cabo, saben que no hay mal que cien años dure.

9. Repite todos los pasos anteriores. Adquirir confianza puede llevarte toda una vida. Cuanto más practiques, es decir, cuanto más actitud le pongas, más fácil te resultará.

Las personas más exitosas y felices no nacen siendo las más ricas, guapas o dotadas. Simplemente, creen en sí mismas y luchan por lo que quieren. La confianza es una cualidad con un alto potencial atractivo, a la que todos aspiramos en secreto para tener más seguridad, más autoestima. Los pensamientos «sí puedo» o «no puedo» crean unas espirales de emoción muy diferentes, pues la mente es muy obediente y sigue el camino por el que nosotros queramos dirigirla. Entonces, ¿cuál eliges tú?

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Fuente: Marina Velasco Serrano – Phronesis

El poder de lo pequeño

El éxito es el efecto acumulado de hábitos insignificantes que son los que marcan la diferencia

Los arrebatos no conducen a nada; la constancia es la que lleva a todas partes

Un avión parte de Moscú con destino a Madrid, pero sufre una avería inadvertida en su sistema de navegación que crea una mínima desviación del rumbo de menos de un grado. El avión acaba aterrizando en Mallorca. ¿Cómo se desvió tanto? Un grado es muy poco, sin embargo, ese pequeño desajuste durante cinco horas de vuelo crea una enorme diferencia en el resultado. Cuando hablamos de comportamientos humanos durante… ¡toda una vida!, las desviaciones son aún mayores. En realidad, lo que determina lo que conseguimos no son las grandes decisiones, sino las menores y los actos cotidianos. En este artículo trataremos sobre cómo las personas pueden alejarse de sus deseos y objetivos si no disponen de un plan de vuelo y un sistema de navegación perfectamente ajustados.

Dos hermanos comparten la misma familia, genética, posibilidades y educación, entorno…, y, sin embargo, con el paso de los años, sus vidas se hacen cada vez más diferentes. Básicamente hay tres factores que influyen en esa divergencia: sus elecciones, sus acciones y sus relaciones.

“El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va” – Antoine de Saint-ExupÉry

Lo cierto es que no podemos “no elegir”. No tomar una decisión es, en realidad, tomar una: demorarla. De modo que estamos decidiendo o dejando de hacerlo, cada día. Y lo que acaba ocurriendo es que la vida es el resumen de todas ellas, sean menores o mayores. Cualquier cosa que acaba entrando en nuestras vidas es la consecuencia de una cadena de actos y caminos que elegimos o no.

Las decisiones mayores son aquellas que se toman conscientemente y suelen requerir a veces ayuda de terceros en forma de consejo, pero siempre tiempo de reflexión. Las menores son las que se deciden casi sin pensarlo y acaban creando un efecto compuesto. De las dos, son las pequeñas elecciones las que se acumulan día tras día y marcan una gran diferencia.

Tomar decisiones sabias es más sencillo cuando se tienen claros cuáles son los valores prioritarios y adónde se va. Para no equivocarse conviene hacerse esta sencilla pregunta: ¿la dirección que voy a tomar concuerda con lo que me importa prioritariamente en la vida?

Para conseguir grandes resultados no es preciso llevar a cabo grandes acciones, sino pequeñas repetidamente a lo largo del tiempo. El éxito es el efecto acumulado de hábitos insignificantes. Y el truco está en insistir en un comportamiento positivo el tiempo suficiente como para que marque una distinción significativa a medio plazo. Es el poder de las pequeñeces acumuladas.

Ganar es el resultado de una suma de costumbres; perder, también. Es algo que saben muy bien los deportistas. Por ejemplo, Michael Phelps es un brillante modelo del poder multiplicativo del hábito. Sus rutinas de entrenamiento son muy estrictas, previsibles, sistemáticas. Es obvio que su anatomía estaba diseñada para ganar, pero su enorme éxito es fruto de su persistencia.

A menudo, para implementar una rutina, las personas recurren a la fuerza de voluntad. Es un error. Están luchando consigo mismas, y, a la larga, abandonarán, porque la lucha desgasta. ¿Cuál es la alternativa? La mo­­tivación. Establecer un hábito nuevo solo tiene futuro cuando concuerda con los valores principales de la persona. El poder de algo que nos estimula disuelve las luchas internas y proporciona combustible mental para pasar a la acción.

Sin tener en cuenta en cualquier elección esos valores básicos, las personas caen víctimas de sus contradicciones internas y dejan de perseguir sus deseos y sus sueños.

Por suerte, todo lo que se aprende en la vida puede reaprenderse. Los hábitos no son una excepción a esta regla y se pueden cambiar. El mejor modo de terminar con uno negativo es empezar uno nuevo y positivo que lo sustituya, y que esté propulsado por la fuerza imbatible de la motivación.

“El secreto del éxito se encuentra en la rutina diaria” – John C. Maxwell

No hay una mejor estrategia para conseguir lo que se desea en la vida que crear hábitos positivos que conduzcan a lograrlo, y después, delegar el trabajo en el poder de la costumbre, seguir el flujo del tiempo, y dejar de esforzarse una vez puesto en marcha el impulso de la inercia.

Las personas que nos rodean: familia, amistades, compañeros de trabajo… crean una gran influencia en cada uno de nosotros. En psicología se conoce este efecto como la influencia del “grupo de referencia”. Es una información silenciosa, inconsciente y que se acumula con el paso del tiempo. Y se traduce en una imitación inconsciente de lo que el “grupo” dice, piensa, hace, siente, come, viste, se comporta…

Se podría decir que una persona es la suma de las influencias personales que ha recibido a lo largo de su vida, que, como es de imaginar, pueden ser positivas o negativas, y acabará pareciéndose mucho a la gente con la que tiene más trato. La pregunta que nos deberíamos formular es: ¿quién o quienes ejercen ese poder sobre mí?

¿Es importante filtrar las influencias que recibimos? Por supuesto que sí, ignorar su efecto puede salir caro. Y si no, que se lo pregunten a cualquier padre o madre que vigila escrupulosamente con quién anda su hijo o hija. Tan importante es el efecto de las compañías en un adolescente como en un adulto. A fin de cuentas, como afirma el dicho: “Dime con quién andas y te diré quién eres” o “Dios los cría y ellos se juntan”.

Casi siempre que se toma una decisión, las personas empiezan con mucha energía y empeño, pero, a la larga, acaban abandonando. Ese exceso inicial es en realidad contraproducente porque semejante nivel de energía no se puede mantener por mucho tiempo. Querer hacerlo todo cuanto antes es provocar el abandono. Es mejor iniciar la tarea o el plan con menos fuerza, pero mantenerlo en el tiempo hasta conseguir el objetivo. El éxito es resultado de dosificar las fuerzas, de mantener el ritmo, de la regularidad. Es así como se ganan carreras y como los equipos consiguen torneos.

La disciplina es esa regularidad, constancia, cadencia o ritmo. No hace falta hacer mucho de golpe, pero sí algo cada día. Por ejemplo, al empezar una dieta es mejor aplicarse a unas normas razonables y no saltárselas ni un día, antes que matarse de hambre los tres primeros días. Los atletas saben muy bien que las medallas se consiguen dosificando el ritmo. Una vez más, es el poder de los pequeños pasos, que proporcionan resultados extraordinarios.

De nada sirve tener una arrancada de caballo y después una parada de burro. Eso significa ser víctima de un gran entusiasmo inicial, no dosificado, para pasar a abandonar y volver al estadio inicial al poco tiempo. Los arrebatos no conducen a nada; pero los planes sostenidos y la constancia conducen a todas partes.

“Te convertirás en una combinación de las cinco personas con quienes pasas más tiempo” – Jim Rohn

Todas las personas tienen sueños, pero no todas los consiguen. ¿Es cuestión de mérito, genes, inteligencia o suerte? No, más bien se debe a trabajar para conseguirlos con método; es decir, mediante una rutina diaria. Repetir una acción cada día, semana o mes. Un acto que está implícito en la agenda y ni siquiera hay que apuntarlo, se da por hecho. Es como cepillarse los dientes, se hace automáticamente después de cada comida, sin que haga falta recordarlo.

Cuando se pone en marcha un objetivo, lo primero que conviene hacer es preguntarse qué rutinas conducirán a él. Seguramente, un buen coach preguntaría a su cliente: “¿Qué tres acciones sencillas te acercarían a tus grandes objetivos?”. Sí, pasos simples hacia resultados extraordinarios. Y si esa persona es sistemática, y se aplica a dar tres pasos diarios, su éxito está asegurado. No importa lo lejos que vaya, tres pasos al día, tarde o temprano, le llevarán a donde sea que se dirija.

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Autor y fuente: Raimón Samsó – elpais.com