El pasado nos dejó marcados….

En mi opinión, vemos el pasado como algo lejano y antiguo –y en muchos casos casi como si estuviera olvidado- y no somos conscientes de su influencia presente y de cómo nos marca y dirige sin que nos demos cuenta.

Hemos de recordar que llegamos al mundo con la mente en blanco y sin libro de instrucciones, así que fueron otros quienes nos dieron la educación –SU educación o SU concepto de la educación-, nos dieron las normas –SUS normas-, los modos y maneras –SUS modos y SUS maneras-, la religión –SU interpretación de la religión- , las reglas sociales –SUS reglas sociales-, etc.

O sea que vivimos gobernados por normas ajenas y, en general, no se nos ha ocurrido ponernos a valorar su influencia ni a sopesar si estamos de acuerdo con ellas.

Vivimos con unas normas prestadas, ajenas, o inculcadas como órdenes, sin hacer un ejercicio de reflexión para comprobar si estamos de acuerdo con ellas, y definitivamente las convertimos en propias, y nos dedicamos simplemente a respetarlas y obedecerlas, sin rebeldía y sin opinión, y sin dar nuestra conformidad consciente.

Y esto es incongruente del todo.

Es absurdo.

Y es –o debiera ser- inaceptable.

Es muy conveniente –en realidad es imprescindible- revisar las actitudes habituales, las cosas que hacemos de un modo inconsciente, esas que hacemos y nunca nos hemos preguntado por qué las hacemos, y examinar cada norma o ley que han conseguido que cada cosa se convierta en normal.

En la mayoría de los casos, nos pasamos por alto las preguntas fundamentales, esas que no nos hacemos porque parecen tan obvias que se supone que conocemos las respuestas. Pero…

¿Realmente las conocemos?

Nos llevaremos una gran sorpresa el día que nos empecemos a bombardear con preguntas que empiecen con un “¿Por qué?”

Y más grande la sorpresa el día que pasemos a la segunda y más importante gran pregunta: “¿Para qué?”

La fórmula propuesta para “Darse Cuenta” –que es el paso previo e imprescindible cuando se pretende modificar algo- es desaletargar y poner en funcionamiento a ese Yo Observador que todos incorporamos.

Hay “alguien” o “algo” dentro de cada uno de nosotros que se da cuenta de las cosas. No es la mente ni la inteligencia, aunque pueda parecer que lo son. Es distinto porque lo único que hace es mirar las cosas como si fuera la primera vez que las ve y ponerlas a nuestra propia vista para que las veamos de un modo innegablemente distinto…

No es la mente ni es el pensamiento, porque éstos, además de darse cuenta, y sin poder ni querer evitarlo, añaden un reproche, una queja, e incluso una posible solución. Solución que viene dada desde una mente condicionada por el pasado, o sea que ni es una opinión propia ni es independiente.

El Yo Obsevador se distingue precisamente por eso: se da cuenta y nada más. Es un notario aséptico e insobornable que levanta acta de lo que acaba de observar. Sólo dice: “esto es lo que hay”.

En mi opinión –opinión que puede estar del todo equivocada- poco más hay que hacer. Darse Cuenta. Ya hay algo dentro de uno mismo cuya misión es desarrollar las cualidades y tratar de convertir a uno mismo en una mejor persona con voluntad de hacer las cosas de mejor modo posible. Es una especie de instinto de superación o de acercamiento a la pureza que cada persona tiene en su naturaleza original. (Antes de que el pasado nos marcara) Uno se da cuenta, y dentro se organiza la tarea para resolver ese asunto. Y a quien se le encargue la tarea de vigilancia nos advertirá la próxima vez y nos recordará qué es lo adecuado.

Lo menos acertado es enzarzarse en una guerra dialéctica con uno mismo en la que los reproches y el enfado sean la tónica general.

Está muy bien recordar lo que el Yo Observador nos ha hecho notar, para que la actitud instintiva y normal se ponga en marcha y el “cambio” –que no es un cambio sino que es dejar de hacer lo que no se está haciendo del modo adecuado para cambiarlo por la manifestación natural- se vaya produciendo.

Hemos de asumir que incluso en la educación casi perfecta –escasísima- ha habido cosas que no nos han inculcado del modo adecuado.

Hemos de asumir que somos víctimas de un sistema de educación –de deseducación más bien- y no culpables de todo lo que somos (de alguna parte, posiblemente sí), por tanto, hemos de tratarnos con respeto y cariño ante el descubrimiento de algo que ahora comprendemos que no es lo que nosotros queremos o hubiésemos querido.

Hemos de ser comprensivos con nuestros progenitores y educadores y suponer que actuaron con la mejor voluntad o, cuanto menos, con los conocimientos y circunstancias de las que disponían. Incluso en los casos de infancias realmente duras y desgraciadas –en las que hubo abusos, miseria, violencia…- y sin que yo pretenda justificarlas, hemos de aceptar y comprender que existieron, pero es preferible dejarlas en el pasado y no seguir aferrados a ellas. Son innegables, pero pasarse el resto de la vida quejándose por ello no resuelve gran cosa.

“Nos resultaría mucho más fácil olvidar las cosas desagradables si no insistiéramos tanto en recordarlas”. Ojalá esta frase te lo aclare.

“La aceptación lo resuelve casi todo”, es otra verdad. Y, en mi opinión, es cierto. Es conveniente aceptar el pasado íntegramente –incluso esa parte que nos dejó trágicamente marcados-, sin obsesionarse con él, sin pretender alargar el sufrimiento durante más tiempo, sin magnificarlo, sin convertirlo en el guión trágico y funesto que marque nuestra vida.

Los procesos de Desarrollo Personal tienen como objeto conocerse, salir del estancamiento, aceptar y perdonar, comprender y purificar, eliminar lo que afecta negativamente… en definitiva, amar y amarse.

El pasado nos dejó marcados, sin duda, pero el presente nos ofrece la opción de deshacernos de su influencia en lo que ésta sea negativa.

Pero no nos deshacemos del pasado olvidándolo, sino sanándolo.

Hay que encontrar las partes en las que nos afecta hoy y curarlas.

Lo que nos hace daño, fuera.

Lo que nos impide la plenitud, fuera.

Lo que impide la tranquilidad de nuestro espíritu y aleja de nosotros hoy el sentimiento de paz, fuera.

Conocer las influencias del pasado, de la educación que tuvimos, y las cosas que hacemos de un modo inconsciente y sin saber por qué o para qué, es imprescindible para tener un presente descondicionado, y es prepararse para que una felicidad libre y natural esté presente y el futuro venidero.

Te dejo con tus reflexiones…

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Artículos de Colaboradores: Francisco de Sales – www.buscandome.es

Eleanor Longden y su historia con la esquizofrenia

Según las apariencias, Eleanor Longden era como cualquier otra estudiante, acudia a la universidad llena de promesas y sin prestar atención al mundo que la rodeaba. Esto fue así hasta que empezó a escuchar voces en su cabeza. Inicialmente inocuo, estos narradores internos hicieron su vida cada vez más antagónica y dictatorial, convirtiéndola en una pesadilla viviente. Diagnosticada de esquizofrenia, hospitalizada y drogada, Longden fue descartada por un sistema que no sabía que hacer para ayudarla. En el siguiente vídeo Longden narra la conmovedora historia de los años  que le llevo el viaje de regreso a la salud mental, gracias a aprender a vivir escuchando las voces de su cabeza.

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Fuente: Eleanor Longden – Ted.com

¿Para qué sirve la educación? Las respuestas de los más grandes pensadores de la Historia

El debate en torno a cómo debe ser un buen sistema educativo es uno de los que más controversia causa en las sociedades contemporáneas. La mayoría de países tienen problemas al respecto, y todos sabemos que es necesario un cambio, pero las reformas suelen estancarse en polémicos debates sobre cómo se deben dividir a los alumnos en el aula, si se debe evaluar la labor del profesorado o si son útiles los exámenes estandarizados.

Quizás, como explicaba el pedagogo catalán Gregorio Luri en una reciente entrevista en El Confidencial, la escuela será siempre “una causa imperfecta”, pero los grandes pensadores de todos los tiempos tenían claro que el progreso de toda civilización pasa por su mejora.

Así lo cree también la doctora de la Universidad de Santa Barbara Marilyn Price-Mitchell, especialista en desarrollo infantil y juvenil, que asegura que haríamos bien en echar la vista atrás para observar lo que los más importantes filósofos, pedagogos, científicos y políticos pensaban sobre la educación. Esto, en su opinión, nos permitirá superar ciertos debates para llevar la discusión a un terreno más general: ¿qué significa educar? ¿Cuál debe ser el objetivo real de todo sistema educativo?

“En mi trabajo como psicóloga del desarrollo, he luchado constantemente por equilibrar los objetivos de la educación formal con la meta de criar niños felices y saludables que se conviertan en miembros activos de la familia y la sociedad”,explica Price-Mitchell en Psychology Today. Y esto es, en gran medida, algo en lo que coincidían la mayoría de pensadores. “A medida que leas las siguientes citas, descubrirás elementos comunes que unen los aspectos intelectuales, sociales, emocionales y físicos de la educación”, asegura la psicóloga. Y no te acostarás sin saber una cosa más.

1. “El sello de una mente bien educada es que es capaz de contemplar un pensamiento sin tener que aceptarlo”. Aristóteles. (384-322 a.C).

2. “El objetivo de la educación es enseñarnos a amar la belleza”. Platón. (424 – 348 a.C).

3. “La raíz y florecimiento de la honestidad y la virtud se encuentran en la buena educación”. Plutarco. (46-120).

4. “La educación es para el alma lo que la escultura es para un bloque de mármol”. Joseph Addison. (1672-1719).

5. “El secreto de la educación reside en respetar al estudiante”. Ralph Waldo Emerson. (1803-1882).

Tyron Edwards.Tyron Edwards.

6. “El gran objetivo de la educación es disciplinar la mente, no amueblarla; entrenarla para que use sus propios poderes más que llenarla con la acumulación del poder de otros”. Tyron Edwards. Teólogo. (1809-1894).

7. “La educación es algo admirable, pero es bueno recordar de vez en cuando que nada de lo que vale la pena saber se puede enseñar”. Oscar Wilde. (1854-1900).

8. “La educación no reside en la capacidad de memorizar, ni siquiera en lo mucho que sepas. Es saber diferencias entre lo que sabes y lo que no”.Anatole France. Novelista francesa. (1844-1924).

9. “La educación es, sencillamente, el alma de una sociedad pasando de generación en generación”. Gilbert K. Chesterton. (1874-1936).

10. “Todavía nadie se ha dado cuenta de lo que valen la simpatía, la amabilidad y la generosidad ocultas en el alma de un niño. El esfuerzo de toda verdadera educación debe ser sacar a relucir ese tesoro”. Emma Goldman. (1869-1940).

Albert Einstein. (Corbis)Albert Einstein.

11. “El más influyente de todos los factores que configuran la educación es la conversación que haya en la casa del niño”. William Temple. Obispo británico (1881-1944).

12. “La educación no es una preparación para la vida: es la vida en sí misma”.John Dewey. (1859-1952).

13. “La educación es lo que queda cuando has olvidado lo que aprendiste en la escuela”. Albert Einstein. (1879-1955).

14. “Pensemos en la educación como el medio para desarrollar nuestras mayores habilidades, ya que en cada uno de nosotros hay un esperanza y un sueño que, de cumplirse, se traducirá en un beneficio para todos y hará a nuestra nación más fuerte”. John F. Kennedy. (1917-1963).

15. “La educación es el pasaporte para el futuro, el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él hoy”. Malcolm X. (1925-1965).

Martin Luther King. Martin Luther King.

16. “La función de la educación es enseñar a uno a pensar intensa y críticamente. Inteligencia más carácter, ese es el objetivo de la verdadera educación”. Martin Luther King Jr. (1929-1968).

17. “El objetivo de la educación es preparar a los jóvenes para que se eduquen a sí mismos el resto de sus vidas”. Robert M. Hutchins. Filósofo de la educación. (1899-1977).

18. “El principal logro de la educación en las escuelas debe ser crear hombres y mujeres que sean capaces de hacer cosas nuevas, no siemplemente repetir lo que las generaciones anteriores lograron”. Jean Piaget. Psícologo suizo. (1896-1980).

19. “El propósito de la educación es reemplazar una mente vacía por una mente abierta”. Malcolm Forbes. (1919-1990).

William S. Burroughs. William S. Burroughs.

20. “La educación es libertad”. Paulo Freire. (1921-1997)

21. “El objetivo de la educación es el conocimiento, no de hechos, sino de valores”. William S. Burroughs. (1914-1997).

22. “Gran parte de la educación hoy en dia es monumentalmente inefectiva. Con demasiada frecuencia estamos enseñando a los niños a cortar flores, cuando deberíamos estar enseñándoles a plantar sus propias plantas”. John W. Gardner (1912-2002). Secretario de Educación con el presidente Lyndon Johnson. 

23. “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Nelson Madela. (1918-2013).

24. “Cuando educamos las mentes de nuestros jóvenes no debemos olvidarnos de educar sus corazones”. Dalai Lama. (1935-).

25. “Mi madre decía que debemos ser siempre intolerantes con la ignorancia, pero entender el analfabetismo. Porque algunas personas que no pudieron ir a la escuela, están mejor educadas y son más inteligentes que algunos profesores de universidad”. Maya Angelou. Novelista. (1928-).

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Autor: Miguel Ayuso – el confidencial.com