La comunicación afectiva la mejor forma de acercarse a sus hijos y lograr sus objetivos.
- Confían sus hijos en usted para contarle sus asuntos?
- Sus hijos le hacen saber que no está en su mismo registro de comunicación, en otra onda?
- Cuando sus hijos le buscan para comunicarle algo terminan en peleas?
- Conoce el nombre de los amigos de sus hijos?
- Reconoce cuando han tenido un mal día?
- Si sus hijos fueran entrevistados ¿qué dirían al respecto?
Es conocido por los padres situaciones en las que logran comunicarse con sus hijos y alcanzar sus objetivos al hacerlo.
También en ocasiones las comunicaciones son inefectivas, mal tratantes, que desgastan la relación, alteran la convivencia y no transmiten el mensaje del afecto aumentando la frustración al no lograr el objetivo de la comunicación de los padres.
Sucede que en ocasiones cada pareja usa canales de comunicación distintos.
Mientras el padre comunica desde el deber, las reglas o la pertinencia en un momento determinado.
El adulto está organizado desde el principio de realidad y la razón,
El hijo puede comunicar desde la emoción.
Los niños dirigidos desde el principio del placer, son concretos, circunstanciales y emocionales.
La definición más básica de la comunicación contempla tres elementos:
- Emisor: quien emite el mensaje
- Receptor: quien recibe el mensaje
- Mensaje: idea transmitida
Para considerar una comunicación efectiva y asertiva se requiere contemplar además la decodificación del mensaje por lo que es necesario tener presente que el receptor vive y actúa de una determinada manera, lo que requiere una retroalimentación del mensaje, para llegar a la comprensión real y satisfacción de la comunicación que logre el efecto vinculante de la misma.
Requiere de comprobar el mensaje interpretado y dado verbalmente.
Explorar con ellos las motivaciones y circunstancias que le han llevado a actuar de un modo específico.
Motivar por medio de las reflexiones en voz alta para que se comporten de determinada manera. Reflexiones del tipo no juzgar sino pensar en voz alta como si dirigiera sus propias reflexiones que anticipan su actuación como adulto.
Respetar el proceso de desarrollo de cada individuo partiendo del hecho que cada uno vive en su universo simbólico, respetar ese hecho lleva a comprender las diferentes formas como cada persona percibe las cosas, crea un clima de aceptación que favorece el crecimiento y la comunicación eficaz.
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Fuente: Mónica Ceballos Recio – psicologia-online.com