Cómo recordar mejor lo que estudias

 

Por fin una tarde decides ponerte a estudiar. Se trata de una asignatura nueva y es la primera vez que abres el libro. Te marcas como objetivo leerte el primer capítulo en esa primera jornada de estudio. Comienzas a leer y todo te suena a chino. Tu cabeza se llena de multitud de conceptos que núnca habías escuchado antes. Tienes que hacer un esfuerzo tremendo por continuar leyendo. Cada párrafo está repleto de información desconocida que tienes que ir asimilando. Sigues leyendo y parece que poco a poco te vas enterando de algo. Llegas al final del tema y cierras el libro. Estás algo mareado por el atracón de información nueva. Aún así te sientes satisfecho porque crees que has aprovechado la tarde. Podrías incluso explicarle a alguien lo que te acabas de estudiar.

Sin embargo van pasando los días y toda esa nueva información que has adquirido comienza a desaparecer. Una nube cada vez más espesa se interpone entre tú y la información. Una semana después apenas eres capaz de recordar alguno de esos nombres tan difíciles. No hablemos ya de tratar de definirlos o de recordar su relación con el resto de conceptos. Todo ha desaparecido como por arte de magia.

¿Te suena esta situación?

Bueno, pues aquí la magia poco tiene que ver. Todo este proceso de olvido no es nuevo, de hecho se conoce desde el siglo XIX gracias al estudio de La Curva del Olvido. Comprender cómo funciona esta curva es la mejor manera de evitar que la situación anterior vuelva a repetirse.

La Curva del olvido

La curva del olvido explica cómo retenemos la información que estudiamos. Todos sus cálculos se basan en 1 hora de estudio.

A continuación describiré lo que ocurre con esta curva desde el primer día que nos ponemos a estudiar hasta los días sucesivos.

Día 1: Este es tu primer día de estudio. Comienzas con un conocimiento de 0% (es decir, no sabes absolutamente nada del tema) y al final del estudio obtienes un conocimiento de 100%. Esto no quiere decir que te hayas convertido en un experto de repente. El 100 es la medida máxima que has conseguido nada más cerrar el libro. Para unas personas este 100 puede estar más cargado de información que para otras. Todo depende del grado de concentración que le has dedicado a esa hora de estudio.

Día 2: Si durante este día no haces nada para recordar lo aprendido el día anterior (aunque sólo sea pensar un poco en ello), por la noche habrás olvidado entre 50%-80% de toda la información. Es decir, tan sólo recordaras el 50%-20% de esa hora de estudio. Nuestro cerebro recibe un bombardeo continuo de información cada día y por esta razón tiene que eliminar la información que no considera importante. Nuestro deber es comunicarle al cerebro cuáles son las partes que debe retener. La mejor manera de hacerlo es mediante el repaso.

Día 7: Una semana después sólo recordaremos un 10% de toda la información aprendida durante el primer día.

Día 30: Si ha pasado 1 mes y no hemos hecho nada en todo este tiempo por recordar lo estudiado, tan sólo mantendremos un 2% de la información aprendida en aquel día tan lejano. Volver a estudiar de nuevo ese tema es casi como cogerlo de cero.

Cambia la forma de la curva

Comprender todo el proceso anterior nos permite alterar la forma de la curva para que juegue a nuestro favor.

Tan sólo necesitamos invertir una cantidad de tiempo muy pequeña durante los días sucesivos para que la curva no descienda. A continuación podéis ver la línea amarilla que describe la nueva curva.

Día 2: Tan sólo son necesarios 10 minutos de repaso durante este día para volver a colocar la curva en el 100. Quiero puntualizar que estos 10 minutos se corresponden con 1 hora de estudio inicial. Es decir, si inicialmente estudiaste 3 horas, en este segundo día tendrás que hacer un repaso equivalente de 30 minutos.

Día 7:  Sólo necesitas 5 minutos para reactivar toda la información (siempre teniendo en cuenta que ya hiciste una reactivación durante el día 2). Si estudiaste 3 horas, necesitarás 15 minutos para reactivar la información.

Día 30: Si has ido repasando puntualmente durante los días anteriores, llegado el día 30 tan sólo necesitarás 3 minutos para recordar el contenido de aquella hora de estudio.

No malgastes tu tiempo

¿Te parece que  hay que invertir demasiado tiempo durante todo este proceso? Vamos a hacer un pequeño cálculo.

Vamos a calcular los minutos necesarios de estudio con la curva “clásica” y la curva “modificada”.

Curva clásica: 60 minutos (hora inicial) + 60 minutos (el día 30 casi empezando de 0) = 120 minutos

Curva modificada: 60 minutos (hora inicial) + 10 minutos (día 2) + 5 minutos (día 7) + 3 minutos (día 30) = 78 minutos

La curva clásica nos obliga a invertir 42 minutos más para conseguir los mismos resultados que con la curva modificada. Vuelvo a remarcar el hecho de que estos cálculos se basan en 1 hora de estudio. Para cantidades mayores los resultados aumentarían exponencialmente.

Vamos a ver lo que ocurriría con 3 horas de estudio:

Curva clásica: 180 minutos (3 horas de estudio iniciales) + 180 minutos (día 30) = 360 minutos

Curva modificada: 180 minutos (3 horas de estudio iniciales) + 30 minutos (día 2) + 15 minutos (día 7) + 9 minutos (día 30) = 234 minutos

Esta vez las diferencias de tiempo entre elegir una curva u otra sobrepasan las 2 horas.

¿Es que del día 7 al 30 no se estudia nada?

Lanzo esta pregunta porque sé que más de uno me lo va a preguntar. El estudio y la forma de estudiar de cada uno no es una ciencia exacta. Estos números son una aproximación. Cuando se quiere representar el cambio en el tiempo mediante un gráfico se escogen valores extremos para visualizar mejor la magnitud de esta variación. El día 30 marca el punto máximo en el cual hemos olvidado casi toda la información. Personalmente considero que no conviene esperar tanto, es decir, si hemos repasado el día 7 no vendría mal volver a repasar el día 15. La mejor forma de obtener beneficios de esta forma de estudio es ponerla en práctica. Haz la prueba y estudia 2 temas, uno con la curva clásica y otro con la curva modificada. Luego me cuentas tu experiencia.

Muchas veces nos quejamos de la falta de tiempo para sacar las asignaturas adelante. Realmente se trata de una falta de planificación y organización. Con menos tiempo se pueden conseguir los mismos resultados. O lo que es lo mismo: con el mismo tiempo y una buena planificación obtendremos mejores resultados.

 

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5 Principios del marketing que todo docente debería aplicar en el aula

Marketing y Educación. Educación y marketing. Tan lejos, tan cerca… Este artículo quiere seguir una línea que ya hace un tiempo empecé y que tiene que ver con la aplicación de conceptos del marketing al ámbito educativo. Como ya he comentado en anteriores artículos, debo reconocer que cada vez son más las similitudes que voy encontrando entre ambas disciplinas. En esta entrada, concretamente, quiero hablarte de los 5 principios del marketing y cómo puedes relacionarlos con la práctica docente. Te aseguro que el resultado, cuanto menos, te va a resultar sorprendente. ¿Me acompañas?

Los 5 principios del marketing aplicado a la labor docente.

1. Información. No cabe duda de que la sociedad en la que vives es una sociedad de la información o, mejor dicho, una sociedad de la sobreinformación. Los alumnos están completamente saturados de definiciones, fechas, características, clasificaciones, excepciones… Y esta sobrecarga no hace más que perjudicarles porque, si bien les aportas mucha información, en muchas ocasiones se te olvida enseñarles a cómo gestionarla. Como docente te olvidas de que de alguna manera estás compitiendo a lo largo de la mañana con otros compañeros, los que vendrían a ser otras empresas que también quieren colocar su producto. Es por ello que la información debe ocupar un lugar relevante en cualquier estrategia de marketing, en cualquier metodología de enseñanza-aprendizaje. Es por ello que debes elegir y muy bien qué información quieres dar a tus alumnos para, a continuación, enseñarles a gestionarla y utilizarla en beneficio propio. Si no eres capaz de dar una información que el cliente o el alumno no sea capaz de ver como útil, entonces esta información está destinada al más absoluto olvido, desaparecerá en pocos segundos de la memoria de tus alumnos. Así que cuando aportes información a tus alumnos intenta siempre aportar un valor añadido, añádele algo personal y, sobre todo, hazles ver lo útil que puede resultarles la información que les facilitas de cara al futuro.

2. Emoción. ¿Te has parado a pensar por un momento qué pasaría si en lugar de transmitir conocimientos, transmitieras emociones? La emoción es un aspecto fundamental en cualquier campaña de marketing, en cualquier campaña que intente convencer que su producto es único, necesario e imprescindible. Así que, cuando enseñes, ten en cuenta que no basta con explicar, nada más lejos. Si quieres llegar a tus alumnos debes hacerlo con emoción, pasión y entusiasmo. Debes cautivar a tus alumnos, enamorarlos con aquello que les enseñes.

3. Consumidor. No hay nada más importante en una campaña de marketing que el consumidor de un producto. Puedes tener el mejor producto del mundo, pero si no eres capaz de cuidar o de mimar a tus alumnos, tus productos no tendrán ningún valor. En tu caso los consumidores son tus alumnos y como tales son lo más preciado que tienes. Y en muchos casos te olvidas de este detalle con facilidad. Además, cometes el error de pensar que toda los consumidores de tu producto, que todos los alumnos a los que enseñas, deberían interesarse por igual por aquello que enseñas. Y esto es un error. ¿Te has parado a pensar que no puedes interesar a todos enseñando a todos de la misma manera? De ahí que la clave para que todos tus alumnos disfruten de tu producto, de tus clases es intentando personalizar al máximo aquello que enseñes de tal manera que puedas llegar, si no a todos, a una gran mayoría. Seguramente habrás oído la frase Think outside the box -piensa diferente. Pues bien, pensando en la diversidad de tus alumnos serás capaz de ofrecerles a cada uno un producto que les gustará tanto que acabarán por consumirlo.

4. Creatividad. Tienes una enorme competencia y no lo sabes. Tu asignatura compite todos los días con otras seis o siete asignaturas. Tus compañeros son tus rivales, son las otras empresas que intentarán vender sus productos dando lo mejor de sí mismos. Es por ello que resulta fundamental que puedas diferenciarte del resto. Y para ello es fundamental que te sirvas de la creatividad parar conseguirlo. Cuanto más creativo seas, más diferenciarás tu marca. Diferénciate del resto de compañeros, haz que tu asignatura sea la que más quieran consumir tus alumnos. Y para conseguirlo puedes hacerlo teniendo en cuenta estos tres aspectos:

  • Haz que la información que des siempre sea útil.
  • Plantéate convertirte en tu propia marca. Diferénciate como docente del resto de compañeros explicando desde la originalidad, pero sin olvidar la emoción, la pasión y el entusiasmo.
  • Aquello que vendas, aquello que enseñes envuélvelo con las mejores herramientas, haz de las Nuevas Tecnologías tus mejores aliadas y que ellas te ayuden también a diferenciarte del resto, a ser especial, a ser único, a ser necesario.

5. Planificación y estrategia. Todo producto que quiera venderse necesita de una planificación, de una estrategia de venta. Pues bien, en tu caso como docente planificar tus sesiones lectivas es fundamental. De lo que se trata es de preparar a conciencia cada una de tus clases, intentando no dejar nada para la improvisación. Cuanto más calcules, cuanto más visualices una sesión lectiva, más recursos tendrás para llevarla a cabo de forma satisfactoria. La improvisación no es la mejor compañera de una marca, ni tampoco de ningún docente. Y cuando planifiques, no olvides que es mucho más importante pensar en cómo vas a enseñar el contenido previsto que el contenido en sí. Es decir, es más importante pensar qué estrategia utilizarás para captar y seducir a tus alumnos que no aquello que pretendes enseñar. Este último aspecto es algo que con frecuencia se olvida y a mí me parece fundamental. Como sabes que te sabes lo que sabes no piensas en pensar cómo enseñarlo. ¿Lo has captado?

Estos son los 5 principios del marketing que hoy te he enseñado y que he relacionado con tu labor docente. Sin duda son cinco principios muy válidos para tu profesión que bien ejecutados te pueden dar unos resultados tremendamente óptimos. Acabaré este artículo con una cita de Philip Kotler que me encanta de y que reza así:

 

El marketing no es el arte de vender lo que uno produce, sino de saber qué producir

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Fuente: Justifica tu Respuesta