desQbre – Optimismo… 5 motivos para ser optimista

 

 

¿Ser optimista o pesimista?

165851_453963824623043_1462044292_nCada vez que surge una conversación en relación al optimismo o pesimismo, siento que el grupo se separa en dos opiniones muy diferenciadas:  la de los optimistas, a los que pintamos como seres bondadosos, delicados y felices en cualquier momento de su vida; y los pesimismtas, esos seres cabizbajos, casi malhumorados, que siempre están en disputa por cualquier asunto.

Estos estereotipos no nos hacen bien, ni a unos ni a otros, sobretodo porque es una perspectiva de aquellos que están en el otro bando.

Con la que está cayendo ahí fuera parece de insensatos pensar en el optimismo como algo funcional, es decir, que nos pueda servir para algo. Este post no aboga por la felicidad a toda costa, sino de encontrar esos motivos por los que merece la pena ser optimista.

MOTIVOS PARA SER OPTIMISTA

1. Objetivos.

Pensar que es posible te ayuda a alinearte con aquello que quieres conseguir. Para tomar una decisión adecuada sobre tus objetivos y metas, te servirás de muchas herramientas: tu experiencia, tus conocimientos, tus contactos, tus características de personalidad, etc…, pero pensar que puedes conseguirlo será una pieza fundamental.

2. Motivación.

“Si tienes claro lo que quieres, ve a por ello”… eso decía Rocky a su hijo en uno de sus discursos paternales.  Y tenía toda la razón, cuando tenemos claro nuestros objetivos, el siguiente paso viene con la motivación, esa llave que nos da la energía para levantarnos día a día y luchar por lo que queremos.

3. Acción

Siendo optimista, tendrás ganas de levantarte, de luchar, de emplearte en nuevos proyectos, a fin de cuentas…. de volver a intentarlo.

4. Valoración

Independientemente de lo que te hayas propuesto, posteriormente siempre viene una valoración, de lo que has hecho bien, mal, de lo mejorable, incluso de lo imperdonable. Con una actitud positiva, serás capaz de ver lo que has conseguido y que te sirva de aprendizaje para futuros intentos.

5. Satisfacción

¿Qué ocurre cuando no conseguimos nuestros objetivos?. Cargarnos de optimismo no implica olvidarnos de lo frustrante que es luchar por algo y no conseguirlo, al contrario, sí que vamos a ser conscientes de ello, y cuando pasemos el mal trago nos podemos armar de valor para apreciar todo lo que aprendimos, lo que nos enseñó esa experiencia, y ¿por qué no?…. volver a empezar con objetivos, planes e ilusiones nuevas

Fuente: http://psicologiadelcambio.com/2012/07/26/optimismofuncional-5-motivos-para-ser-optimista

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desQbre – Pensamientos que reducen tu Autoestima

532828_449917891694303_656768001_nQuererse a uno mismo es lo que permite amar a los demás, relacionarse mejor y triunfar en la propia vida, por eso es tan importante elevar el nivel de autoestima.

La autoestima es el reconocimiento del valor de sí mismo, es estar conforme con el propio esquema corporal, con la identidad, con la conducta, con las relaciones y con el trabajo que se ha elegido; es haber aprendido a respetar el propio lugar, las necesidades, los sentimientos y las propias emociones; es tener el coraje de seguir las inclinaciones y la vocación personal; es saber que lo que se ha llegado a ser ha sido ganado con fuerza de voluntad y esfuerzo; es tener proyectos y confiar en sí mismo; es saber perdonarse los errores y tener esperanza; es estar orgulloso de la persona que se es.

Pero existen pensamientos que pueden acosar a una persona y bajar su autoestima, como las ideas fijas que resultan inadecuadas. Esas ideas son aprendidas y condicionan su creatividad y su conducta; son un obstáculo para los cambios, la convencen de que es no es buena para algunas cosas y bloquean las oportunidades que se le presentan.

Cuando una idea está muy estructurada en el pensamiento y uno se da cuenta que lo limita, es necesario salir de ese condicionamiento abandonando el temor a cometer errores y al fracaso y además no pretender ser perfecto.

El perfeccionismo hace que los proyectos no se cumplan y por otro lado es una meta que es imposible cumplir porque no hay nadie que sea perfecto.

No es la perfección lo que permite realizarse como persona, sino la creatividad personal que es única.

Tampoco son sólo los resultados los que producen satisfacción, sino todo el proceso, la experiencia que se adquiere, lo que se aprende, lo que se puede expresar con el propio obrar.

Tener complejo de inferioridad es tener baja autoestima, es cometer el error de pensar que siempre serán los otros los mejores y que nunca los podrá superar porque cree que la vida es siempre una competencia con los demás.

Se puede ser diferente y único pero nunca compararse con los demás, porque los otros también son únicos y distintos. Solamente se puede hacer una comparación con el propio potencial, quién se es ahora y quién se podría ser.

Por esta razón resulta fundamental conocerse, aceptarse, comprenderse y ser bueno y compasivo con uno mismo.

Los sentimientos de culpa también bajan la autoestima y surgen cuando se actúa sin responsabilidad, pero estos sentimientos son inútiles si se continúa actuando en forma irresponsable, porque no hay juez más severo que uno mismo.

La autoestima no proviene de lo que dicen o piensan los demás, sino que es el propio auto concepto, la genuina sensación interna de estar intentando ser la mejor persona que se puede ser.

Las elecciones que cada uno hace revelan cómo se valora como persona. Si se elige no asumir riesgos, apostar a lo seguro, hacer lo que hace la mayoría, es porque se pretende ser perfecto y no se tiene confianza en sí mismo, en las propias cualidades ni en el potencial.

La depresión, la ira, el resentimiento y el rencor, son también elementos que disminuyen la autoestima, porque son emociones que no permiten avanzar y mantienen al individuo en el pasado, y el pasado no se puede cambiar.

Cada uno es responsable de su propia vida y no puede adjudicarle al destino las experiencias que le tocan vivir, porque el problema no es lo que sucede sino qué hace la persona con lo que le pasa.

Sentirse víctima es la mejor excusa para no intentar nada.

 

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Fuente: http://psicologia.laguia2000.com/

desQbre – El Valor del Silencio

Las personas pueden ser más apreciadas por sus silencios que por sus palabras, porque saben escuchar.

El silencio puede ser más elocuente que cualquier palabra. Por ejemplo, en una situación límite el silencio es el que confirma el desenlace.

La gente no sabe disfrutar del silencio, que es algo que no tiene precio, sin embargo están dispuestos a gastar para escuchar ruidos molestos.

Muchos tienen dificultades para relacionarse porque tienen miedo de no saber qué decir, no se dan cuenta que para agradar es mejor no decir nada y conservar el misterio.

La naturaleza tiene silencios que son sagrados, cuando parece que hasta los pájaros dejan de cantar y la brisa deja de soplar para no quebrarlo.

Vivimos rodeados de ruidos que nos obligan a mantenernos alejados de nosotros mismos y nos mantienen pegados a las cosas; intentando tapar con música los ruidos de la calle o con conversaciones triviales hablando por teléfono y arriesgando la vida por estar desatentos.

Las cosas superficiales son ruidosas para destacarse porque están vacías de contenido; en cambio, lo que es esencial y verdadero permanece en el silencio.

Los grandes momentos exigen silencio para poder estar atentos, no distraerse y concentrarse en los significados.

Los cultos religiosos son silenciosos porque solamente en silencio está lo sagrado; el espacio entre los pensamientos; nuestra interioridad; la eternidad y el ser verdadero.

El silencio expresa mejor los sentimientos que las palabras, porque el que mucho dice poco siente.

Las palabras hieren pero el silencio es piadoso y misericordioso.

La música se expresa en función del silencio que la precede y en los momentos de mayor dramatismo es más elocuente el silencio que la música.

El ruido caótico define a una civilización como desordenada, salvaje y subversiva, que es cuando los individuos no tienen ninguna consideración hacia el otro.

El ruido es la barrera que se interpone en la comunicación social, produciendo interferencias, malos entendidos, errores, falsas interpretaciones, desavenencias, litigios, discusiones y hasta violencia física; y el silencio suele expresar con claridad los sentimientos.

El miedo a relacionarse impide hacer silencio y obliga a aturdir al otro con palabras vacías de contenido que sólo consiguen alejarlo.

Más allá de nuestros pensamientos está el silencio que puede experimentarse en la meditación como algo profundo y anhelado.

El silencio predispone a la calma y a la reflexión, es el lugar de las mejores ideas, la fuente de la creatividad.

El silencio es más real que las cosas porque es el canal que permite el surgimiento de lo verdadero.

El que ante una ofensa se queda en silencio desarma a su agresor, lo descoloca y lo inhibe y además se adueña de la situación.

El silencio es el perdón y la posibilidad de ser perdonado y es el único modo de guardar secretos.

La paradoja del silencio es que se destaca por la ausencia de ruidos, deja huellas aunque sea una incógnita, tranquiliza y produce sosiego aunque nadie lo note y sin ruido deja más lugar para la imaginación.

Sólo vale la pena romper el silencio para agradecer, porque las palabras nunca pueden expresar fielmente lo que estamos pensando.

El silencio es la mejor plegaria, el mejor camino hacia el autoconocimiento, la vía recta a la divinidad.

La muerte debe ser por fin el silencio tan deseado, que nos permita crear un mundo nuevo.

Fuente: http://psicologia.laguia2000.com