Quisiera presentaros unos consejos que os ayudarán a potenciar vuestro desempeño laboral y os hará sentir más útiles en vuestro puesto de trabajo. El punto de partida para poner en práctica estos comportamientos es el aceptar que todos podemos ser mejores de lo que ya somos. Tener la capacidad de autocrítica bien desarrollada os facilitará sin duda pensar en los aspectos que os presento a continuación.
- Nunca hay que pensar que somos imprescindibles.
Los empleados somos prescindibles. Ante cualquier baja médica, vacaciones o rescisión de la relación laboral cualquier persona podrá cubrir nuestros puestos sin que el departamento o la empresa en la que trabajamos tenga que cerrar sus puertas. No debemos intentar acaparar todo, estar conectado las 24h del día con el mundo laboral y mucho menos hacer pensar a los demás que sin nosotros el trabajo no saldría. Con ello sólo conseguiremos dos cosas: aumentar nuestra ansiedad y dar a pie a los otros para que nos exijan cada vez más, incluso sobrepasando el límite de lo posible, pues nosotros mismos les habremos hecho creer que éramos los únicos capaces de sacar la faena adelante. Recordemos que somos empleados, pero también somos personas con vida social y familiar y con la necesidad permanente de cuidar nuestra salud.
- Está bien ser perfeccionista, pero de manera selectiva y no obsesiva.
El perfeccionismo es bueno, pero de manera controlada. Ser excesivamente autoexigente nos convierte en esclavos de lo que hacemos, porque sin darnos cuenta vamos subiendo progresivamente nuestro grado de exigencia, llegando a veces a situaciones en las que nos ponemos objetivos prácticamente inalcanzables y cayendo en una frustración permanente cuando así ocurre. Además, la autoexigencia mal gestionada nos lleva a exigir desmesuradamente también a los demás con todo lo que ello conlleva: mal clima laboral, poca empatía, conflictos innecesarios, mala imagen de cara al exterior, absentismo…
- Demostremos eficacia y resolución de incidencias más que presencia en el puesto de trabajo.
No por estar en el lugar de trabajo más tiempo del debido somos mejores trabajadores ni somos los que más trabajamos. Nadie pone en duda que en ocasiones tengamos que alargar nuestra jornada por una sobrecarga puntual de trabajo, pero no hay excusa ni motivos para que esto ocurra de manera frecuente. Si tenemos que alargar nuestra jornada más de lo debido casi a diario pensemos en cuál es el problema, quizás no nos estemos organizando, quizás no todo lo que hagamos sea verdaderamente urgente, quizás deberíamos delegar algunas tareas…
- Hagamos sólo una cosa a la vez, pero atendiendo a lo que es urgente y a lo que es importante.
Para ayudaros con el punto anterior quizás os sirva antes conocer y aplicar la Matriz de Eisenhower. En ella se trata de anotar en cada cuadrante las tareas que realizáis según sean tareas importantes versus no importantes y tareas urgentes versus no urgentes. Según se sitúe esa tarea podremos determinar si tenemos que hacerla ya, si podemos posponerla, si tenemos que delegarla o si es una tarea que quizás no tuviéramos que realizar.
- Arriesguemos, equivoquémonos y corrijamos ¿por qué no?
La era paternalista y controladora ya quedó atrás. Tener que consultar todo lo que hacemos y ser simplemente ejecutor de lo que se nos pide ya no debería ser nuestra forma de trabajar. Ahora toca pensar, probar, arriesgar, equivocarse, aprender y emprender. Es la era de la emprendeduría, de la innovación y de la creatividad, donde la marca (ya sea personal o empresarial) adquiere un papel fundamental para destacar con respecto a la competencia y ser el mejor, el preferido ante la elección final del cliente.
Aportación de colaboradores: Alex Gonzalez – http://alexgez.blogspot.com.es/