Cuando ya no nos quieren

Ante un desengaño, ruptura o abandono amoroso, es inevitable pasar por fases de tristeza, desesperación, impotencia… Los sueños, las ilusiones, se rompen para una parte u otra de la pareja y suele empezar un calvario, cuya duración depende de cada afectado, que pasa por varias fases:

Fase de súplica. La primera reacción puede ser llorar e implorar su amor. No se pierde la dignidad por decirle a alguien que le ama, pero sí se hace cuando le están diciendo que no le quieren a usted y sigue insistiendo como si no tuviera valor, como si en su vida no fuera a tener otra oportunidad de encontrar a alguien que le merezca.

Fase de razonamiento. En ella, la persona despechada, que no entiende cómo todo funcionaba bien y de repente todo se desmigaja, intenta a través de razonamientos hacer ver a la otra parte que se ha equivocado, que no va a encontrar a nadie igual, que todo vale la pena por el tiempo invertido y que hay posibilidad de corregir lo que no funcionó.

Fase de locura, en la que se pasa del amor al odio. Se verbaliza que no se quiere saber nada del otro, pero contradictoriamente se buscan mensajes, llamadas o algún indicio de que su ex puede haber recapacitado y volver.

Fase de adaptación. Poco a poco, la vida se va ordenando. Como todo proceso de pérdida, uno empieza a encajar en esta nueva etapa de su vida. Empieza a normalizar su rutina, duerme mejor, trabaja como siempre, se relaciona con sus amigos, su ex deja de ser el protagonista de todas las conversaciones y comienza a tener ilusión.

Fase de indiferencia. Ya se está preparado para vivir sin la presencia del ex, no lo recuerda, y por fin ha pasado a un segundo plano. Esto no significa que si se lo encuentra por la calle no le dé un vuelco el corazón o vuelva a despertar los buenos y malos recuerdos, pero por la general vive ajeno a su ruptura. Ya no hay desamor, sino un periodo en el que usted se abre y se siente seguro.

Fase transversal. Se vive a lo largo de todo el proceso de pérdida y desamor. Y los protagonistas de ella son su apoyo social, aquellos que no le dejan ni a sol ni a sombra para animarle. Son los buenos amigos, esa parte de la familia que siempre está para todo, aquellos que desean siempre su felicidad. Escúchelos, tienen una visión distinta de lo que ha ocurrido y ahora le dirán todo lo que pensaban de forma sincera, opiniones que igual llevaban tiempo callando por respeto a su relación y sus decisiones. Déjese arrastrar por ellos.

Normalmente vivimos instalados en la velocidad, pero cuando uno se ve inmerso en una ruptura amorosa, parece que todo se ralentiza, que no pasan las horas. Se deja de vivir el presente porque es donde se convive con la tristeza y nos dedicamos a contemplar el pasado como si se pudiera alterar. Existen personas que le dan vueltas y vueltas, fantasean con la posibilidad de regresar en el tiempo y lo verbalizan.

Pero no es posible volver y se puede asegurar que tras unos meses, superado el infierno, a lo mejor la pérdida se ve con otros ojos, incluso se llega a atisbar su parte positiva.

No viva la separación de forma irracional, como si el mundo se acabase después de esa persona amada. La emoción dominante en estos momentos es tan intensa que se piensa que es la única verdad que existe. La forma de evaluar, de interpretar y de plantear la ruptura va a ser la clave para luchar y seguir adelante dignamente. Acepte la pérdida, deje de hacer reproches, de buscar culpables, de sentirse un miserable…la vida sigue.

Salvo que se sea feliz en la relación de pareja, nadie tiene la obligación de permanecer al lado de alguien a quien no valora ni ama. Usted es libre de estar solo o buscar con quién sentirse vivo. Su pareja también. Raras veces se rompe el amor de mutuo acuerdo.

«Es tan corto el amor y tan largo el olvido…” – Pablo Neruda

Si se encuentra en esta situación o conoce a alguien que lo esté, aquí tiene unos consejos que le ayudarán a tener más autonomía y a contemplar el mundo desde otro punto de vista.

Reinterprete. Realmente no es la ruptura lo que no le deja vivir, sino el resultado de la evaluación que hace de ella. Creer que la situación es catastrófica e insalvable es solo un estilo negativo de afrontar las cosas. Pero si cree que realmente la situación es así, seguramente ocurrirá así. Empiece a focalizar la atención en lo que todavía le hace sentir bien. Salir adelante o no, depende de usted; si usted no se salva, nadie lo hará. Lo que piense, lo que haga y lo que siente se influyen mutuamente. Hay que aceptar que se va a pasar una mala racha y que todo volverá a su sitio.

Aproveche las emociones. Es necesario aprender a tolerar la frustración y las otras emociones negativas, porque con ellas se madura. Durante días cambiará su intensidad y variedad porque se trata de un proceso de duelo por la persona perdida. No tienen más protagonismo del que se les quiera dar. Es bueno aliviar esos sentimientos a través del ejercicio físico, expresándolos por escrito o a través de la pintura, la música…

Hable y escuche. Hablar con sus amigos de lo que le ocurre es importante, pero hágalo si puede con varios, para no torpedear siempre al mismo, también cuénteles otras cosas de su vida, pregúnteles por ellos y no convierta las conversaciones y los ratos con amigos y familiares en un monotema: “su ex”. No es la única persona con problemas, ni su problema es el más grave, solo se dará cuenta si escucha a los demás. Es el momento de implicarse en causas y proyectos solidarios. Su dolor pierde valor cuando convive y es empático con el de otros.

Actúe sobre su comportamiento. Atrévase a conocer a gente nueva, visite ambientes que siempre le hubiese gustado frecuentar. No espere a estar bien para hacer cosas. Esta regla funciona al revés: tiene que hacer cosas para poder llegar a estar bien.

Cuídese y mímese. Vigile su aspecto, alimentación, higiene y salud. Dedique más tiempo a esto y menos a pensar. Sobre todo al principio, dese caprichos que le hagan sentir mejor y que habitualmente no se concede.

Rodéese de gente que le quiere. El apoyo social es importantísimo en estas circunstancias. No caiga en la trampa de buscar la soledad constantemente, no le ayudará a distanciarse del pasado.

El pasado sirve para aprender. Si está arrepentido de algo, es mejor buscar su propio perdón que seguir intentando que le perdone el otro, porque si ya no le ama, da igual que haga muchos méritos por demostrar lo que vale: sencillamente no le atraen porque ya no le quiere. Guarde esos valores para personas que puedan apreciarlos y derroche su energía en otras actividades. Tampoco parece buena idea de cara a superar una ruptura pensar que “podemos ser amigos”. Si eso es posible, ya llegará solo; por el momento, la distancia es lo más sano en la mayoría de los casos.

desQbre

Autora y fuente: Patricia Ramírez – elpais.com

desQbre – Psicoterapia de Pareja

548411_374685465908272_272095272833959_1042621_824650748_nToda pareja sella su relación por medio de acuerdos y pactos inconscientes, que pueden llevar a un desarrollo de la pareja o, por lo contrario, pueden producir absolutas repeticiones de modelos primitivos.

Algunas parejas repiten ciegamente, sin dejar lugar a la creatividad, necesaria en todo vínculo saludable. La repetición exagerada se produce por duelos no elaborados, secretos familiares u otras situaciones del pasado que se instalan en el vínculo presente y causan sufrimiento.

La psicoterapia de pareja puede brindar el espacio para que «el niño herido» se exprese y se calme, y para que de ahí en más pueda volver al presente a reencontrarse y crecer en conjunto.

Uno de los objetivos de la psicoterapia de pareja, es que se produzca el encuentro entre las dos personas en conflicto. Para eso, cada uno debe conectarse con lo que siente y no quedar «enganchado» con hablar del otro. Lo más común es actuar como jueces y pretender que sea el otro el que cambie.

La causalidad suele así ser circular: cada uno adjudica al otro las claves de su sufrimiento. Con la ayuda de un profesional, es posible que se genere una apertura, donde cada uno muestre sus necesidades y, sobre todo, tome conciencia de su parte en el conflicto, saliendo del rol de víctima “pobrecito yo”.

El noviazgo y el matrimonio son un terreno propicio para la emergencia de viejas heridas que llevamos dentro y que generalmente, no aparecen antes de estar en pareja. Dolores no expresados en la infancia (el niño herido), salen a la luz en nuestras reacciones cotidianas frente a la pareja actual e impiden una verdadera relación íntima con el otro.

En muchas ocasiones, los dos integrantes de la pareja están reclamando a su padre o madre desde su propia escena infantil.

Salir de los estereotipos que se repiten inconscientemente y dejar de acusar al cónyuge de todo lo malo, implica abrirse al conocimiento de sí mismo y del otro con sus diferencias (ya no está el otro idealizado de la etapa del enamoramiento).

Posibilitar el encuentro inédito entre los dos y animarse a transitar un nuevo terreno de desarrollo potencial. Ese es el desafío para muchas parejas en crisis, que aprovechan las mismas como lo que realmente son: una posibilidad de cambio y crecimiento.

Fuente: http://psicologiayelser.blogspot.com.ar/2012/03psicoterapia-de-pareja.html

garantia-satisfaccion

desQbre

desQbre – del Amor al Odio

400186_292593590775893_546614928_nLa convivencia de una pareja es una dura prueba difícil de superar con éxito, más ahora que lo habitual es que dos personas se deciden a vivir juntos cuando ya han disfrutado de su experiencia solos.

Compartir la vida exige aceptar otra manera de vivir que puede ser eficaz, porque no necesariamente la forma de ser propia es la mejor.

La vida en común enriquece a la personalidad, que se puede nutrir de las características del otro, que no siempre es su alma gemela.

El peor error de los hombres es identificar a su mujer con su madre y tener las mismas expectativas; porque la casa es de los dos y la responsabilidad de su funcionamiento de ambos.

La convivencia revela el verdadero carácter de cada uno de los integrantes de una pareja, cómo son sus sentimientos, su capacidad de generosidad o egoísmo, su manera de convencer, su necesidad de dominio, su capacidad para enfrentar los problemas, su paciencia, su comprensión, su fortaleza, y si son independientes y maduros.

El amor distorsiona la percepción de tal manera, que muchos rasgos de carácter de la pareja son minimizados y hasta ignorados en un primer momento por el otro, para aparecer durante la convivencia, en las contingencias y divergencias de la vida diaria, que es cuando recien se puede ser capaz de darse cuenta de la verdadera naturaleza del otro.

Los hombres muy seductores y atractivos es probable que lo sigan siendo mientras vivan; representan un orgullo por haberlos conquistado, pero significan un calvario para la convivencia. Necesitan sentirse halagados y perseguidos por las mujeres, y seguramente no podrán evitar tener aventuras.

Con las mujeres muy atractivas y bellas ocurre lo mismo, suelen ser peligrosas, porque son habitualmente asediadas por muchos hombres. Su pareja se podrá sentir orgulloso de tenerla a su lado pero comenzará a sentirse celoso, inseguro e incómodo hasta de sus posibles pensamientos.

El problema más común es enamorarse de un ideal, no de una persona real, que seguramente tiene defectos, que comete errores y que no siempre tiene el comportamiento que se espera.

La gente no ve lo que no quiere ver, y está dispuesta a mantener la imagen idealizada de una pareja, construida desde la niñez en base a las figuras de los padres que tuvieron o que hubieran querido tener, que no tienen nada que ver con la realidad y que les servirán para elegir siempre el mismo tipo de pareja.

Pero el esfuerzo para hacer coincidir la persona real con el ideal, con el tiempo se diluye y es cuando se comienza a tomar conciencia de la persona real.

Es difícil admitir no haberse dado cuenta antes de quién es quién, de manera que se adjudica el fracaso de la pareja a la rutina de la convivencia y al desgaste, cuando en realidad fue que ambos no pudieron ver detrás del velo que los ocultaba antes, cuando estaban enceguecidos por el amor.

Sin embargo, no siempre, el hecho de haber idealizado a la pareja es una condición negativa, porque puede ocurrir en el mejor de los casos, que puedan superar sus expectativas si se comienzan a mirar desde una perspectiva más amplia, dejando de lado los condicionamientos de la niñez.

Las personas son insondables y complejas, y no se agotan en un solo rasgo de carácter. Son como los diamantes en bruto, hay que saber apreciarles su potencial porque muchas veces nos llegan a sorprender.

Pero de lo que si tenemos que estar seguros es que no podemos cambiar a nadie.

Fuente: http://psicologiayelser.blogspot.com.ar/2011/03/del-amor-al-odio

Firma desQbre 2012

desQbre – Cómo enfrentar una separación sentimental

Lo más importante en un proceso de separación de una pareja es, dentro de lo posible, tratar de hacerlo bien, ya que no se saca nada con actuar de mala fe, de manera vengativa y tratando de perjudicar al otro, especialmente si existen hijos. Para tener una separación lo más civilizada y sana posible, el psiquiatra Roberto Amon entrega algunas recomendaciones generales de cómo actuar en estas circunstancias.

La pérdida, ruptura o disolución de un vínculo afectivo significativo, como la separación o la pérdida de un ser querido, es para cualquiera de nosotras motivo de sufrimiento y el inicio de un proceso de duelo, en donde la persona experimenta una serie de cambios psíquicos, físicos, emocionales e incluso espirituales.

La intensidad y duración de estos cambios dependerá de múltiples factores, como por ejemplo el tipo de separación, ya sea esperada, repentina, apacible, violenta; la intensidad de la unión; si hubo terceros involucrados; características de la relación; edad de cada uno; factores de personalidad; apoyo social percibido; etapa ciclo vital familiar, ya sea con hijos pequeños o adolescentes; etapa de partida de los hijos; retiro de la vida activa, etc. Por tanto, así como cada vínculo afectivo es un único e irrepetible, también lo es su disolución.

El médico Psiquiatra de la Universidad Chile, Dr. Roberto Amon Jadue explica que las etapas por las que atraviesa una persona que experimenta una ruptura amorosa, son las mismas que en un duelo y son básicamente las siguientes, aunque no necesariamente de manera secuencial:

Etapa de Schock: Impacto inicial en el momento de la separación que puede cursar con alteración de conciencia (confusión y conducta desorganizada).

Activación: Intensa actividad destinada a comprobar, reaccionar, salvar, vengarse, etc.

Emociones Intensas: Llanto, desesperanza, rabia, miedo, tristeza, angustia. Alternadas con Negación de la separación.

Alteraciones del Sueño: insomnio, sueños recurrentes, pesadillas, etc.

Etapa Depresiva y de Desesperanza

Fase de Reparación o Recuperación

El psiquiatra explica que lo más importante en un proceso de separación de una pareja es, dentro de lo posible, tratar de separarse bien, ya que no se saca nada con actuar de mala fe, de manera vengativa y tratando de perjudicar al otro.
“Y esto es especialmente importante si existen hijos. Además debemos tener presente que todo fracaso de una relación, independiente de cómo se haya producido, traduce una disfunción en ambas partes de la pareja��?, aclara el profesional.

Para tener una buena separación o lo más civilizada y sana posible, el especialista entrega algunas recomendaciones generales de cómo actuar en estas circunstancias:
– Ser valiente y honesto consigo mismo y con el otro
– No desaparecer del domicilio sin dar explicaciones
– Evitar dañar al otro para no destruir los lazos familiares y de amistad
– Evitar enfrentamientos hostiles delante de los hijos
– No monopolizar a los hijos ni crear alianzas contra el otro progenitor
– Mantener cubiertas las necesidades básicas para que los niños no se inseguricen
– Informar los motivos de la separación de la manera más objetiva posible, y en forma conjunta por parte de la pareja
– Dejar claro a los niños que la ruptura es con la pareja y no con ellos
– Solicitar ayuda profesional en caso necesario

Errores que no se deben cometer

A juicio del Dr. Amon, lo peor que puede ocurrir en estos casos de separación es ocultar la situación o no hacerle frente, dejarse llevar por la rabia, odios y rencores, y embarcarse inmediatamente en una nueva relación.
“Todo esto hará el proceso de separación más difícil y prolongado, y creará espejismos que se traducirán en nuevos dolores y complicaciones», aclara.

En cuanto al tiempo que debería esperar ambas partes antes de iniciar una nueva relación, el psiquiatra señala que lo ideal es no iniciar una nueva relación hasta que la pareja haya integrado de manera satisfactoria esta pérdida en su biografía y recobrado su estabilidad emocional.
“Eso será fundamental para entregarnos de manera plena en una nueva relación. Lo anterior toma un tiempo muy variable, en algunas personas pueden ser 6 meses y en otras varios años», manifiesta.

El profesional agrega que a pesar de que las separaciones de pareja son una realidad, uno no puede iniciar una relación con la expectativa de que se va a producir un quiebre.

“Te imaginas que Carl Lewis, el mejor corredor de todos los tiempos, hubiera pensado antes de cada carrera, que pasaría si cuando estoy por llegar a la meta me caigo, o que tal vez si se esfuerza demasiado podría desgarrarse, simplemente en este momento no lo estaríamos recordando. Lo mismo pasa en las relaciones de pareja, uno no puede iniciar una relación con la expectativa de que se va a producir un quiebre. Si así fuera, a esa unión le va a faltar intimidad, profundidad y entrega. Uno debe embarcarse de manera natural en ellas y dejar que las cosas sucedan, es imposible evitar algún dolorcillo en esta vida, pero a mi juicio más vale participar de la experiencia de ser pareja y construir familia que quedarse como mero espectador», sostiene.

Y para ejemplificar sus palabras, el psiquiatra cita a un gran terapeuta de parejas alemán, Jürg Willi, quien señala “…seguramente todo matrimonio, y en especial toda familia, están llenos de problemas, obligaciones y crisis, que uno puede ahorrárselos no aventurándose en ese terreno. Quien se casa o funda una familia será sacudido violentamente por la vida, se expone a dificultades que siempre le exigirán hasta el límite de su resistencia, y no tendrá más remedio que esforzarse al máximo y en parte se sentirá fracasado; tendrá que ver más tarde que ha cometido ciertos errores que han producido consecuencias irreparables para él y su familia…pero precisamente por esa tragedia su vida puede ganar en dimensión humana.

Fuente: http://psicologiayelser.blogspot.com.ar/2012/02/como-enfrentar-una-separacioncuando.html

Las cuatro piedras angulares en la pareja

“¿Qué hace que unas parejas funcionen y otras no? ¿Qué da estabilidad a una relación y qué crea una crisis permanente? Básicamente son cuatro las piedras angulares que, en su conjunto, posibilitan la construcción del hogar. Si falta una de ellas o se encuentra debilitada, la casa es inestable; si faltan varias, es probable que la pareja no dure a largo plazo.

La primera piedra angular es el amor. En el enamoramiento se crea un primer vínculo entre dos personas que las impulsa a comenzar una relación. La consumación sexual sella este vínculo. Después de un tiempo, uno se da cuenta de que el otro no es perfecto, de que tiene sus luces y sus sombras. Es un acto de amor aceptar al otro tal como es, a sus raíces familiares y también a su destino, que es distinto del propio. El compromiso matrimonial profundiza todavía más el vínculo. Lo contrario del amor no es el odio, que al igual que el amor mantiene el vínculo, sino la indiferencia, Es en la indiferencia donde muere el vínculo y el desinterés sexual lo debilita.

La segunda piedra angular es la presencia. Es la experiencia de caminar juntos. Si uno de los miembros de la pareja no está presente, el otro se siente solo, no visto. A veces uno sigue “enredado” en una anterior pareja y esto hace que no esté del todo libre y presente para su actual pareja. También puede encontrarse inmerso en una dinámica de “mirar hacia atrás” y prestar más atención a su familia de origen que a su familia actual. Otro motivo de que uno de los miembros de la pareja esté ausente es la adicción al trabajo, al igual que cualquier otro tipo de adicción. Si la pareja se forma entre dos personas “ausentes”, no se vive la falta de presencia como una dificultad aunque, visto desde fuera, pareciera que dicha pareja vive “vidas paralelas” que una vida en común.

La tercera piedra angular es la responsabilidad. Una pareja es una relación entre iguales. Cada uno debe asumir su parte de la responsabilidad respecto a la relación. De esta manera ambos la cuidan. Cuando uno exige al otro que le dé lo que sus padres no le dieron, y se siente con derecho a ello, se coloca en una actitud infantil. De esta forma no se hace responsable de sus propias carencias y necesidades, cargando a su pareja con sus exigencias. De la misma manera, se crea una relación desigual cuando uno se siente responsable del otro, como si fuera su padre o su madre. A menudo estas dos actitudes se complementan, haciendo juego.

La cuarta piedra angular es el aprecio. Como aprecio al otro, también aprecio lo que me puede dar y lo acepto agradecido. Eso hace que me surja el impulso de devolverle algo mío, porque en el fondo me siento en deuda. Así se crea entre la pareja un intercambio rico, que la fortalece. Cuando no lo aprecio o lo desprecio – aunque le quiera – no me vale lo que me da, y por eso no siento la necesidad de devolverle algo mío. Se crea un desequilibrio entre el dar y el tomar que amenaza la continuidad de la pareja. Cuando los dos se desprecian, se produce un intercambio de descalificaciones, insultos, reproches,… Paradójicamente esto también fortalece la pareja, aunque se trate de un intercambio pobre.

El conjunto de estas cuatro piedras angulares hace que uno renuncie a las demás posibilidades de pareja en el mundo y a la fantasía de la felicidad perfecta. Esta renuncia es el tejado que protege el hogar. Como amo a mi pareja, la tomo como es. Como quiero estar presente, no voy a buscar otra relación. Mi responsabilidad por la continuidad de la pareja exige que me haga cargo de mis carencias personales. Y es finalmente el aprecio por mi pareja lo que me hace elegirla a ella. Porque así lo quiero”.

Fuente: http://www.psicologosclinicos.com

desQbre – Crecer en Pareja

Crecer en pareja es difícil pero necesario para que se mantenga, porque la pareja se fortalece tanto con los momentos compartidos como con la posibilidad de contar con espacios individuales propios.

Tener una relación sana y al mismo tiempo gozar de una vida personal plena y con significado, es posible.

La clave es conservar la propia intimidad con uno mismo, que nos pertenece porque es solamente nuestra; y que atesora nuestros deseos más profundos, emociones, pensamientos y acciones; razones que no queremos compartir con nadie.

El espacio personal tiene que ser genuino y no una serie de ocupaciones intrascendentes que oculten otras intenciones.

Renunciar a un sincero espacio personal privado por amor, puede producir serias consecuencias psicológicas, sociales y físicas.

Desde el punto de vista psicológico una persona puede sentirse invadida, agobiada y hasta deprimida si no tiene espacio propio; y desde la perspectiva social puede aislarse, huir de sus relaciones personales, evitar el contacto, perder el sentido del humor y hasta volverse violenta.

Las consecuencias físicas pueden ser disminución de las defensas, cansancio, y predisposición a padecer accidentes y enfermedades.

Existen distintos motivos para que alguien no pueda disfrutar de un espacio personal.

Uno de los motivos más comunes es cuando la persona no se reserva tiempo para ella misma para hacer la voluntad de la pareja. Otro puede ser la necesidad del reconocimiento de los demás y sobre adaptarse demasiado a las circunstancias, o sea cómo hay que ser y qué se debe hacer para ser aceptado y querido, o bien para conseguir reciprocidad, doy todo para que mi pareja me dé todo; o también entregarse por entero al otro para intentar garantizar su protección.

Cuando el amor se basa en una ilusión omnipotente y se cree que exige transparencia, simbiosis y alienación y que la relación debe ser sin condiciones, se está reviviendo una regresión a una etapa arcaica del desarrollo, cuando todavía no había diferenciación yo-no yo. Sin embargo, la relación simbiótica con la madre alguna vez termina para tener la posibilidad de crecer y evolucionar y poder llegar a ser una persona independiente.

Detrás de la necesidad de fusionarse con el otro, está el deseo de control, porque la persona no se siente segura de sí misma y tiene la ilusión de poder controlar la relación, aunque lo único que logre sea molestar a su pareja y deteriorar el vínculo.

Esta tendencia hace que el otro se sienta agobiado y busque el espacio perdido por otro lado, o sea que con esa actitud controladora se obtiene la contrario de lo que se desea, o sea terminar con el amor.

Para poder crecer en pareja y tener una vida propia que tenga significado, hay que aprender a respetar la individualidad del otro, sus gustos, sus intereses y su vocación.

Ser feliz tanto en la intimidad como en la vida personal es poder disponer de la necesaria libertad que permita la apertura a relaciones personales y profesionales propias y no vivir centrados solamente en la pareja; porque las relaciones de pareja también se enriquecen con las experiencias individuales que tiene cada uno.

Los celos de la pareja son los que coartan la libertad del crecimiento individual de una persona; porque cualquier amenaza externa se vive como una posible pérdida, similar a experiencias de abandono vividas en la infancia, reales o fantaseadas.

La felicidad de una pareja depende de la capacidad de independencia que tenga cada uno, que se logra con el reconocimiento de la propia identidad como personas, o sea cuando hay valoración y aceptación del sí mismo.

La estabilidad interna y la seguridad que genera una identidad firme sólo es posible cuando se ha integrado un vínculo materno sano.

El verdadero amor es aquel que respeta las diferencias y no intenta anular a la pareja, cuando se aprende a compartir pero también a soltar al otro para dejarlo ser.

Fuente: “Los jardines secretos”; Georges Escribano y Josep López,; Ed. Aguilar. http:/psicologia.laguia2000.com

 

 
 
Para más información, concertar una cita previa, o reservar plaza en alguno de los cursos, ponte en contacto con nosotros en info@desqbre.com