desQbre – ¿Qué es la sorpresa?

527297_374284082615077_272095272833959_1041011_1214973879_nLa sorpresa es sin duda una de las emociones básicas más singulares. De hecho, como primera muestra de su singularidad, cabe destacar la polémica existente entre los psicólogos actuales acerca de sus connotaciones de emoción básica, llegando incluso a cuestionar que se trate de una auténtica emoción. No obstante, son mucho más numerosos los criterios y los autores que sí la incluyen entre las emociones básicas.

Otra singularidad de la emoción de sorpresa proviene de su tono hedónico, ya que aunque anecdóticamente se ha considerado a la sorpresa como una emoción positiva, en realidad se trata de una reacción emocional neutra, que no puede ser clasificada en base a su afecto positivo o negativo, como agradable o desagradable. Por tanto, su singularidad es la de ser la única emoción carente de tono hedónico. Sin embargo, este aspecto no la descalifica como emoción básica, ya que el tono hedónico emocional, además de su polaridad, tiene una gradación, y esta última no sólo depende del tipo de emoción, sino de la intensidad con la que se dispare en cada situación. En este punto conviene hacer una aclaración importante, y es que afecto positivo y afecto negativo no son los dos extremos de un mismo continuo, sino que son sistemas afectivos diferentes y parcialmente independientes entre sí. En efecto, se trata de dos dimensiones unipolares, una positiva y otra negativa, en cuyo punto de intersección se sitúa la sorpresa.

Una última característica propia de la sorpresa viene dada por el hecho de ser la emoción más breve de cuantas existen. De este modo, esta emoción se produce de forma súbita ante una situación novedosa o extraña, y desaparece con la misma rapidez con la que apareció. Además, suele dar lugar, también de un modo muy rápido, a la aparición de otras emociones, en concreto la que sea más congruente con la situación estimular desencadenante de la sorpresa.

De esta manera, se puede definir la sorpresa como una emoción singular, que se caracteriza por su reacción ante algo imprevisto o extraño, y, como consecuencia de ello, la atención, la memoria de trabajo y en general todos los procesos psicológicos se dedican a procesar la estimulación responsable de esta reacción. Las principales condiciones elicitadoras de esta emoción son las siguientes:

      • En general, los estímulos novedosos, de una intensidad entre débil o, como mucho, moderada.
      • La aparición de acontecimientos inesperados o fuera de contexto.
      • Los aumentos bruscos en la intensidad de la estimulación.
      • La interrupción inesperada o el corte de una actividad en curso.

En cuanto a las funciones de la sorpresa, tal y como ocurre con la mayoría de las emociones básicas, las funciones adaptativas son las que juegan un papel más prominente. Así, la sorpresa facilita la aparición de una reacción emocional y conductual apropiadas ante situaciones novedosas. Para ello, elimina las actividades residuales en el sistema nervioso central, que pueden interferir con la reacción apropiada ante las nuevas exigencias de la situación. De este modo, produce el bloqueo de otras actividades y la concentración de esfuerzos en el análisis del evento sorprendente o inesperado, que es mayor cuando las condiciones tienen una alta relevancia motivacional.

La función social de la sorpresa se logra mediante sus claros mecanismos de expresión, que comunican a los demás la situación de incertidumbre y, por tanto, permiten adecuar su comportamiento a dicha condición.

Por último, la función motivacional de la sorpresa se corresponde con una reacción afectiva que cumple el papel de valoración de la situación. Por tanto, se trata de una primera valoración automática de la situación en términos de si es congruente motivacionalmente o no para el organismo. Se trata de una valoración muy rápida, que se corresponde con una especie de respuesta de orientación, y que es predominantemente afectiva y no consciente. Dicha respuesta de orientación comprende un proceso fisiológico – cognitivo de respuesta emocional de curiosidad o aceptación de los estímulos del entorno, preparando al organismo para su recepción y análisis. Así, la sorpresa está asociada a un incremento en la sensibilidad de los órganos sensoriales y a una reducción de los umbrales perceptivos, para aumentar y optimizar la receptividad del organismo, así como para activar los niveles centrales de análisis.

Fuente: http://www.clicpsicologos.com/blog/que-es-la-sorpresa/