Kim Peek era una «enciclopedia ambulante» que en su vida memorizó más de 8.000 libros desde que sus padres empezaron a leerle historias con solo 18 meses de edad. Peek era capaz de leer y memorizar una página en un tiempo récord de 10 segundos. Y aún le sobraba espacio en su cabeza para recordar, por ejemplo, todos los códigos postales de Estados Unidos. Su excepcional memoria, que sirvió de inspiración para la película Rain Man, la provocaba el llamado síndrome de savant o síndrome del sabio, un trastorno que paradójicamente también le incapacitaba para valerse por sí mismo en tareas tan simples como abrocharse un botón. El británico Stephen Wiltshire también tiene síndrome de savant, aunque su genialidad se manifiesta de forma diferente. Este artista, más conocido como «la cámara humana», es capaz de dibujar una ciudad completa como Roma a escala y con todo lujo de detalles, sin cometer ningún fallo, después de visitarla una sola vez en helicóptero en un vuelo de 45 minutos.
¿Pero cómo logran desarrollar memorias tan prodigiosas? El estudio de los cerebros de los savants mediante técnicas de neuroimagen ha revelado que la mayoría de los que sufren el síndrome tienen alteraciones en el hemisferio izquierdo de su cerebro. Por eso gran parte de ellos son también autistas. Para Darold Treffert, autor del libro Gente extraordinaria: entendiendo el síndrome savant, una posible explicación de su genialidad es que cuando el hemisferio izquierdo no funciona bien, el derecho lo compensa desarrollando nuevas habilidades, posiblemente reclutando tejido neuronal que en condiciones normales se destina a otras funciones. Otra posibilidad, dice Treffert, es que la lesión en el hemisferio izquierdo destape habilidades que habían estado latentes debido a lo que se conoce como la «tiranía del cerebro izquierdo dominante».
Los psicólogos Allan Snyder y John Mitchell van más allá y aseguran que «todos llevamos un savant dentro». Nuestro cerebro, afirman, reúne todos los datos que nos llegan, los procesa y suprime la información accesoria para crear una única idea, que es la que se hace consciente. En el cerebro de los savants la información no se «edita», y el resultado es similar a «ver las imágenes con mucho detalle, como los píxeles individuales en una fotografía», explica Snyder. En otras palabras, los savants no tendrían más poder mental que nosotros, sino todo lo contrario.
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Recién llegada al diván del psicoanalista, la mujer Campanilla es brillante, destaca en su trabajo, triunfa profesionalmente, siempre tiene razón y descuella en el arte de superarse a sí misma. ¿Su talón de Aquiles? Una vida afectiva desastrosa.
Las Campanillas han abandonado su país imaginario para instalarse entre nosotros. Perfeccionistas y competentes, ocupan con éxito puestos de responsabilidad… Encantadoras y seductoras, saben impresionar y atraer a los hombres… Para la psicoterapeuta Sylvie Tenenbaum, autora de un libro sobre el tema, el dramaturgo escocés Sir James Matthew Barrie, creador de la Tierra del Nunca Jamás, fue un visionario: “¿Se habría imaginado alguna vez que sus personajes Peter Pan, Wendy y Campanilla se convertirían en auténticos arquetipos de nuestra época?”.
Campanilla: el nuevo arquetipo femenino
Encantadora y a veces insoportable, envolvente y cautivadora, ingeniosa y vivaz, pero ¡manipuladora y celosa también! Para estas Campanillas modernas, «los hombres raramente están a su altura», comenta Sylvie Tenenbaum. Los varios pretendientes que tiene a su alrededor creen ser los escogidos. Ella parece decirles que «sí» pero en la realidad nunca se lo dice. Precisamente, porque una de sus dificultades es poder elegir. Pero eso no es óbice para que se muestre despiadada frente a posibles rivales. Su comportamiento amoroso es también particular: Campanilla ciega a sus pretendientes, los hace soñar y embarcar en un viaje mágico…en el que la realidad no existe. Ella se enamora raramente y resiste al amor. Amar, para ella, es un signo de debilidad; por eso controla sus emociones constantemente. Y si en un descuido le llega el amor, Campanilla reprimirá sus sentimientos y desafiará a su elegido a que la conquiste. Su pretendiente tendrá que esforzarse todo y más… Y si no consigue complacerla… ¡Cuidado! Ella lo traicionará.
Una mujer cabreada
«Las Campanillas son cada vez mas numerosas», explica la psicoterapeuta. Se trata de un hecho social: las mujeres se han otorgado el derecho a triunfar y de comportarse como los hombres tanto en lo social como en lo afectivo. Y también se han permitido el derecho a la cólera, considerada tradicionalmente una emoción masculina. La psicoterapeuta explica: «Sin saberlo, las Campanillas viven en un estado de cólera… contra las personas que no las aprecian tal como son, contra quienes no las comprenden, contra la vida…». Les hacen pagar a los hombres el hecho de que sus padres no las hayan querido.
Lo admitamos o no, la realidad es que a los hijos no se los educa igual que a las hijas. Y en algunos casos a ellos se les presta más atención. A tal punto que una niña puede desear haber nacido niño. Este es el caso de Campanilla. Pero además, Campanilla culpabiliza a su madre, porque tampoco la ha querido como ella lo hubiese deseado. Incluso a veces ve en ella a una rival. De pequeña se acostumbró a controlar sus sentimientos y a superarse para plantarle cara a la sociedad… Todo esto, ¡para valorizarse ante los ojos del padre!
Cómo romper la coraza
Detrás de una fachada de control total se oculta una persona con un profundo malestar. Esta mujer. explica la terapeuta «vive la vida como si dentro de ella hubiese otra persona».
Para salir adelante, tendrá que rehabilitar a la pequeña niña que fue una vez y reparar el ámbito emocional. Bajo la cólera a menudo se oculta una gran tristeza y cuando se accede a ésta es también posible acceder a la alegría. «Para esto se requiere una especie de auto-maternidad, poner nombre a los sufrimientos y descubrir quién se es de verdad», precisa Tenenbaum.
En cuanto al miedo de amar, será necesario doblegarlo y aprender a disfrutar del amor. El primer paso es bajarse del pedestal donde ella misma se ha encaramado y consultar con un especialista. Un retorno a nuestro ser auténtico es siempre posible. Regresar a casa, como lo hace Wendy, requiere amor a sí misma, ¡la clave de cualquier relación amorosa con éxito!
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Según la definición clásica, el síndrome de burnout –es decir, de estar “quemado”– consiste en un trastorno emocional provocado por el estrés laboral que puede desembocar en ansiedad e incluso depresión.
Pero ahora, investigadores de las universidades canadienses de Concordia y Montreal advierten de que también se debe valorar la situación que tienen en casa los afectados, algo que suele pasarse por alto. Como explican en la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, los científicos han entrevistado a 1.954 empleados de 63 organizaciones para detectar los múltiples factores –aparte de tener un jefe tóxico, compañeros abusones u horarios imposibles– que favorecen el “achicharramiento”.
Sus conclusiones se pueden resumir en una idea: esta alteración psicológica no surge aisladamente en la oficina, sino que tiene consecuencias en el resto de la vida, y viceversa. Así, la encuesta indica que las personas con pareja estable y niños pequeños, altos ingresos y accesos a una red de apoyo social fuera del trabajo presentaban menos problemas mentales.
Claro está, las circunstancias puramente laborales son también muy importantes: estaban menos quemados quienes encontraban respaldo y reconocimiento entre sus compañeros y superiores y se sentían seguros en su puesto. Además, la cualificación parece ser un escudo eficaz contra el burnout, así como, obviamente, que los responsables de las empresas diseñen tareas motivantes a sus asalariados.
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El síndrome de Asperger (AS) es un trastorno severo del desarrollo, considerado como un trastorno neuro-biológico en el cual existen desviaciones o anormalidades en los siguientes aspectos del desarrollo:
* Conexiones y habilidades sociales
* Uso del lenguaje con fines comunicativos
* Características de comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes
* Una limitada gama de intereses
* En la mayoría de los casos torpeza motora
Los niños con este diagnóstico tienen severas y crónicas incapacidades en lo social, conductual y comunicacional. Cada niño no es igual, pero algunas de las características pueden ser:
Socialmente torpe y difícil de manejar en su relación con otros niños y/o adultos. Ingenuo y crédulo
A menudo sin conciencia de los sentimientos e intenciones de otros
Con grandes dificultades para llevar y mantener el ritmo normal de una conversación Se altera fácilmente por cambios en rutinas y transiciones
Literal en lenguaje y comprensión
Muy sensible a sonidos fuertes, colores, luces, olores o sabores
Fijación en un tema u objeto del que pueden llegar a ser auténticos expertos
Físicamente torpe en deportes
Incapacidad para hacer o mantener amigos de su misma edad.
Pueden a menudo tener:
Memoria inusual para detalles
Problemas de sueño o de alimentación
Problemas para comprender cosas que han oído o leído
Patrones de lenguaje poco usuales (observaciones objetivas y/o relevantes)
Hablar en forma extraña o pomposa, alteraciones de la prosodia, volumen, tono, entonación
Tendencia a balancearse, movimientos repetitivos o caminar mientras se concentran
En los adultos, se mantienen algunas de estas características. La persona que lo presenta tiene un aspecto e inteligencia normal, frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas, pero tiene problemas para relacionarse con los demás a un mismo nivel de desarrollo.
La persona Asperger presenta un estilo cognitivo distinto. Su pensamiento es lógico, concreto e hiperrealista. Su discapacidad no es evidente, sólo se manifiesta al nivel de comportamientos sociales disfuncionales, proporcionándoles a ellos y sus familiares problemas en todos los ámbitos.
Una adecuada identificación y atención temprana, un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta educativa, una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores que predicen un mejor ajuste social, personal y emocional en la vida adulta.
Es un trastorno muy frecuente (de 3 a 7 por cada 1000 nacidos vivos) que tiene mayor incidencia en niños que niñas, aunque es muy probable que exista un infra-diagnóstico del mismo en las mujeres debido a que en las chicas/ mujeres la presentación clínica es diferente.
El S. Asperger ha sido reconocido por la comunidad científica [DSM-4: Diagnostic and Statistical Manual]), en 1994 e incluido en 2013 como parte del TEA (Trastorno de Espectro Autista). En la CIE 10 (Clasificacion diagnostica de la O.M.S.) se mantiene como entidad propia. No obstante sigue siendo poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales.
¿Quien Fue Hans Asperger?
Breve biografía de Hans Asperger
HANS ASPERGER, nació en 1906, en Austria y se formó en Viena en Medicina General, y con el proyecto de especializarse en pediatría, Asperger comenzó su trabajo en la Clínica Pediátrica Universitaria de Viena sintiéndose particularmente atraído por la práctica de la Pedagogía Curativa, que se venía desarrollando en esta institución desde 1918.
Aquí elaboró lo que constituiría su tesis doctoral, publicada en alemán en 1944. En su trabajo original Asperger, describió a cuatro niños con edades comprendidas entre seis y once años que presentaban como característica común una marcada discapacidad por dificultades en la interacción social a pesar de su aparente adecuación cognitiva y verbal e introdujo el concepto de Psicopatía Autista (Síndrome Asperger) en la terminología actual.
La Pedagogía Curativa constituye uno de los pilares fundamentales del aporte de este autor. Conceptualmente, se trata de una estrategia terapéutica que integra perfectamente técnicas de educación especial en la práctica médica, sustentando todo ello en el trabajo de un equipo multidisciplinario (médicos, personal de enfermería, educadores y terapeutas). Asperger, partía de la premisa de que, a pesar de las importantes dificultades que generaban, estos niños tenían capacidad de adaptación si se les proporcionaba una orientación psicopedagógica adecuada.
Tras la II Guerra Mundial y durante veinte años Hans Asperger asumió la dirección del departamento de pediatría de la Universidad de Viena. Falleció de forma repentina en 1980, mientras desarrollaba un trabajo clínico activo.
Su investigación quedó relegada por espacio de treinta años hasta que Lorna Wing utilizó el termino Síndrome de Asperger en un trabajo publicado en 1981. A partir de entonces se ha ido desvelando la importancia de este trastorno tanto por su elevada prevalencia como por la repercusión social que afecta a las personas que lo presenta.
Diagnóstico
Criterios diagnósticos de Gillberg & Gillberg ( 1991) basados en los escritos del Dr. Hans Asperger.
A raíz del trabajo de Wing surge, entre finales de los ochenta y principios de los noventa, un gran interés científico por el estudio del síndrome de Asperger. Entre los estudios más significativos está el de Christopher Gillberg, en Suecia, que intenta aclarar la nosología del síndrome y su relación con otros trastornos infantiles, en particular con el autismo. Gillberg propuso la primera definición operativa del síndrome de Asperger cuyos criterios de diagnóstico se basan en los escritos de Hans Asperger y se recogen en la tabla siguiente:
Déficit en la interacción social, al menos dos de los siguientes:
Incapacidad para interactuar con iguales.
Falta de deseo e interés de interactuar con iguales.
Falta de apreciación de las claves sociales.
Comportamiento social y emocionalmente inapropiados a la situación.
Intereses restringidos y absorbentes, al menos uno de los siguientes:
Exclusión de otras actividades.
Adhesión repetitiva.
Más mecánicos que significativos.
Imposición de rutinas e intereses, al menos uno de los siguientes:
Sobre sí mismo en aspectos de la vida.
Sobre los demás.
Problemas del habla y del lenguaje, al menos tres de los siguientes:
Retraso inicial en el desarrollo del lenguaje.
Lenguaje expresivo superficialmente perfecto.
Características peculiares en el ritmo, entonación y prosodia.
Dificultades de comprensión que incluyen interpretación literal de expresiones ambiguas o idiomáticas.
Dificultades en la comunicación no verbal, al menos uno de los siguientes:
Uso limitado de gestos.
Lenguaje corporal torpe.
Expresión facial limitada.
Expresión inapropiada.
Mirada peculiar, rígida.
Torpeza motora.
Retraso temprano en el área motriz o alteraciones en pruebas de neurodesarrollo.
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Síndrome de Stendhal, cuando el placer por el arte ataca tu salud
El síndrome de Stendhal, denominado también como síndrome de Florencia, es considerado como un trastorno psicosomático que afecta especialmente a personas altamente sensibles.
Se produce cuando en un breve periodo de tiempo, admiramos de manera continuada un gran número de obras de arte, experimentando una especie de sobredosis de belleza artística.
El origen de esta patología, reside en el sujeto que observa el arte, y no en el objeto en sí. La admiración de obras artísticas, tiene multitud de interpretaciones y valoraciones subjetivas que dependen de la cultura de cada persona.
Grupos de neurólogos explican, como un placer mental excesivo visualizando obras maravillosas, puede acabar convirtiéndose en un gran malestar. Los síntomas que se experimentan, suelen ser físico/psíquicos: sudoración, palpitaciones, mareos, visión borrosa. Sensaciones de stress y similares a un ataque de ansiedad, con alucinaciones y sentimientos de euforia y depresión según el caso.
El primero en escribir sobre esta patología, fue el escritor francés Stendhal, que describió su experiencia personal durante una visita a Florencia. Sin embargo, en la década de los 70, la psiquiatra Graziela Magherini, tras estudiar multitud de casos en turistas que visitaban Florencia, lo definió definitivamente como un síndrome.
Se suele desarrollar en ciudades emblemáticas desde el punto de vista artístico. Florencia, Roma, o Venecia, son los ejemplos más conocidos.
La controversia ofrecida por algunos psicólogos, describe como único motivo responsable de este síndrome, la sugestión que acompaña a muchos turistas que ya son conocedores de dicha patología.
El síndrome de Stendhal, se ha convertido en un referente romántico, y puede producirse en cualquier lugar, donde la concentración de belleza, (pintura, música, poesía etc. )resulta imposible de soportar.
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Rebeca es una novela escrita en 1938 por Daphne du Maurier. Narra la historia de una mujer que se casa con Maxim de Winter, un hombre viudo.
Todo va perfecto hasta que el fantasma de Rebeca, la primera mujer de Maxim, comienza a aparecer en la cabeza de la protagonista, causándole inseguridad, miedo y celos. ¿La razón? Cree que nunca va a ser capaz de “estar a la altura”, todo el mundo recuerda a Rebeca como “la mujer perfecta”.
El éxito del libro fue tal que la historia fue adaptada a un guión cinematográfico por el gran Alfred Hitchcock y llevada a la radio por Orson Welles.
El síndrome de Rebeca
A partir de la historia de la segunda esposa de Maxim de Winter se desarrolló la explicación de un síndrome al que se bautizó “síndrome de Rebeca” en homenaje al libro.
Este síndrome se basa en la aparición de celos patológicos hacia la ex-pareja de la pareja actual, sea cual sea el motivo de la ruptura.
La persona que sufre este síndrome es incapaz de vivir su relación de pareja de una forma sencilla y sana, ya que el “fantasma” de la ex-pareja planea constantemente sobre la relación.
Estas personas intentan por todos los medios saberlo todo sobre la ex-pareja del otro con la intención de poder descubrir alguna cosa que las haga, a su vista y a la de los demás, “peor que ella”. Esto, por lo general no sucede y, a medida que la persona va descubriendo más hechos sobre la ex-pareja va teniendo más y más la sensación de que en vez de una pareja son casi un trío.
Celos: síntoma de inseguridad
Como en todos los cuadros celosos, el síndrome de Rebeca destapa una gran inseguridad en quien lo sufre. Los celos aparecen cuando la persona percibe una amenaza hacia lo que considera suyo de una forma íntima y se suelen mezclar con la envidia que se siente hacia el hecho de que la persona amada dirija su atención a otra cosa o persona.
Los celos no sólo se dan hacia otras personas, hay parejas que confiesan que sienten celos del ordenador, la videoconsola, los libros, el trabajo del otro, etc. Cualquier cosa que desvíe la atención de la pareja y le suponga un gasto de energía puede ser fuente de celos.
Cómo superar el síndrome de Rebeca
El ser humano se compara. Siempre. Es algo innato, solemos valorarnos en función de lo que tenemos alrededor, somos “buenos” o “malos” en función de lo que nos rodea. Y eso se traslada a la relación de pareja.
Pero la reflexión que debe surgir ante la duda de “¿realmente soy mejor que su ex-pareja?” debería ser algo similar a esto:
Cuando pasamos por una ruptura de pareja aprendemos. Quizá no en el momento, pero con el tiempo nos damos cuenta de qué es lo que queremos y lo que no queremos en una relación de pareja.
Cada ruptura es una forma de aprendizaje, una oportunidad para valorar de nuevo quién soy y qué quiero. Eso nos permite crecer y avanzar en la vida, nos permite madurar y enfrentarnos a las decisiones de una forma más madura y consciente.
Así pues, cuando empiezo una relación con una persona que ha tenido relaciones anteriores debo entender que esta persona está empezando la relación conmigo desde su madurez. Desde sus aprendizajes previos. Desde el conocimiento de lo que quiere y lo que no quiere. Y lo que quiere, ahora, soy yo.
Pero la duda puede seguir a pesar de estas reflexiones. Sentirnos bien con nosotros mismos y tener la confianza de que el otro nos ve como una persona con la que compartir y a la que amar puede llegar a ser complicado. De eso tiene la culpa la autoestima.
La autoestima, el gran antídoto contra los celos
“Mejora tu autoestima”. Esta frase parece un mantra con el que nos bombardean los medios de comunicación, los psicólogos autores de libros de autoayuda y muchos otros. Parece que todo el mundo le da importancia pero nadie sabe exactamente cómo abordarlo.
Por supuesto, algunos libros de autoayuda pueden ser útiles (aquí tienes un artículo en el que te explicamos cómo escoger un buen libro de autoayuda), pero lo más importante es que te conozcas, te aceptes y te quieras. Sólo si eres consciente de todo lo bueno que puedes ofrecer como persona y como pareja te darás cuenta de que, en realidad, todos los demás no son ni mejores ni peores que tu, simplemente son diferentes.
Si aún así crees que los celos son un problema para ti o para tu pareja, ya sabes que en Siquia contamos con los mejores profesionales de la psicología online, que están a tu disposición para cualquier consulta que quieras enviarles.
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El Síndrome de Williams es un trastorno del desarrollo que ocurre en 1 de cada 7.500 recién nacidos. Está caracterizado por la tetrada de:
Rasgos faciales típicos
Discapacidad intelectual leve o moderada
Hipercalcemia (niveles de calcio en sangre elevados) en la infancia
Estenosis aórtica supravalvular, (un estrechamiento de la arteria principal inmediatamente al salir del corazón)
Ya en los años 50 se describieron niños con hipercalcemia y rasgos faciales comunes, así como una discapacidad intelectual y un soplo cardíaco. La asociación de este conjunto de alteraciones con una probable causa común (eso significa síndrome) fue publicada por Williams en 1961 y Beuren en 1962, y de ahí deriva su nombre de síndrome de Williams o de Williams-Beuren.
Características Clínicas
Neurológicas y de comportamiento
Presentan una discapacidad intelectual leve o moderada con CI medio de 60-70 (CI normal > 80).
Existe una asimetría mental, en el sentido de que tienen déficits en algunas áreas (psicomotricidad, integración visuo-espacial), mientras que otras facetas están casi preservadas (lenguaje), o incluso más desarrolladas (sentido de musicalidad).
Su personalidad es muy amigable, desinhibida, entusiasta y gregaria.
Rasgos faciales, que pueden no ser evidentes hasta los 2 ó 3 años de edad
Tienen la frente estrecha
Un aumento del tejido alrededor de los ojos
La nariz corta y antevertida
El filtro largo y liso
Las mejillas protuyentes y caídas con región malar poco desarrollada
La mandíbula pequeña
Los labios gruesos
Maloclusión dental
Cardiovasculares
El 75% presentan estrechamientos (estenosis) en algunos vasos sanguíneos, fundamentalmente la aorta supravalvular y la arteria pulmonar pero pueden afectarse otras arterias.
Endocrino-metabólicas
Puede haber hipercalcemia transitoria durante la infancia.
Es frecuente un ligero retraso de crecimiento.
Manifestaciones que afectan al sistema músculo-esquelético
Laxitud o contracturas articulares
Alteraciones de la columna
Bajo tono muscular
Manifestaciones que afectan al aparato digestivo
Estreñimiento crónico
Hernias inguinales
Manifestaciones que afectan al sistema urinario
Incontinencia
Enuresis
Nefrocalcinosis
Manifestaciones que afectan a los ojos
Estrabismo
Iris estrellado
Miopía
Causas
El síndrome de Williams es una enfermedad genética. Se debe a una deleción en un cromosoma 7, en la banda cromosómica 7q 11.23, que se denomina submicroscópica porque no se aprecia bien cuando se visualizan los cromosomas al microscopio. Una deleción consiste en la pérdida de parte del material genético, el ADN. Por tanto, en las personas con síndrome de Williams, uno de los cromosomas 7 homólogos (el procedente del esperma o del óvulo) ha perdido un fragmento de información en la banda q11.23, con un número de genes todavía no determinado pero que puede oscilar entre 20-40 (de los 80.000 existentes). La pérdida de esos genes puede causar que las funciones que en ellos se representan no ocurran normalmente. Sin embargo, dado que existe otra copia normal en el otro cromosoma 7, no todos los genes deleccionados funcionan mal.
La deleción se produce casi siempre durante la división celular que da origen al espermatozoide o al óvulo, meiosis, por un error de la naturaleza que es inevitable y del que nadie es responsable.
Diagnóstico
Actualmente es posible confirmar el diagnóstico por métodos moleculares en más del 95% de los casos. El método diagnóstico más utilizado se denomina FISH (“Hibridación In Situ Fluorescente”). Consiste en aplicar un reactivo a un trozo de ADN de la región del cromosoma 7q11.23 marcado con fluorescencia, sobre los cromosomas obtenidos de una célula del paciente (normalmente de sangre). La señal de fluorescencia se ve en sólo uno de la pareja de cromosomas 7. El diagnóstico molecular se realiza ya en varios laboratorios españoles. Un diagnóstico certero y precoz es fundamental para dar consejo genético a la familia, evitar exploraciones innecesarias y planificar las medidas óptimas de seguimiento y tratamiento.
Tratamiento
No existe tratamiento curativo. Se debe eliminar la vitamina D y los suplementos de la dieta si existe hipercalcemia. Otros posibles tratamientos médicos o quirúrgicos son administrados por los especialistas oportunos dependiendo de los problemas específicos.
Es muy importante instaurar tratamiento de apoyo precoz con programas de educación especial individualizados, terapia de lenguaje y terapia ocupacional.
Heredabilidad y Riesgo
El riesgo de que vuelva a darse un segundo caso de síndrome de Williams de los mismos padres o en familiares cercanos es despreciable. Sin embargo, las personas con síndrome de Williams pueden transmitir la lesión molecular, y por tanto la enfermedad, al 50% de sus descendientes (de manera autosómica dominante).
Áreas de Investigación
La investigación actual va encaminada a descubrir cuáles son los genes afectados por la deleción y su relación con los efectos que aparecen en los afectados por el S.W. El entendimiento de las causas es un requisito para poder desarrollar tratamientos efectivos. Actualmente, y se han caracterizado varios genes afectados por la deleción (Genética del Síndrome de Williams: genes afectados), siendo los principales:
ELN se refiere al gen que codifica la proteína elastina, principal componente de las fibras elásticas que existen en la piel, las articulaciones, la pared de los vasos sanguíneos y otros tejidos, y que confieren la propiedad de distenderse. Las alteraciones cardiovasculares del síndrome son debidas a la pérdida de una copia del gen ELN. La falta parcial de elastina condiciona una menor elasticidad y mayor rigidez a la pared de los vasos sanguíneos sobre todo en las zonas sometidas a mayor presión, a la salida del corazón. Los problemas articulares, las hernias y la voz ronca pueden deberse también a la disminución de elastina.
LIMK1 es un gen que codifica una proteína quinasa que se expresa fundamentalmente en varias zonas del cerebro. Este tipo de proteínas transmiten señales dentro de la célula probablemente para la activación de funciones superiores del cerebro. Parece que la pérdida de una copia de LIMK1 puede ser responsable de los problemas de integración visuo-espacial, aunque no causa retraso mental ni las otras características de comportamiento.
Se conocen varios genes más que se delecionan (RFC2, WSCR1, FZD3 y otros). Por supuesto, esto es sólo el inicio y se necesita profundizar mucho más en los aspectos moleculares. Es de esperar que estos conocimientos se traducirían a medio plazo en beneficios reales para los pacientes.
Sobre la Asimetría Mental y las Habilidades Musicales
Las personas con síndrome de Williams presentan una habilidad musical poco usual. Uno de los síntomas posiblemente asociados a esta cualidad es la hiperacusia, una sensibilidad extrema al sonido que hace que algunos sonidos puedan ser molestos y dolorosos. Recientemente, se ha realizado una investigación adicional que ratifica la posible existencia de una base biológica para ese talento musical. Por estudios con resonancia nuclear magnética sobre los tamaños de las distintas áreas del cerebro, se ha comprobado que las personas con síndrome de Williams tienen un aumento relativo del plano temporal izquierdo, similar al que se observa en los músicos con musicalidad perfecta. Actualmente, se recomienda como terapia ocupacional ideal el estudio y práctica de la música en cualquiera de sus variedades instrumentales y/o líricas. Ello puede ayudar a estas personas a lograr una integración social en el futuro. Su falta de inhibición y temor ante circunstancias de exhibición parece ser otra gran ventaja para que actúen en escenarios y frente al público.
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La emigración ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda su historia. Siempre han existido fenómenos migratorios con mayor o menor importancia en las sociedades, y en momentos de crisis económica como la actual, buscar nuevas oportunidades en otros países puede ser una solución. El desarrollo de las sociedades actuales no se puede concebir sin este fenómeno ya que gracias a él la humanidad ha evolucionado en su forma de vida y de ver el mundo, compartiendo experiencias, inventos, avances, pensamientos, valores, etc…
En el fenómeno de la emigración habrá múltiples razones diferentes para cada caso, personales o circunstanciales, pero una razón común es el deseo y la esperanza de comenzar una nueva etapa y lograr una mejora en la vida personal. Si la persona creyera que lo que le espera no va a ser mejor que lo que tiene en la actualidad, no tomaría esa decisión de cambio tan importante. El aspecto positivo de la emigración es ese enriquecimiento que tendrá el conocer nuevas culturas o el tener la posibilidad de mejorar no solo económicamente sino también intelectualmente.
Cuando la persona llega al lugar de destino necesita adaptarse rápidamente a la nueva situación, en este sentido el fenómeno psicológico llamado “estrés” aparece como un estado de alerta y de activación del cuerpo para poder realizar actividades de forma “rápida”. Pero cuando este fenómeno psicológico se presenta en dosis altas, se entra en un estado de ansiedad y nerviosismo que en muchos casos impide realizar las actividades de forma adecuada, generándose una espiral de ansiedad-errores-preocupación-ansiedad. Este sería el aspecto negativo que conlleva la emigración. Si se prolonga en un periodo largo de tiempo aparecerán otros síntomas como la depresión, la culpabilidad o el sentimiento de soledad ante las circunstancias que siente le desbordan. Es cuando podemos estar hablando de un síndrome denominado como aquel héroe griego que sufrió múltiples penalidades en su viaje hasta la vuelta a su hogar: El síndrome de Ulises.
Cada persona tiene sus propias particularidades y su forma de ser, historia biográfica y circunstancias no se puede generalizar para explicar su caso concreto, aunque sí nos podemos fijar en este síndrome para acercarnos al fenómeno de la emigración y los posibles impactos psicológicos negativos que conlleva. Nos podemos preguntar a este respecto: ¿qué supone emigrar?, ¿qué procesos psicológicos se ponen en marcha que pueden afectar negativamente?, ¿cuál sería la forma mejor de afrontar esta nueva situación?
Emigrar es el proceso por el cual la persona cambia de lugar de origen o residencia habitual por un nuevo territorio. Este hecho puede suponer un cambio radical, en cuanto a cultura, idioma y en muchos casos incluso valores de la sociedad. Emigrar es quizá una de las decisiones más importantes que puede tomar una persona, junto a las decisiones de casarse, tener hijos o comenzar una carrera formativa y laboral.
Los fenómenos psicológicos que se dan cuando emigramos tienen estrecha relación con lo que dejamos atrás: la familia, los amigos, el lugar de nacimiento, en definitiva la historia particular de cada uno/a. A este respecto antes de la salida la persona puede sentir: sentimiento de pérdida de identidad (sobre todo cuando se está muy ligado al lugar de origen), sentimiento de culpabilidad por irse (dejando atrás personas muy cercanas), un posible sentimiento de fracaso o de verse de forma negativa si se compara con las personas que se quedan, y por último puede sentir temor a un futuro retorno, pensando que posiblemente pierda el contacto y la relación con sus seres queridos.
Al comenzar la nueva vida también pueden surgir miedos que bloqueen y dificulten la adaptación en el país de destino: Miedo a lo desconocido (se pierde seguridad al no saber bien con lo que nos enfrentamos), temor a no lograr nuestros deseos como encontrar trabajo o conocer nuevas personas, miedo a cambiar nuestra forma de ser (para algunas personas el cambio de contexto supone también un cambio de identidad) o miedo al rechazo o a la imposibilidad de integrarse en la nueva cultura.
En general las personas superan estos miedos, miedos normales ante los grandes cambios, y poco a poco se verán en su nueva vida de forma satisfactoria y enraizarán en ese lugar de destino
Pero si las cosas no van como en un principio se podía esperar, no logrando aquello que se tenía la esperanza al comenzar la nueva etapa, varios pueden ser los sentimientos que aparezcan. Es lo que se suele llamar el síndrome de Ulises:
1) Sentimiento de soledad: La separación de los seres queridos puede provocar en los momentos más difíciles un sentimiento de aislamiento, de no encontrar un lugar adecuado o personas cercanas. La persona puede sentir un vacío afectivo que le es difícil de soportar.
2) Tristeza: La nostalgia suele ser uno de los sentimientos más vividos en estas circunstancias, que junto al sentimiento de vacío, a los miedos y preocupaciones, provocan ideas de incapacidad y de falta de valor (sufriendo una pérdida de autoestima).
3) Culpabilidad: muy relacionado con lo anterior, la persona puede sentirse culpable por haber hecho mal las cosas, por haber “abandonado” a seres queridos o por creerse la causa de su propio fracaso. Puede haber una auto-recriminación por la situación actual y un arrepentimiento por la decisión tomada. A este respecto tiene mucho que ver la situación laboral, si no ha encontrado trabajo o un trabajo que le satisfaga, ya que es uno de los objetivos principales que llevan a emigrar.
4) Desengaño: La persona puede ver el lugar que ha llegado muy diferente a lo que esperaba. Las ideas o esperanzas que había puesto, pueden verse frustradas y puede sentir cierto resentimiento al lugar donde vive, entrando en una espiral de sentimientos negativos.
5) Trastornos psicosomáticos: Además estos síntomas psicológicos suelen ir acompañados de síntomas psicosomáticos como insomnio (imposibilidad de conciliar el sueño ante la preocupación por la situación actual) dolores de cabeza y de estómago, falta de apetito o exceso en la ingestión, falta de concentración o fatiga extrema.
Estos síntomas aparecen cuando la situación para la persona la desborda y no se ve con los recursos necesarios o con la capacidad de afrontar lo que le ocurre. Al final de estos síntomas habría una creencia de la persona que se puede expresar en: “No puedo seguir así”. Estamos ante una crisis vital, a la que se habrá llegado por la forma de enfrentarse a la nueva situación y que tiene que mucho con la forma de ser de la persona, de cómo reacciona ante las circunstancias. Este es quizá el momento de plantearse nuevas formas de afrontamiento de la situación: Nuevas formas de verse a sí mismo y de ver aquello que se tiene alrededor. Para ello podemos fijarnos en los recursos psicológicos que se proponen desde las consultas terapéuticas con el objetivo de poder afrontar situaciones parecidas.
Antes de partir
Recomendaciones
Proceso de duelo
La mejor forma de comenzar una nueva etapa es cerrar de forma consciente la anterior: realizar una despedida con familiares y amigos. Es necesario ser consciente de la pérdida que supone, pasar por el duelo que conlleva y despedirse expresando los sentimientos que provoca la nueva situación.
Pérdida de identidad
Más que una pérdida podemos verlo como una nueva posibilidad. Muchas veces se tienen roles familiares y de amistad en el lugares de origen a los que la persona puede sentirse atada. Es el momento de liberarse y comenzar a ser aquello que se desea ser. Se sigue siendo en esencia la misma persona pero con la posibilidad de dar un salto cualitativo y acercarse más a quién se quiere ser en realidad.
Sentimiento de fracaso por tener que partir
Tomar la decisión de emigrar es una prueba de valentía y de querer mejorar. Ante la posibilidad de quedarse “atascado” la persona decide dar un paso para abrir nuevas posibilidades.
Inseguridad a lo que viene
Hablar con personas que han pasado por el mismo proceso y conocer el contexto aunque sea de referencias ayuda a quitar miedos por lo que pueda venir, además de tener una visión más realista de lo que nos vamos a encontrar.
En el lugar de destino
Recomendaciones
Cambio en la identidad
Es bueno estar abierto a aprender, tanto la nueva lengua como la forma de vida. Adaptarse y sumergirse en la nueva cultura no significa cambiar la identidad, se sumará a lo que uno es.
Sentimiento de nostalgia
Es necesario no estar entre dos mundos, el anterior y el nuevo. Ver los aspectos positivos del nuevo “hogar”, y aunque no se pierda contacto con lo anterior, una relación excesiva desde el pensamiento y la emoción con lo dejado no ayuda a adaptarse a la nueva situación. Muchas veces se idealiza lo que se ha tenido y no deja ver lo positivo del presente.
Soledad
El aislamiento suele ser debido a la imagen negativa que tiene la persona sobre sí misma por la situación que está viviendo, entrando en un círculo del que es difícil de salir. Además de apartar los pensamientos negativos sobre uno mismo, es necesario buscar a personas afines que comprendan y empaticen con la situación vivida. Para ello se puede acudir a grupos asociativos, redes sociales,…que tengan algo en común.
desengaño por la nueva situación
Es necesario reflexiona sobre las expectativas que se tenían y ver si son realistas ante la nueva situación. Si no lo son, es necesario cambiarlas y adaptarse a ellas. A este respecto nos sirve el consejo de Epicteto ( filósofo estoico) cuando dice: “No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino la opinión que se tiene de ellas”.
Frustración (por la imposibilidad de encontrar trabajo,…).
Es necesario distinguir las cosas que dependen de nosotros mismos y las que no, esto ayudará a no frustrarse con algo que está fuera de nuestro alcance. Por ejemplo: Buscar trabajo de la mejor forma posible depende de nosotros, que nos ofrezcan el trabajo depende de la situación económica o las circunstancias.
En definitiva, emigrar puede ser una experiencia enriquecedora para la persona pero también pude ser un momento de crisis personal, saliendo a la luz aspectos que no habíamos vivido hasta esta situación. Tenemos que tener en cuenta que cada persona lleva consigo “una mochila psicológica” en la que pesarán todas las experiencias hasta ese momento vividas y que en algunos casos dificultan la adaptación a nuevas circunstancias. Saber afrontar este reto puede fortalecer y hacer crecer a la persona, superando estos momentos de crisis y dejando atrás aquello que le impide avanzar.
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Presentamos un pequeño vídeo en el que se muestra la vida de una persona que padece este trastorno neuropsiquiátrico. El síndrome de Tourette se caracteriza por múltiples tics motores y vocales.
Cuando sois demasiado serviciales, cuando ayudáis “de más” a la gente, anteponéis su bienestar al vuestro, sufrís el complejo de Caperucita.
Todas conoceréis la historia de Caperucita roja, como sale al bosque, con lobo feroz y todo, ella sola, solo para ayudar a su abuela, para llevarle la comida. Esto detalla el ser demasiado servicial, como decía, y anteponer el bienestar de otros al tuyo propio. La base de este tipo de complejos es la baja autoestima y la necesidad (patológica en estos casos) de agradar por encima de todo a los demás.
El problema viene cuando nunca vamos a tener la aprobación de todos, ni el cariño, ni la satisfacción que estamos buscando con nuestro complejo de Caperutica. Da igual lo que hagas, que dediques días, meses, años o toda una vida a satisfacer a los que te rodean, a dejar lo tuyo para el final y a ser su Caperucita. Lo único que vas a conseguir es pisotear aun más tu autoestima con este complejo no fácil de detectar.
Hay valores muy interesantes en la gente, como son la solidaridad y la generosidad; son buenos, son atractivos, pero solo son así de buenos cuando se hacen de verdad, de forma altruista, y no esperando algo a cambio, como en este caso, que una espera ser más querida a cambio de ofrecer su generosidad y solidaridad. Cuando estas ayudando a los demás porque tienes miedo a no ser aceptada, cuando antepones todo para “servir” esperando una aceptación o un cariño a cambio, estas sufriendo problemas de autoestima y estas dentro del complejo de Caperucita.
La pregunta del millón es ¿Cuál es el equilibrio? Tampoco se trata de ser una egoísta y una egocéntrica, no me malinterpretéis. Se trata de saber que se es independiente, que tú también cuentas y que antes de querer a alguien te tienes que querer a ti misma. Si quieres ayudar a alguien, primero te tienes que ayudar tú. No es fácil, pero no lo olvides. Primero vas tú.
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«Desde la perspectiva psicológica, este síndrome es considerado como una de las múltiples respuestas emocionales que puede presentar el secuestrado a raíz de la vulnerabilidad y extrema indefensión que produce el cautiverio, y aunque es una respuesta poco usual, es importante entenderla y saber cuándo se presenta y cuándo no».
En 1973 en la ciudad de Estocolmo, Suecia, tuvo lugar un asalto a un banco en el que los delincuentes fueron descubiertos por la policía y retuvieron a los empleados y a los clientes que habían sorprendido en el interior como rehenes durante varios días. En el transcurso de ese tiempo de negociaciones, los rehenes se identificaron con los raptores hasta tal punto que colaboraron con ellos protegiéndoles de las acciones policiales. Además, en el momento de la liberación, un periodista fotografió el instante en que una de las rehenes y uno de los captores, antes de ser él detenido, se besaban y se comprometían en matrimonio. Este hecho sirvió para bautizar como «Síndrome de Estocolmo» ciertas conductas insólitas que demuestran afecto entre los captores y sus rehenes.
Quizás otro caso igual de sorprendente fue el de Patricia Hearst, hija del magnate de la prensa norteamericana Randolph Hearst, secuestrada a principios de 1974 por el Ejército de Liberación Simbionés. La joven terminó enamorándose de uno de los secuestradores y se unió al grupo de revolucionarios, participando en atracos armados, hasta que fue capturada y sentenciada, aunque el presidente Jimmy Carter la indultó posteriormente.
Desde el punto de vista psicológico, las reacciones de este tipo están consideradas como una de las múltiples respuestas emocionales que puede presentar el secuestrado a raíz de la vulnerabilidad y extrema indefensión que produce el cautiverio, y aunque es una respuesta poco usual, es importante entenderla y saber cuándo se presenta y cuándo no, porque el fenómeno ha sido tan tergiversado, que se ha llegado a pensar que es una «enfermedad» que padecen todas las personas que atraviesan por una situación de cautiverio. Además, con frecuencia se convierte en una de las mayores preocupaciones expresadas por los familiares de los secuestrados después de la liberación. Tanto el ex rehén como sus allegados se preguntan con temor si algunos de los sentimientos de gratitud y aprecio hacia sus captores, forman parte de la sintomatología del síndrome y se suele creer, equivocadamente, que la persona lo está padeciendo, considerándola «enferma».
En realidad, según los expertos en psiquiatría, «el llamado síndrome de Estocolmo sólo se presenta cuando la persona se identifica inconscientemente con su agresor, ya sea asumiendo la responsabilidad de la agresión de que es objeto, ya sea imitando física o moralmente la persona del agresor, o adoptando ciertos símbolos de poder que lo caracterizan».
Cuando alguien es retenido contra su voluntad y permanece por un tiempo en condiciones de aislamiento y sólo se encuentra en compañía de sus captores puede desarrollar, para sobrevivir, una corriente afectiva hacia ellos. Esta corriente se puede establecer, bien como nexo consciente y voluntario por parte de la víctima para obtener cierto dominio de la situación o algunos beneficios de sus captores, o bien como un mecanismo inconsciente que ayuda a la persona a negar y no sentir la amenaza de la situación o la agresión de los secuestradores. En esta última situación se está hablando de Síndrome de Estocolmo.
Lo que se observa en la mayoría de los casos es una especie de gratitud consciente hacia los secuestradores, tanto en los familiares como en los individuos. Agradecen el hecho de haberlos dejado salir con vida, sanos y salvos y a veces recuerdan – sobre todo en las primeras semanas posteriores al regreso – a quienes fueron considerados durante ese trance o tuvieron gestos de compasión y ayuda. Es comprensible, bajo estas circunstancias que cualquier acto amable de los captores pueda ser recibido con un componente de gratitud y alivio.
El secuestrado vive traumáticamente una situación de impotencia, al no poder responder a la agresión de que es objeto, pues lo más natural en el comportamiento, es que si a uno lo atacan que responda al atacante. Si no se puede, si se está imposibilitado de responder con la agresión mínima indispensable para mantener el equilibrio, y se tiene que suprimir o reprimir esa agresión, ella se acumula y va dirigida contra uno mismo.
El síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador.
El psicólogo Emilio Meluk presentó a finales de los años noventa los resultados de una investigación sobre los efectos psicológicos del secuestro en sus víctimas, que lleva por título «El Secuestro, una muerte suspendida», en el que se centraba en las experiencias vividas por ochenta ex secuestrados después de su liberación y un número similar de familias.
Sus conclusiones revelaron que la expectativa por saber si padecen el Síndrome de Estocolmo, es una de las preocupaciones más expresadas por parte de los ex secuestrados después de la liberación. Se preguntan, reiteradamente, si algunos de sus comportamientos durante el cautiverio, y después de haber sido liberados, corresponden a esta secuela del secuestro. Lo expresan con signos claros de temor y remordimiento, como si de haberse presentado en ellos significara haber sido débiles o deshonestos.
Hay que aclarar de nuevo, que el Síndrome de Estocolmo es simplemente algo que la víctima de un secuestro percibe, siente y cree que es razonable que sea de esa manera, sin darle mayor relevancia a la identificación misma ni sentirla como tal. Solamente los que lo ven desde fuera podrían encontrar irracional el que la víctima defienda o adopte actitudes para disculpar a los secuestradores y justificar los motivos que tuvieron para secuestrarlo.
Para que se pueda desarrollar el Síndrome de Estocolmo los expertos del tema aseguran que es necesario que el secuestrado no se sienta agredido, violentado ni maltratado. De lo contrario, el trato negativo se transforma en una barrera defensiva contra la posibilidad de identificarse con sus captores y aceptar que hay algo bueno y positivo en ellos y sus propósitos. Si los ex secuestrados califican las condiciones de secuestro y el trato recibido como deleznable, impiden el desarrollo del Síndrome.
En un secuestro, los intentos de manipulación son frecuentes, en casi todos los casos los secuestrados fingen para poder sobrevivir. Esto se ve más claramente al comparar la actitud que tienen con sus secuestradores durante el cautiverio y la forma como se refieren a ellos una vez libres. Mientras estaban presos pudieron tener actitudes amigables, sin embargo una vez fuera del riesgo de morir, se refieren a ellos de un modo negativo y con rencor, lo cual señala que lo expresado en cautiverio no es una identificación con los agresores sino un anhelo de sobrevivir.
La esperanza de vivir no solamente se expresa en los comportamientos y actitudes condescendientes. Algunos recuren a la simulación de enfermedades o a la dramatización de algunas ya existentes, con el objeto de manipular a sus secuestradores para lograr un trato más considerado, o simplemente para sentir que tienen algún control sobre la situación, y sobre ellos. Fingir un infarto, un ataque epiléptico o exagerar una deformación física es frecuente. En últimas, cuando el secuestrado logra el objetivo de poner en su favor algunos sentimientos de los secuestradores y obtiene respuesta que los benefician de esa manera, conjura la posibilidad de morir durante el cautiverio o aproxima la probabilidad de obtener la liberación.
Volviendo al trabajo de Meluk, también señala que ha podido destacar, en las narraciones de algunos ex secuestrados, una especie de gratitud hacia los secuestradores, como si quisieran agradecerles el haberlos colocado en una situación que les permitió reestructurar su personalidad y su sistema de valores, pero ninguna de las víctimas de secuestro analizadas aquí se auto responsabilizan de él, ni justifican los propósitos de la organización que los secuestró, ni los defiende públicamente. El no presentarse el Síndrome de Estocolmo indica que hay en los ex secuestrados conciencia del daño y de la agresión de que son objeto durante el cautiverio, que lo objetivan en los secuestradores y no e sí mismos y que rechazan asumir como propias las razones que llevan a su secuestro.
En definitiva, para detectar y diagnosticar el síndrome de Estocolmo, se hacen necesarias dos condiciones, por un lado, que la persona haya asumido inconscientemente una notable identificación en las actitudes, comportamientos o modos de pensar de los captores, casi como si fueran suyos, y por otro, que las manifestaciones iniciales de agradecimiento y aprecio se prolonguen a lo largo del tiempo, aún cuando la persona ya se encuentra integrada a sus rutinas habituales y haya interiorizado la finalización del cautiverio.
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¿Se pasa tu hijo la vida entre las cuatro paredes de su dormitorio alumbrado por el resplandor de la pantalla de su ordenador? ¿Le ha dado la espalda a la vida real? ¿Es alguien huidizo, reacio a conducirse por la vida de una manera normal? ¿No quiere nada ni parece sentir afecto por su familia ni por nadie? ¿Odia que lo observen y es incapaz de cruzar la mirada con una persona de carne y hueso? ¿Su menú se reduce a la pizza o la comida fría que le dejan en la puerta de su habitación? ¡Pues préstele mucha atención!, puede que esté gestando el síndrome de los Hikikomori o tenga ya en su casa a uno de ellos, ya que sus víctimas favoritas son jóvenes entre 15 y 25 años, hijos únicos o primogénitos, introvertidos, con baja autoestima y escasas habilidades para las relaciones sociales, sin ninguna patología psiquiátrica previa. Les separa de sus padres una enorme brecha cultural y disfrutan de una holgada posición económica que les permite tener una habitación propia y acceder a los últimos avances tecnológicos.
¿Qué es un Hikikomori?
El término Hikikomori fue acuñado por el Dr Tamaki Saito, en el año 2000 y significa apartarse, estar recluido. Se define como una forma voluntaria de aislamiento social o autoreclusión, debido a factores tanto personales como sociales y suele ser una decisión propia de jóvenes sensibles, tímidos, con pocos amigos, con mala relación familiar y con la percepción de que el mundo exterior les agrede. Su vida cursa en una habitación de la que no salen. Se refugian en su mundo infantil y virtual, que alimenta internet. Su vida gira en torno a los videojuegos, Play Station, Nintendo, Wii, etc. Todo lo hacen sin salir de casa, alterando incluso los ritmos diarios (duermen de día, comen por la tarde y se pasan la noche conectados a internet, jugando con videojuegos y viendo la televisión). Ese es su único refugio de vida, donde respiran lejos de la normalidad. Algunos atemorizan a sus padres y tienen comportamientos agresivos. Para otros, la tristeza, la obsesión, la ansiedad y la depresión se hacen gradualmente cada vez más presentes, y entre su propio mundo cerrado unos pocos pueden llegar hasta el suicidio. Todos ellos tienen en común un rechazo a la escuela, al trabajo y en general a la negación de asumir responsabilidades. Abandonan su higiene personal, su conexión con el exterior y su disposición a la palabra. Tienen una pasión por la cultura digital llevada al extremo, unida a un miedo por enfrentarse a una vida profesional basada en la competencia.
Con el paso del tiempo estos jóvenes van desarrollando un profundo sentimiento de infelicidad y desesperanza, van perdiendo sus amistades en el mundo real y se hacen más y más tímidos e inseguros.
Aunque el fenómeno tiene su origen en Japón, poco a poco (aunque con características diferentes según cada sociedad), se va extendiendo como una pandemia al resto del mundo. En España, este fenómeno se conoce con el nombre de “Síndrome de la puerta cerrada”, en el mundo anglosajón como “Social withdrawal” y en el mundo francoparlante como “Syndrome du retrait social aigu”. El primer caso de Hikikomori o síndrome del aislamiento descrito en Occidente fue el de un joven Español de Zaragoza que pasó casi un año recluido en su habitación.
Tipos de Hikikomori
• El Pre-Hikikomori o junhikikomori, que sale de vez en cuando o asiste al colegio o universidad algunas veces, pero carece de toda relación social.
• El Hikikomori social, que rechaza el estudio, el trabajo o la preparación laboral, pero mantiene relaciones sociales, llamado también NEET (nor currently engaged in education, employment or training), que presenta numerosas características similares a la generación «ni-ni» en España (ni trabaja ni estudia).
• El Tachisukumi-gata, que presenta una fobia social muy marcada y se siente paralizado de miedo.
• El Netogehaijin, literalmente «zombi del ordenador».
Pero el Hikikomori más habitual es el que no hace absolutamente nada y rechaza todo tipo de esfuerzo –algunas veces hasta el más mínimo–para realizar las necesidades más básicas de la supervivencia,como comer o dormir (incluso se han descrito casos de enfermedad o muerte por inanición). Su familia sabe que sigue vivo porque devuelve vacía la bandeja de comida en la puerta, frontera infranqueable entre el Hikikomori y el mundo exterior. Esto significa que no sale de la habitación para nada ni habla con nadie, no se asea ni se baña nunca, no se corta el pelo ni se mueve lo más mínimo, y ello conlleva una pérdida irrecuperable no sólo de las habilidades sociales de comunicación e interacción, sino también de la capacidad motora, lo que lo convierte en una especie de muerto en vida.
¿Por qué se aíslan?
¿Cómo es posible que una persona joven sea capaz de encerrarse durante años entre cuatro paredes y decidir que no quiere ninguna relación con el mundo?
Ante un fenómeno tan novedoso las causas son simplemente hipótesis. Hay quienes culpan a la tecnología afirmando que los adolescentes viven en un mundo caracterizado por Internet, los videojuegos, los móviles y es algo que les hace perder el contacto con la realidad. Los adolescentes han dejado de jugar en la calle y en el campo, que eran los ámbitos naturales donde se forjaban sus relaciones sociales; el consumo de televisión se acrecienta entre la población adolescente; internet, las videoconsolas y, en general, todos aquellos divertimentos que sustituyen la interacción humana por las máquinas se han convertido en el nuevo entretenimiento.
Hay quienes afirman que el fenómeno se debe a una sociedad enferma caracterizada por la competitividad social y relaciones familiares demasiado rígidas.
Sin embargo, buscar una única causa para un fenómeno social como este sería un error, ya que está multideterminado no solo por las peculiaridades de la sociedad y sus productos tecnológicos, sino también por las formas de relacionarnos y ser en el mundo y por las características de personalidad, siendo las razones que llevan a tomar la decisión de encerrarse en una habitación para perder el contacto con la realidad y autorrecluirse, muy diversas.
El hecho de aislarse no es algo que suceda de la noche a la mañana, sino un proceso gradual que comienza cuando empiezan a recluirse en su habitación cada vez por más tiempo, como absorbidos por internet, dejan de llamar y quedar con sus escasos amigos y empiezan a descuidar sus estudios. Es aquí donde comienza esta especie de suicidio social. Pero los síntomas que van anunciando el aislamiento definitivo son:
El rechazo a asistir al colegio, que puede deberse, entre otras muchas razones, al acoso escolar.
Desengaño amoroso.
Fracaso o bajo rendimiento escolar.
Escasas habilidades para las relaciones sociales.
Incapacidad para gestionar las relaciones de grupo.
Presión de una sociedad extremadamente competitiva.
Pérdida de autoestima y confianza en sí mismos.
Dependencia de las relaciones familiares. La perspectiva de dejar la casa se convierte en algo aterrador.
Presión familiar para que cumplan con su papel en la sociedad (estudiar, buscar trabajo) y para que cumplan las expectativas o los planes que sus padres tienen para ellos (que estudien la carrera que ellos quieran, por ejemplo).
El horario laboral de los padres, que impide cualquier normal comunicación con sus hijos.
La creciente competitividad escolar y social en general, provocada por el hecho, hasta cierto punto lógico, de que los padres pretendan que sus hijos prosperen más que ellos y alcancen un mejor nivel de vida.
El exceso de actividades extraescolares.
La saturación material.
El hiperconsumismo, la hiperinformación e hipercomunicación,
La escasa o nula tolerancia a las frustraciones, etc.
El papel de los padres
¿Cómo es posible que no se hayan previsto las consecuencias y se haya prolongado tanto tiempo una situación tan insostenible, y por qué no se ha atajado el problema de alguna forma? ¿Por qué no reaccionan los padres?
La respuesta es extremadamente compleja, ya que se trata de un proceso muy lento, difícil y oculto.
La mayoría de los Hikikomori suelen encerrarse durante 1-5 años, pero hay casos en los que puede durar hasta 10 años o casi dos décadas y es aquí donde radica la extrema gravedad del problema: los adolescentes y jóvenes que se aislaron hace casi dos décadas son ahora treintañeros o casi cuarentañeros y han tirado por la borda los mejores años de su vida, justo cuando debían estar preparándose para el futuro. Para bien o para mal su habitación se ha convertido en el escenario donde han construido su identidad personal y social, el lugar físico y virtual desde el cual le cierran la puerta al mundo.
Una vez encerrados suelen pasar muchos años antes de que los padres recurran a pedir ayuda y esta pasividad suele contribuir a mantener el problema, ya que éstos:
Normalmente, esperan que se resuelva solo.
Suelen creer que es una rareza propia de la edad, pero con el tiempo muchos de estos jóvenes se convierten en dependientes, exigentes y tiranos con sus padres, se muestran violentos o amenazan con suicidarse si les sacan de su encierro, motivo por el cual tardan mucho en solicitar ayuda sanitaria, y cuando lo hacen, los Hikikomori suelen rechazar esta ayuda.
No se atreven a afrontar la situación.
En algunas ocasiones incluso se llega a crear escenarios de malsana dependencia entre la madre y el hijo.
Reconocer la existencia de un Hikikomori supone un motivo de vergüenza social, un fracaso del papel educativo, especialmente de la madre, que se ve desbordada por la situación.
Los padres suelen pensar que se debe esperar hasta que voluntariamente se reincorpore a la sociedad, esperan el desenlace de forma pasiva ante lo que creen una situación transitoria, como una fase que el adolescente tiene que superar.
Los estilos educativos de la familia son sobreprotectores en exceso y siempre desean mantener los hijos dentro de casa. De esta forma, el Hikikomori es una problemática que se da fundamentalmente entre los chicos de clase media-alta ya que son sus progenitores quienes pueden permitirse mantener un hijo en casa sin estudiar o trabajar.
Estas razones favorecen que los padres dejen pasar unos años, con la esperanza de que el problema se solucione por sí solo, hasta que se deciden finalmente a intervenir, normalmente con la ayuda de un especialista. Por esto no se fuerza, o se tarda mucho en hacerlo, de forma drástica al Hikikomori para que vuelva a integrarse en la sociedad.
¿Cuáles son las posibles causas del Hikikomori para mantenerse en esta situación?
Abandono del colegio y el consecuente sentimiento de culpabilidad, aumentando así la presión familiar.
Miedo gradual a salir y a conocer gente, renunciando poco a poco a todo tipo de comunicación con sus amigos y, eventualmente, sus padres.
Rebeldía juvenil de una manera diversa, introyectando las emociones.
Emociones negativas que implican el deseo de querer y no poder salir de la situación, rabia hacia la sociedad, tristeza por estar en esta condición, temor sobre lo que puede pasar en el futuro y envidia a las personas que llevan una vida normal.
Entre ellos establecen dinámicas de apoyo para seguir encerrados en su habitación, forman comunidades virtuales y si alguno está pensando en dejarlo, se apoyan para seguir siendo Hikikomori. A veces están orgullosos de serlo, están a gusto en ese mundo, otras veces lo detestan.
¿Existe un tratamiento para el Hikikomori?
La reinserción de estos chicos no es nada fácil, ya que todo el mundo se limita a respetar el aislamiento y a esperar que el afectado tome por sí solo la decisión de volver a integrarse en la sociedad, sin ofrecerles otra alternativa o intervenir de cualquier forma. Sin embargo, con una intervención adecuada cualquier chico con un problema así puede reintegrarse en la sociedad y normalizarse.
Las pautas de tratamiento de una adicción a las nuevas tecnologías suelen consistir en la retirada del material electrónico, como el ordenador, el móvil, la consola, etc. Ello, en ocasiones, provoca conflictos de los menores con sus familias, porque la mayoría se niega, o bien los propios padres no están de acuerdo con estas medidas, especialmente en los casos de padres separados.
Existe una serie de terapias diversas que afrontan este fenómeno. A pesar de la diversidad que presentan las mismas es posible hablar de dos grandes aproximaciones:
El acercamiento médico-psiquiátrico donde se trata la problemática como un desorden mental o comportamental que demanda la recuperación en hospital, sesiones de psicoterapia y asunción de psicofármacos. Su enfoque es empezar con «reorganizar» la relación del paciente con sus padres, armar a madres y padres desesperados con estrategias para reiniciar la comunicación con sus hijos. Cuando el paciente está lo suficientemente bien como para acudir a la clínica en persona, se le trata con fármacos y terapia.
El acercamiento social donde se comprende el fenómeno como un problema eminentemente social y se aleja al joven de la casa, logrando métodos de comunicación, alojándolo en una comunidad con otros chicos que tienen su misma problemática para fomentar la convivencia y el intercambio, reaprender habilidades sociales y comunicativas y ofrecerles actividades atractivas para que puedan ser compartidas. De esta forma se les motiva a reinsertarse socialmente. Los grupos de autoayuda se han convertido en una forma clave para atraer a un Hikikomori a la sociedad.
Lo que hace diez años era una anécdota, ahora es una realidad y en países como Japón, un problema. En España, todavía no es un problema sanitario, pero sí puede serlo en un futuro no muy lejano.
Si no se fomenta el uso responsable de las nuevas tecnologías y se conciencia a los padres, aumentarán los casos de este tipo en los próximos años, ya que todo el mundo tiene al alcance de su mano un portátil o un móvil con conexión a Internet. En todo caso, si usted tiene hijos jóvenes, o usted mismo es uno de ellos, mucho ojo con la “puerta cerrada”, cualquiera sabe lo que puede pasar dentro.
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El síndrome de Capgras constituye un cuadro delirante en el que se tiene la creencia de que una persona cercana (generalmente un familiar) ha sido sustituida por un impostor. El síndrome de Capgras o “ilusión de dobles” fue descrito por primera vez en 1923 por Jean Marie Joseph Capgras y Reboul-Lachaux.
Desarrollo del síndrome de Capgras
Esta creencia delirante suele estar vinculada a una persona en concreto, y a veces involucra a varias personas, el delirio aparece ante personas por las que se tiene un afecto significativo, por lo que creer que alguien les está suplantando supone un gran impacto emocional.
Bajo este delirio se tiene la creencia de que alguien idéntico está suplantando a un ser querido, y aunque tiene las mismas características físicas y el mismo modo de actuar hay ciertos detalles que lo convierten en un extraño, lo cual causa sentimientos de miedo y rechazo ante el impostor.
Esta sensación provoca un fuerte malestar ya que la persona que padece este síndrome se pregunta constantemente por qué está sucediendo eso, y dónde está su ser querido, por qué ha sido suplantado y cuál es la intención del engaño. La situación provoca terror y sufrimiento.
La persona “sustituta” también sufre un gran impacto al encontrarse con su ser querido que lo reconoce como un impostor, enseguida puede comprender que algo grave le está sucediendo a la otra persona, y resulta complicado entenderlo, por lo que se dan explicaciones y se intenta tender a razones sin que produzcan ningún efecto satisfactorio.
La persona que sufre de este síndrome intenta alejarse y evitar al “sustituto” lo cual repercute en abandonar relaciones importantes, como dejar a la pareja con la que convive o alejarse de sus familiares.
Aparición
El síndrome de Capgras se ha llegado a asociar con la prosopagnosia (dificultad en el reconocimiento de caras), no obstante mediante pruebas neurológicas se ha observado que las personas que padecen el síndrome de Capgras tienen preservado el reconocimiento de caras, y se centra específicamente en una persona, y en algunos casos más de una persona, sin embargo, falta el sentido de familiaridad. En principio, puede aparecer a cualquier edad, hay mayor prevalencia en mujeres y puede producirse de forma temporal o crónica.
Este síndrome ha ido apareciendo con más frecuencia en las últimas décadas tanto en pacientes psiquíatricos como orgánicos. En los pacientes psiquiátricos este cuadro delirante aparece en personas que padecen esquizofrenia paranoide, trastorno bipolar o depresiones psicóticas. En pacientes orgánicos aparece en casos de Alzheimer, en lesiones cerebrales, en epilepsia, ictus y alcoholismo crónico. En todos los casos es común el componente paranoide, el cual lleva a la persona a creer que todo es fruto de una conspiración.
Su aparición suele estar asociada a síntomas psicóticos, con una aparición frecuente de paranoia, donde el individuo puede volverse agresivo al percibir el delirio como una amenaza. En algunos casos el individuo puede llegar a la duda si se le confronta con la evidencia repetidas veces.
Se han encontrado diferencias clínicas en cómo se desarrolla el síndrome, dependiendo de si su causa es orgánica o psiquiátrica, como se puede observar en el siguiente cuadro comparativo:
Causas neurológicas
Existen diferentes modelos que tratan de explicar cómo se produce el síndrome de Capgras, entre los que se encuentran los siguientes:
Modelos de desconexión
Este modelo sugiere que en el síndrome de Capgras hay una desconexión entre el lóbulo frontal y las regiones temporales y límbicas, provocando una alteración significativa en la familiaridad de lugares y personas, y junto al daño bilateral del lóbulo frontal, se produciría el delirio al no poder resolverse la disonancia.
Existe además una desconexión con el hipocampo no pudiendo actualizar la información con la previamente procesada, por lo que habría una reduplicación.
Modelos de lateralización
Este modelo explica que se observa un daño cerebral bifrontal y lateral derecho; una de las versiones de este modelo para darle explicación es que el daño prefrontal derecho supone un fallo en la función del ego, que media el self y el mundo, acerca de las relaciones significativas y los afectos generados, por lo que al alterar esta función cabría esperar que haya un impedimento en la respuesta emocional y, por lo tanto, al sentimiento de familiaridad; por lo que el hemisferio izquierdo reconocería al “impostor” como significativo pero diferente a la persona original.
Conclusión
El síndrome de Capgras es altamente complejo y no se relaciona especialmente con ningún modelo específico, aunque se puede explicar a través de diferentes modelos se sabe que hay una disfunción múltiple, ya que no se limita simplemente al procesamiento facial, sino que están mediando entre sí procesos cognitivos; implicados en la interpretación, la formación de creencias y la percepción de falta de familiaridad.
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Llamamos síndrome de blancanieves a la distorsión de la imagen que una persona tiene de sí misma respecto de su edad, madurez, belleza o cualidades y los celos que desarrolla hacia figuras que le parecen superarla.
Este síndrome no forma parte de un trastorno psicológico reconocido, ya que no ha sido aceptado en su totalidad por las organizaciones pertinentes ni por algunos psicólogos.Lo que si que es cierto es que las personas que lo padecen presentan ciertos síntomas característicos.
Lo presentan principalmente mujeres, especialmente las que se encuentran en edades maduras, entre 40 y 55 años. Pero no es exclusivo de ellas, también lo presentan muchos hombres. Como hemos comentado anterior mente, no es un síndrome propiamente dicho, lo forman una serie de síntomas que pueden desembocar en algún trastorno pre-depresivo o depresivo que unidos dan lugar a este síndrome.
El síndrome de blancanieves, a pesar del nombre, esta basado en la personalidad de la madrastra de este popular cuento. Quien a pesar de su gran belleza se sentía insegura y amenazada por su joven y bella hijastra.
Como ya hemos adelantado, suele aparecer en mujeres que han superado los cuarenta años de edad y que a lo largo de su vida han sido personas atractivas y que han llamado la atención. Conforme pasa el tiempo van envejeciendo dejando de ser el centro de atención con lo que su percepción de valía va disminuyendo. Al estar acostumbradas a ser valoradas por su apariencia externa y al llegar a esta edad comienzan a darse cuenta de que ya no son tan jóvenes, se sienten inseguras. Aparece el miedo a la soledad y a ser abandonadas puesto que siempre han estado rodeadas de gente y son dependientes de la opinión o, mejor dicho, los piropos y halagos que los demás les manifiestan.
El otro factor característico es la envidia hacia personas más jóvenes o con una cualidad que ellas creen que ya no poseen, ya sea física o emocionalmente. En muchos casos se produce entre madre e hija, donde la madre arremete emocionalmente contra su hija humillándola y haciéndola quedar mal y sentirse inferior sobre todo, delante de los demás, y en lo privado las tratan de forma correcta y amable. También se da entre suegras y nueras, entre hermanas, entre amigas y entre jefa-empleada.
¿Qué síntomas presentan?
Los síntomas más característicos de las personas que padecen el Síndrome de Blancanieves son:
– Miedo/pavor a envejecer.
– Ansiedad, celos y afán competitivo ante mujeres más jóvenes que ellas
– Búsqueda repetitiva de aprobación física (numerosos flirteos y necesidad de ligar, generalmente con hombres más jóvenes, ir frecuentemente a locales de moda en busca de atención masculina).
– Enlazar relaciones con el objetivo de buscar desesperadamente nuevas parejas tras una ruptura amorosa, ya que existe surje la necesidad constante de ser mirada con admiración y amor (recuerda que su foco se encuentra en lo bellas que las ve los demás).
– Preocupación excesiva por la salud y la belleza.
– Envidia hacia mujeres que llevan una vida de pareja feliz y satisfactoria.
– Miedo a acabar solas cuando ya no sean jóvenes, guapas y atractivas.
– Autoconcepto distorsionado.
– Melancolía por la juventud que se va y por las cualidades/capacidades que se creen ya desaparecidas.
¿Cómo sé si tengo el Síndrome de blancanieves?
– Si sientes tristeza cuando otra mujer tiene alguna clase de triunfo o a alguien de su alrededor.
– Si sufres mucho cuando alguien te rechaza por la que consideras tu rival, aunque sea en alguna cosa mínima.
– Si te gusta ser el centro de atención aunque seas tímidas.
– Si tiendes a sobrevalorar la belleza y a sobreprotegerte de enfermedades.
– Si cuidas mucho tu imagen personal, llegando a la cirugía estética para mantener tu idea de juventud permanente.
– Si te gusta usar ropa que te haga sentirte más joven o atractiva.
– Si sientes una gran repulsión hacia envejecer o parecer de tu edad, la cual intentas ocultar normalmente.
– Si tienes actividades que generalmente no se consideran propias de tu edad.
– Si compites con tus rivales continuamente aunque tus rivales no lo noten.
– Si intentas socializarte mucho con hombres que te hagan sentirte guapa, joven y segura y que además representen un estatus de superioridad.
Tratamiento
No existe un tratamiento concreto para el Síndrome de Blancanieves, pero la terapia cognitivo-conductual y el tratamiento de estos síntomas (inseguridad, baja autoestima, necesidad de aprobación constante, etc) ayuda a encontrar el equilibrio y la satisfacción en las personas que los padecen.
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¿Qué sabes acerca de las consecuencias cognitivas del consumo crónico o continuo de alcohol? ¿Te es familiar la palabra «Korsakoff»? Sí o no, repasemos brevemente una importante revisión que, en 2009, publicaron Michael D. Kopelman, Allan D. Thomson, Irene Guerrini y E. Jane Marshall, acerca del «famoso» síndrome de Korsakoff, el cual se estudia en el módulo de «amnesias» en la universidad o inmediatamente asociamos con alcoholismo crónico. Veamos.
Introducción
Kopelman et al. comienzan explicando que el daño cerebral o demencia relacionada con el alcohol puede contribuir a 10-24% de todos los casos de demencia. Específicamente, los mecanismos que subyacen el daño cerebral o demencia relacionada con el alcohol son muchos y variados e incluyen:
– Los efectos neurotóxicos directos del alcohol y su metabolito, el acetaldeído
– La disminución o agotamiento de tiamina
– Los factores metabólicos que resultan de los síndromes de intoxicación y abstinencia
– La enfermedad cerebrovascular
– La encefalopatía hepática
– Complicaciones físicas relacionadas con el alcohol
– Lesión en la cabeza
Encefalopatía de Wernicke
La encefalopatía de Wernicke (EW) es una reacción neuropsiquiátrica aguda a la deficiencia de tiamina, caracterizada por la confusión, la ataxia, el nistagmo y laoftalmoplejía (Wernicke, 1881). Su prevalencia, como se determina post mórtem, es de 1 a 2% en la población general y de 12 a 14% de la población que abusa de alcohol. La EW es una emergencia médica y da paso al síndrome de Korsakoff en el85% de los casos.
Cuando se sospecha EW, debe proporcionarse rápidamente tratamiento con tiamina parenteral de altas dosis para contrarrestar el riesgo de muerte o el desarrollo del síndrome de Korsakoff.
Recuperación
– De las anormalidades oculares: de días a semanas
– De la ataxia: de 1 a 2 meses o más; en algunos casos, es residual.
– De la confusión / delirio agudo: 1 a 2 días
– De la confusión global: más de 2 a 3 semanas (pero de 1 a 3 meses para aclararse completamente). A medida que la confusión mejora, los déficit de memoria se van haciendo más notorios (Day et al., 2008).
Síndrome de Korsakoff Características clínicas
Korsakoff (1887, 1888, 1889) describió un síndrome de alteración característica de memoria. Algunos casos se dieron después de vómito persistente, (sepsis) posparto, infección aguda o crónica, envenenamiento tóxico (con monóxido de carbono, plomo o arsénico) u otra enfermedad crónica (linfoadenoma o diabetes).
Korsakoff caracterizó el trastorno de memoria así:
– Ocurre en el contexto de clara consciencia, tal que el paciente da la impresión en la conversación de que él o ella están enteramente en sus facultades.
– El paciente muestra una alteración severa de la memoria presente y reciente, preguntando las mismas cosas una y otra vez.
– El paciente puede leer las mismas páginas por horas sin terminar.
– El paciente puede no ser capaz de reconocer a las personas con quienes se ha encontrado muchas veces después del inicio de la enfermedad.
– La memoria presente y reciente está más afectada que la memoria remota.
– El trastorno está asociado con que los pacientes inventan «ficciones» (confabulaciones) en su discurso y estos falsos recuerdos son, la mayoría de las veces, recuerdos reales «revueltos» y recordados fuera de la secuencia temporal.
Finalmente, el síndrome de Korsakoff no se manifiesta siempre [exclusivamente] después de un episodio claro de Wernicke.
Neuroquímica Desde las investigaciones en animales en los treintas y los cuarentas, y las observaciones importantes de De Wardener y Lennox (1947), se ha sabido que la disminución de tiamina es el mecanismo que da lugar al episodio agudo de Wernicke, al que sigue el síndrome de Korsakoff.
Neuropatología La neuropatología característica implica pérdida neuronal, microhemorragias [microsangrados] y gliosis en la sustancia gris paraventricular [sustancia gris que rodea a los ventrículos cerebrales] y periacueductal [sustancia gris que rodea alacueducto cerebral] (Victor et al., 1971). Por un lado, Victor et al. (1971) argumentaron que el daño al núcleo medial dorsal (del tálamo) era crítico en la generación del déficit de memoria. Por otro lado, Mair et al. (1979) y Mayes et al.(1988) y Harding et al. (2000) sugirieron que los cuerpos mamilares, eltracto mamilo-talámico y el tálamo anterior pueden ser más importantes para la disfunción de memoria que el núcleo dorsal medial del tálamo. Los lóbulos frontales también parecen estar implicados.
Neuropsicología La memoria episódica es característicamente severamente afectada en el síndrome de Korsakoff, mientras que el aprendizaje de nuevos recuerdossemánticos se afecta sólo de manera variable. Los aspectos «implícitos» de lamemoria, incluyendo la respuesta al priming y la memoria perceptuo-motora (procedural), están preservados en el síndrome de Korsakoff.
–> Algunas teorías han propuesto que hay un déficit en los procesos psicológicos implicados en la «codificación» inicial de la información (Butters & Cermak, 1980). –> Otros han propuesto que hay una alteración en los procesos fisiológicos que, se asume, subyacen al almacenamiento (o consolidación) de la información (Meudel et al. 1979; Moscovitch, 1982). –> Aún otros han sugerido que hay un déficit específico en el almacenamiento de información contextual (Huppert & Piercy, 1978; Postma et al., 2006). Un desarrollo posterior de esta teoría es que los pacientes con Korsakoff muestran un déficit en la unión entre asociaciones complejas (Cohen, 1997; Mayes & Downes, 1997). –> Una teoría posterior afirma que los pacientes con Korsakoff muestran un déficit en la recuperación, tal que son incapaces de suprimir respuestas inapropiadas durante tareas de memoria (Warrington & Weiskrantz, 1968, 1970).
El componente retrógrado en el síndrome de Korsakoff con frecuencia se extiende hasta 20 a 30 años hacia atrás (Kopelman, 1989). Generalmente, hay un «gradiente temporal», tal que las memorias más remotas son recordadas mejor que las más recientes. Hay varias explicaciones para dicho gradiente temporal:
(Squire, 2006) A medida que los recuerdos son «consolidados» a través del tiempo, se hacen independientes de las estructuras talámicas y del lóbulo temporal medial y están, por tanto, relativamente protegidos contra la patología cerebral en esas estructuras.
(Cermak, 1984) A través del tiempo, los recuerdos episódicos adoptan una forma menos vívida, más «semántica», y esto protege los recuerdos más antiguos de los efectos de la patología cerebral.
(Moscovitch et al., 2006) Los circuitos talámicos/hipocampales están siempre implicados en la recuperación y la reactivación de recuerdos, y cada vez que un recuerdo es recuperado, una nueva huella se establece, resultando en «múltiples trazos» que protegen los recuerdos más tempranos contra los efectos de la patología cerebral.
Confabulación Según Kopelman et al., la confabulación algunas veces se divide en:
Espontánea –> Hay una efusión persistente, no provocada, de recuerdos erróneos. Es relativamente rara más allá de la fase confusional aguda.
Momentánea –> «Provocada», en la cual los errores fugaces de intrusión o las distorsiones son vistas en respuesta a un reto a la memoria, p. ej. en un test de memoria.
Evaluación clínica Una vez el estado confusional agudo se ha resuelto, debería llevarse a cabo un examen clínico cuidadoso para determinar los déficit centrales.
Tratamiento, profilaxis y manejo Lo más pronto posible, deben administrarse altas dosis de vitamina B parenteral. Es poco probable que un paciente muestre recuperación completa, pero la mejoría puede ocurrir (en aprox. 75% de los pacientes) en cuestión de años si el paciente permanece abstinente. Las alteraciones en memoria y aprendizaje mejoran mucho más lentamente que los rasgos agudos de la encefalopatía de Wernicke (Day et al., 2008).
La tiamina profiláctica puede prevenir el desarrollo del síndrome de Wernicke-Korsakoff (SWK). Por eso, cualquier paciente con abuso de alcohol que presente confusión, náusea y vómito, fatiga, debilidad o apatía debería ser considerado en alto riesgo de encefalopatía de Wernicke y debería ser tratado apropiadamente (de manera profiláctica). La hipotensión o hipotermia sin explicación también debería incrementar la sospecha.
Puntos finales
La piedra angular de cualquier programa de rehabilitación es la abstinencia.
Los pacientes con Korsakoff tienen una tolerancia reducida al alcohol y están en riesgo de desarrollar problemas relacionados con el mismo y, posteriormente, episodios de Wernicke-Korsakoff.
Los pacientes con Korsakoff son capaces de nuevo aprendizaje, particularmente si la información es precedida por una clave y de un cierto tipo.
El ambiente donde se habita es importante y debe estar diseñado para facilitar la orientación del paciente con SWK.
El cerebro es especialmente sensible a daño por falta de una vitamina tal como la tiamina. Asimismo, los nutrientes relacionados, como el magnesio (también deficiente en individuos con dependencia al alcohol), podrían afectar también las vías metabólicas en el cerebro, al interferir con las complejas cadenas de reacciones bioquímicas que producen la energía.
Referencia: Kopelman, M.D., Thomson, A.D., Guerrini, I., & Marshall, E.J. (2009). The Korsakoff Syndrome: Clinical Aspects, Psychology and Treatment. Alcohol and Alcoholism, 44 (2). pp. 148-154.
Comentario Bien, esta fue la presentación del artículo de hoy. Básicamente, fue un resumen simplificado del artículo de Kopelman et al. de 2009, pero que enfatiza los puntos más esenciales o que nos permiten conocer mejor al síndrome de Korsakoff. Si, por casualidad, alguien se está preguntando si el síndrome de Wernicke-Korsakoff y el síndrome de Korsakoff son lo mismo, podríamos decir que sí, en cierta forma, puesto que lo que indica el primero es que hubo un síndrome (encefalopatía) de Wernicke previo al síndrome de Korsakoff (lo cual se da en el 85% de los pacientes con EW). En el segundo, hubo un síndrome de Korsakoff que pudo darse sin la EW previa.
Adicionalmente, como vimos, el daño cerebral relacionado con el alcohol, no sólo se explica por esta sustancia o por su metabolito asociado, sino por otros factores importantes, concomitantes al -o consecuencia del- alcohol, como la deficiencia de tiamina o la encefalopatía hepática.
Finalmente, en cuanto a la neuropsicología, vimos que los aspectos más alterados son la memoria reciente y, en cierto grado, la memoria remota. Además, se presentan confabulaciones (o intrusiones) en los recuerdos. Las alteraciones neuropsicológicas pueden deberse al daño en estructuras como los cuerpos mamilares, el tracto mamilo-talámico y los núcleos anterior y medial dorsal del tálamo.
¿Qué tal? ¿Sí se lo habían imaginado? Increíble…el alcoholismo crónico no sólo causa deterioro de las relaciones personales, familiares y laborales, sino también daño cerebral significativo (un tipo de demencia). Por eso, es mejor prevenir y solucionar a tiempo, que lamentar…
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