¡STOP a la ingesta compulsiva de comida!

Dos investigadores italianos, Valentina Sabino y Pietro Cottone, han llevado a cabo un estudio en la Universidad de Boston que podría suponer un gran avance en el tratamiento contra los trastornos de la alimentación. El estudio ha sido publicado en la revista Neuropsychopharmacology y podría ayudar a pacientes que comen compulsivamente o sufren de bulimia u otros trastornos.

¿Qué es comer compulsivamente?
Comer sin límites, sin una razón aparente. Hablamos de «comer compulsivamente». Se trata de un trastorno de la alimentación llamado «Trastorno Alimentario Compulsivo» (TAC), o «Binge Eating Disorder» (BED). Esta falta total de control tiene características específicas. La persona que sufre este trastorno come una enorme cantidad de comida sin ningún tipo de control, lo más rápido posible y generalmente de noche para evitar que otras personas puedan detectarlo. El proceso ocurre incluso cuando la persona no tiene hambre y solo termina cuando la persona alcanza su propio límite. Lo que provoca después es un estado de vergüenza, culpa e ira hacia sí mismos.

Entre los diferentes trastornos de la alimentación que pueden provocar el «Trastorno Alimentario Compulsivo» (TAC) encontramos la bulimia (del griego «boulīmia», que significa «hambre de buey»). La causa del trastorno es la constante preocupación por un posible aumento de peso. El temor a aumentar de peso, de hecho, se traduce en una verdadera obsesión y, a diferencia de la anorexia, se manifiesta por el gran atracón. La culpa y la vergüenza producida por la cantidad de alimento ingerido hace que las personas que lo sufren se provoquen el vómito o recurran al uso de laxantes o diuréticos.


El estudio
Especialistas italianos de la Universidad de Boston han llevado a cabo un estudio para averiguar el origen del «Trastorno Alimentario Compulsivo» (TAC) y los posibles tratamientos para su curación. El resultado ha desvelado que este tipo de trastornos están causados por la hormona responsable de la ansiedad (CRF): «Creemos que detrás este trastorno está la hormona CRF, que aumenta en la amígdala, lo que genera ansiedad, así que durante la abstinencia de comida incrementa más la ansiedad», explica Valentina Sabino y Pietro Cottone.

Además del origen, los investigadores han identificado una molécula que podría «detener» a esta hormona, evitando los atracones: «Hemos demostrado que la inyección de un antagonista de esta hormona en la amígdala puede bloquear por completo la ansiedad generada por la abstinencia de alimento, evitando de esta forma la ingesta compulsiva de alimento», explica Cottone.

La molécula en cuestión ya ha sido probada en el tratamiento contra la depresión, pero en este momento todavía no está en el mercado. Según los expertos, esto podría ser un gran avance en la cura de muchas enfermedades, desde la bulímia hasta el «Trastorno Alimentario Compulsivo» (TAC). Al bloquear la ansiedad hormonal, será posible apagar el interruptor de la alimentación compulsiva.

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Fuente: Paola Giura – mundopsicologos.com

Tratamiento de la dislexia

La dislexia es un trastorno en la adquisición de la lecto-escritura, que se presenta en niños con un coeficiente intelectual normal, y que no poseen problemas físicos o psicológicos que dificulten su aprendizaje. El tratamiento de la dislexia se efectúa mediante el trabajo con profesores especializados que vuelven a enseñar las técnicas de lectura, de un modo adecuado a las posibilidades del niño.

Etimológicamente, dislexia significa dificultades en el lenguaje. Actualmente se emplea para designar los problemas en la adquisición de la lectura, que presentan niños con coeficiente intelectual normal, y sin otro problema físico o psicológico que impida su aprendizaje.

Las estadísticas hablan de entre un 10 y un 15% de la población afectado por este trastorno. Aunque no todas están de acuerdo, afecta en mayor número a niños que a niñas.

Dado que la lectura y escritura son los mediadores de la enseñanza, hay gran cantidad de niños que presentan problemas de rendimiento por esta causa.

El tratamiento de la dislexia en los niños pueden aprender a leer, y desempeñarse normalmente. Pero esto depende de la celeridad con que sea diagnosticado, y del apoyo recibido.

El niño aprende a leer, reconociendo las letras y sus sonidos correspondientes por separado. Luego comienzan a agruparlas formando palabras. Posteriormente forman las oraciones.

En general, el niño disléxico tiene problemas al conectar la letra con su sonido, y también al combinar los sonidos para formar palabras. En otros casos, tienen dificultades para aprender el orden correcto de las letras.

 Estudios actuales indican que la dislexia ocurre por el modo en que se formó el cerebro, y cómo procesa la información recibida. Estas personas procesan la información en una parte diferente del cerebro que el resto de la gente.

Aún se desconocen las causas de este fenómeno, pero se sospecha que la genética está involucrada.

La dislexia en el aula:

La dislexia se traduce en un mal rendimiento escolar, ya que el instrumento por excelencia en la enseñanza es la lecto-escritura, y estos niños no alcanzan a manejarse correctamente en esta área. Al no ser diagnosticados, son presionados a actuar de una forma que no les es posible, debido justamente a sus limitaciones. Esto lleva a que presenten conductas distraídas, perturbadoras, posean un mal auto concepto.
La dislexia se presenta en muchos grados, desde pequeñas dificultades, rápidamente superables, hasta las graves que se arrastrarán toda la vida, y pueden lindar con la disfacia.

Diagnóstico de la dislexia:

Por lo general se diagnostica en la etapa del aprendizaje de la lecto-escritura, o sea entre los 4 y 6 años. En una primera instancia será el maestro quien detecte esta dificultad, pero debe ser el psicólogo quien realice el diagnóstico apropiado. En algunos casos, la dislexia no se hace notoria hasta etapas posteriores, cuando aprenden sintaxis o gramática. Algunas de las áreas en las que presentan dificultades son:

• Formando rimas o nombrando números y letras, u otras secuencias.
• Con las direcciones, izquierda, derecha, arriba abajo, etc.
• Para leer mapas
• Para recordar los nombres correctos de las cosas
• Al memorizar listas de números telefónicos
• Para completar asignaciones y pruebas que tengan limitaciones de tiempo

Un diagnóstico correcto incluye mediciones de la capacidad de audición, visión y escritura.

Tratamiento de la dislexia:

Para el tratamiento de este trastorno, se requiere de un profesor o tutor especializado, que enseñe estrategias especiales para el aprendizaje de la lectura.
Países como Estados Unidos, cuentan con programas de asistencia a niños que concurren a escuelas públicas donde se les presta ayuda como tiempo adicional en pruebas o deberes, auxilio para tomar notas, etc.

El apoyo familiar es fundamental en el tratamiento de la dislexia  esta afección, la motivación en casa es imprescindible, así como el alentarlos a desarrollar otras actividades que les proporcionen confianza en sí mismos, como deportes, artes plásticas, hobbies, arte dramático, etc.

Thomson recomienda el sobreaprendizaje, volver a aprender la lecto-ecritura, de una forma adecuada a las posibilidades del niño, trabajando con el principio rector del aprendizaje sin errores, o sea re aprender las técnicas de lecto-escritura de un modo agradable y útil para el niño, cosechando el éxito y no el usual fracaso.

El empleo de fichas de apoyo es útil como complemento, para variar un poco el trabajo escolar, y para trabajar aquellas áreas que un chico pueda necesitar en especial.

En el aula, estos niños deben recibir atención personalizada, evaluación de su rendimiento en comparación con sí mismos y no con los demás, la información nueva debe serle repetida varias veces, permitirle aprender de la manera que le sea posible, fomentar su autoestima.

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Fuente: Apuntes de Psicología.com