10 lecciones que podemos aprender de los niños

Los niños nacen teniendo que aprenderlo todo, pero son muchas las cosas que pueden enseñar a los adultos. Con su comportamiento, en numerosas ocasiones nos dan lecciones sobre los prejuicios y la actitud ante la vida. Hemos recopilado estos diez vídeos que lo demuestran.

1. La espontaneidad

A medida que crecemos, las convenciones sociales y el qué pensarán de nosotros nos hacen ir perdiendo algo de naturalidad. Los niños no se dejan amedrentar por la vergüenza y viven el momento, en ocasiones provocando situaciones tan divertidas como ésta. Ojo, no te pierdas el segundo siete.

2. No tener vergüenza

Un niño de quince meses en una explanada frente a 500 personas. Imáginate estar en su lugar. A cualquiera de nosotros nos hubiera entrado la timidez, pero este niño, lejos de achantarse, empieza a aplaudir y consigue que todos se unan a él, convirtiendo el momento en toda una fiesta.

3. Ilusionarse con las pequeñas cosas

¿Quién dijo que hacen falta regalos grandes y caros para hacer feliz a un niño? En lo que parece ser una fiesta de cumpleaños, a este pequeño le dan una bolsa decorada y con un lazo. Cuando la abre, ¡sorpresa! Sólo es un plátano, pero para este niño parece el mejor regalo que podría haber recibido.

4. Mostrar nuestras emociones

Acabamos de ver que los más pequeños son capaces de disfrutar e ilusionarse con las cosas más pequeñas, pero ¿qué ocurre cuando reciben el sorpresón de su vida? Mira a esta niña cuando descubre que va a ir a Disneylandia. ¿Cuándo te sentiste así por última vez?

5. Enfrentarse a los miedos

Terror es lo que sintió el niño de este vídeo cuando una mariposa se le posó en la cara. En vez de salir corriendo o espantarla, se quedó quieto observando lo que hace. En pocos segundos pasa del pánico a sentir que lo que le está ocurriendo es lo más maravilloso del mundo.

6. Ver lo mejor de las personas

Las madres suelen sentir que no hacen lo bastante por sus hijos y que constantemente cometen errores. La película cambia cuando se pregunta a los niños cómo perciben a sus madres. Seguro que no puedes ver este vídeo sin emocionarte.

7. La importancia de compartir

Aunque podamos tener la idea de que los niños son egoístas, compartir es un gesto natural para ellos. Acción contra el Hambre llevó a cabo este experimento para una de sus campañas. Grabaron a varias parejas de niños que tenían que esperar en una sala y les decían que podían ir merendando lo que tenían delante. Al quedarse solos y quitar la tapa que cubría los platos, descubrían que uno de los dos tenía un sándwich y el otro nada. En el vídeo puedes ver lo que pasó.

8. Todos somos iguales sin importar la raza

Las diferencias en el color de piel no suponen un problema para el trato para los niños. Mira la reacción de estos niños cuando su compañero Tyler se reincorpora a clase tras haber faltado una semana por estar enfermo. En cuanto lo ven, se acercan a abrazarlo y corean su nombre. Su padre es Shawn Harris, un cómico estadounidense. Grabó el momento y lo compartió en sus redes sociales con el siguiente mensaje: «Este vídeo prueba que el racismo se enseña… esta pequeña escena puede que cambie el modo en el que los adultos pensamos unos de otros».

9. Ni tampoco el sexo

¿Cuántas veces has oído la expresión «hacer algo como una niña?» con connotaciones negativas? En este experimento, que luego se utilizó para un anuncio de televisión, se pedía a unos adolescentes, tanto chicos como chicas, que corrieran o lanzaran objetos «como una niña». Después le plantean la misma cuestión a un grupo de niños de menor edad. En este vídeo puedes ver las reacciones de unos y otros.

10. Ni la orientación sexual

¿Cómo ven los niños el amor entre personas del mismo sexo? En este vídeo del colectivo TheJackaL varios chavales de entre cinco y diez años cuentan a cámara sus ideas sobre el amor, si se han enamorado alguna vez… y si es posible o no el amor entre dos hombres o dos mujeres. La lógica infantil derriba todos los prejuicios.

 

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Fuente: Elena Santos –  El huffington post

Adolescentes y la Fobia Social ¿de qué se trata?

cache_2409999735Todo el mundo piensa que ser adolescente significa disfrutar a pleno de la vida social. ¿Por qué no? Entre la escuela, las fiestas y todas las actividades con amigos, de seguro que hay mucha diversión. Sin embargo, no todos los adolescentes disfrutan al participar en los eventos sociales y hasta los rechazan. Algunos incluso sienten una profunda ansiedad de ser vistos en público en situaciones cotidianas. Aquí te cuento de qué se trata esta fobia social en los adolescentes.

Juliana recuerda que cuando tenía 16 años todo el mundo le decía que dejara de ser tan tímida. Ella era callada, más bien introvertida y odiaba, sobre todas las cosas, tener que pasar delante de mucha gente. Le daba vergüenza por ejemplo, subirse a un autobús (bus, colectivo, guagua, camión) urbano y tener que caminar por el pasillo para buscar un lugar. El sentir las miradas de la gente le producía mucha ansiedad hasta el punto de hacerla sudar y sonrojarse. Por eso, su mamá recuerda que siempre supo que lo de Juliana era mucho más que timidez. En el colegio no quería participar en actividades, como teatro o danza, por el miedo a exponerse en público y ser criticada. No le gustaba ir a fiestas porque le daba pánico no saber si la iban a sacar a bailar o no.

Fue entonces cuando decidieron buscar ayuda profesional y Juliana fue diagnosticada con fobia social. Hoy, ya varios años después, Juliana agradece a su mamá que la haya llevado a esa terapia, pues es abogada litigante y su trabajo le exige hablar en público.

Como Juliana, muchos adolescentes padecen de fobia social, la cual se define como una ansiedad intensa o un miedo persistente ante un objeto, una actividad o una situación social que se evade a toda costa para evitar el estrés. Hablar en público o iniciar una conversación son las principales situaciones de las que huyen los adolescentes.

Las estadísticas indican que el promedio de edad en el que se desarrollan los síntomas de la fobia social es entre los 11 y los 19 años, es decir, durante la adolescencia.

Para identificar si tienes fobia social o si tu hijo(a) adolescente la padece, presta atención a los siguientes síntomas:

  • Sentirse observado en situaciones sociales al punto de sentir      dolor de estómago, tener el pulso acelerado, marearse y llorar.
  • Sentirse cohibido (con timidez) cuando otros observan: pensar      que todos están juzgando lo que haces.
  • Tener un temor extremo de que otros te observen.
  • Temer al qué dirán los demás.
  • Evitar iniciar conversaciones con compañeros de la clase.
  • Sensaciones físicas como sonrojarse, palpitaciones, náusea,      sudor y sentirse humillado(a).

Si piensas que tu ansiedad ante situaciones sociales es extrema hasta el punto de interferir en tu vida diaria y tu bienestar emocional, puede que tengas fobia social. Para saber si es así, debes consultar con un especialista que puede recomendarte los dos tratamientos que hay para tratar este tipo de fobia: medicamentos y terapia psicológica o terapia de comportamiento.

Los medicamentos se pueden combinar con la terapia (es lo que generalmente se recomienda) y se ha comprobado que son efectivos para tratar y eliminar los síntomas de la fobia social. En los Estados Unidos, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) ha aprobado cuatro medicamentos específicamente para los casos de fobia social: Zoloft (Sertraline), Paxil (Paroxetine), Luvox (Fluvoxamine) y Effexor (Venlafaxine). Puede que en tu país existan con el mismo nombre o que tu médico te recomiende otros con ingredientes similares que sean igualmente efectivos (el ingrediente que se encuentra entre paréntesis es el ingrediente químico que es igual en todos los países).

Lo bueno de los medicamentos es que funcionan. Lo malo, es que sólo tratan los síntomas, en este caso no los curan y podrían causar algunos efectos secundarios. Por lo que, si se suspende su uso, los síntomas pueden regresar.  Por eso, la terapia psicológica o la terapia de comportamiento podría ser mejor a largo plazo si te funciona, ya que con algunos métodos podrías “entrenar” a tu cerebro para que le pierda miedo a las situaciones sociales que no podías enfrentar previamente.

De cualquier manera, el primer paso es identificar si padeces de fobia social para así poder tratarla y disfrutar de tu adolescencia a plenitud, (o ayudar a tu hijo(a) a   superarla).

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Fuente: (Doctora Aliza) – http://www.vidaysalud.com