Cuando desarrollamos una autoestima franca y equilibrada, nos sentimos más capacitados para transmitirla a nuestros hijos y seres queridos para que encuentren la suya propia.
Reencontrando nuestros verdaderos valores clarificamos quiénes somos y lo que queremos hacer con nuestra vida y somos más capaces de valorarnos y valorar a los demás.
La paternidad y la maternidad no son materia de la Universidad, ni hay un manual de recetas.
En estos talleres vivenciales se busca ayudar a los padres a interiorizar su propia experiencia de paternidad, a vivenciar sus vínculos actuales, procesando sus vínculos pasados como hijo para rescatar lo positivo y no repetir lo perjudicial, que ha causado dolor y sufrimiento.
Ser padre o madre no son atributos esenciales sino que se constituyen en una realidad cotidiana, en el seno de una sociedad con modos de relacionarse específicos y con los avatares de las influencias de las condiciones materiales de existencia: economía, educación, trabajo, recreación, etc.. Estos reciben influencias de la moral social predominante en la sociedad, con la cual pueden o no coincidir, pero la posición relativa a la ética familiar, tiene efectos en el modo de crianza y de encuentro o desencuentro con lo que hacen otros padres del entorno cercano.
Nuestro trabajo está íntimamente relacionado con la concepción de la salud, lo no elaborado transmitido trans-generacionalmente y la complejidad de la mente en relación con otras mentes. Como influye nuestras emociones propias, los vínculos entre las personas y lo heredado de otras generaciones.
El modo en que han sido vivenciado los afectos, de cómo uno se ha sentido tenido en cuenta en el mundo, condicionando la manera de percibir “la realidad”.
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