Próximos cursos desQbre – Enero 2016

Próximos cursos desQbre

CURSO – ENEAGRAMA DE LA PERSONALIDAD

Intensivos en MADRID (Atocha):

  • 13 y 14 de FEBRERO –  CURSO de ENEAGRAMA de la personalidad (Nivel I)  

En Madrid – Atocha  (Oficinas desQbre)
S: 10:00 a 20:00 h. – D: 10:00 a 15:00 h

Formador: Jesús Seijas. (Psicólogo)

Precio: 130€

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Inscripción abierta – plazas limitadas

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En MADRID (Majadahonda):

Curso de 20 horas

 En el centro «desQbre Majadahonda«.
(Opción de realizarse a domicilio – Zona Noroeste)

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Formador: Jesús Seijas. (Psicólogo)

Precio: (precio especial grupos – consultar)

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Inscripción abierta 

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 CLASES de KUNDALINI YOGA

En MADRID (Majadahonda):

TODOS los LUNES

 En el centro «desQbre Majadahonda«.
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Formador: Rodrigo Abascal

Precio: (49€ – Mes)

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Inscripción abierta 

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Ser creador de paz

(Psicología en Madrid – Atocha y Majadahonda)

abeea5da7a7bab19a25e83532e1bff92Para ser creador de paz, primero hay que tenerla para uno.

Hay que tener paz en su vida, en su interior.

Esa paz se consigue estando en armonía con uno mismo.

Pensando y actuando de la forma que queremos.

Estimulando a la sensación de estabilidad y seguridad que a su vez favorezca formas de ayuda colectiva, el compartir, la solidaridad.

Ser promotores de la paz dejando que las cosas fluyan y estén llenas de paz. Siendo alegres, llevándonos bien con los demás y siendo felices y afortunados, a pesar de las circunstancias.

Haciendo lo que podemos. A veces hay que pasar por el caos antes de poder encontrar la paz interior.

El viaje es dificultoso, pero al final vale la pena. Todos los momentos difíciles nos hacen personas más fuertes y mejores. Entonces, hay que ser promotor de la paz sin crear caos en nuestra vida .Logrando equilibrio cuando se aproxima.

Aceptando que no siempre hay que ser complaciente con los demás, y que eso a veces no produce paz.

Como complaciente de los demás, a menudo nos damos cuenta de que los demás se sienten satisfechos, pero nosotros no nos sentimos contentos, sino más bien resentidos.

Nuestro crecimiento a veces avanza más lento, pero debe atesorar la paz que hemos encontrado dentro de nosotros. Somos más felices cuando estamos en lugares y situaciones tranquilas. El caos y el drama me dicen que alguien a mi alrededor no se encuentra bien de salud y que tengo que tomar medidas para ayudar o para salir, desprenderme o aceptar cualquiera que sea el problema.

Tengo que esforzarme para que la serenidad y la paz encuentren su lugar en mi vida diaria. Una vez que encontré un poco de paz en mí, puedo compartir con los demás las cosas que serenamente pienso y hago.

Debo empezar por mí.

No podemos ser creadores de paz y nuestra vida en familia agitada. No podemos lidiar con nuestras emociones y reprimirlas dentro de nosotros. Eso no funciona porque no puedes seguir haciéndolo todo el tiempo y explota cuando ya no puedes hacerlo más. Nos convierte en algo que  no somos.

Debemos comprender que tenemos que sentir nuestros sentimientos para poder lidiar con ellos. Para saber que estamos haciendo mal, o simplemente perdonar, comprender o soltar. Todavía tenemos mucho trabajo por delante para aprender lo que realmente es “soltar las riendas y entregárselas a Dios”.

Judíos, budistas, protestantes y católicos se dieron la mano para pedir por la paz. Oportunidad para dar una imagen de perfecta convivencia y pedir por la paz.

El rabino de la comunidad judía, Moshe Vendaham aseguró que para el judaísmo «la paz es la máxima bendición» y que «sin paz, todo carece de valor».

Por su parte, el presidente de la Federación de las Comunidades Budistas de España, Antonio Mínguez, señaló que «la verdadera paz se basa en la armonía». A su juicio, «nuestro mal reside en el alma», porque la verdadera espiritualidad es la que convierte a los hombres «en seres pacíficos y colaboradores».

En nombre de los evangélicos españoles, el pastor Luis Ruiz Poveda, se felicitó por el encuentro universal, «único en estas características y prueba fehaciente de que las religiones pueden ser plataformas de paz y de entendimiento entre los seres humanos».

El presidente de la comisión islámica de España, Riay Tatary, resaltó que, « Islam significa paz». De hecho, señaló, «el saludo musulmán es ‘la paz sea contigo’, una salutación que se repite en cada oración». Advirtió que, no obstante, «la paz no es sólo ausencia de guerra» y que «la verdadera paz se basa en el amor».

Emocionado, el padre Ángel cerró el acto recalcando que «las religiones no deben ser motivo de división, sino de unión entre los hombres». Y todos los líderes religiosos asentían. «Sigue con los débiles» El fundador de Mensajeros de la Paz contó en la presentación de su obra que, el día de la Inmaculada, en Roma, le entregó un ejemplar de su libro al Papa. «Su Santidad le cogió las manos, se las apretó fuerte y dijo: ‘Sigue con los débiles, sigue con los débiles’».  Temblaba de la emoción, al reconocimiento papal a una figura internacional de la solidaridad, al padre de los niños de la miseria.

Que vivamos en armonía y seamos felices cada día con nosotros mismos, con Dios, con los demás.

Que la paz se articule con la facilidad, la compasión y la justicia.

Que se vaya construyendo gracias al impulso del Creador que actúa en el interior de los seres humanos y gracias también al compromiso libre y responsable de todos nosotros.

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Autora:

Fuente: nuevodinamo.com

El milagro de la vida, para algunos un largo viaje

Cuando me planteé en serio la maternidad no imaginaba el camino que comenzaba a transitar, un camino largo, sombrío y plagado de decepciones.

Mirando a mi entorno pensaba que más pronto que tarde estaría hecho. Con suerte en unos meses estaría en ello y con menos suerte en poco más de un año. Jamás imaginé que a ese año seguirían otros, alguna que otra desagradable prueba médica, tres ciclos de inseminación artificial y que acabaría en una larga lista de dos años de espera para acceder a un programa de fecundación in vitro en la sanidad pública, una lista de espera con tantas condiciones como para rellenar una hoja entera y en la que no tienen cabida las parejas homosexuales y la mujeres solteras. El tiempo tampoco corría a mi favor, si cumples los cuarenta te quedas fuera y el riesgo de que en cualquier momento un político caprichoso decidiera rebajar el límite de edad nos empujo a plantearnos la opción de la sanidad privada.

A lo largo de ese camino me encontré con un médico, que sin ser especialista me dijo tajantemente «no vas a tener hijos, plantéate la adopción», con multitud de personas que ante embarazos ajenos me preguntaban « ¿y tú, no te animas?», para rematarlo con un «bueno, tú tranquila, ya llegará, tienes que tener paciencia, es porque no estás relajada, cuando te relajes…» de verdad, desechemos esta pregunta de nuestras conversaciones y más aun estas respuestas, son  extremadamente dolorosas para una mujer que desea ser madre.

El tiempo siguió pasando sin embarazo y sin un diagnóstico que lo descartara, entonces comencé a llorar con cada nuevo bebé, con cada nuevo anuncio de embarazo. Yo nunca me había preocupado por la maternidad, nunca había manifestado un interés especial y sin embargo esto cada vez ocurría con más frecuencia y no era capaz de controlarlo, me sentía poseída por algo que no tenía nada que ver conmigo. Entendí que no iba nada bien el día que tuve que abandonar una fiesta porque una pareja anunció su embarazo, me marché un momento pensando en relajarme pero no fui capaz de volver. Al día siguiente tenía claro que no iba a poder sola con todo aquello (y que la gente que me rodeaba, a pesar de sus buenas intenciones tampoco podría ayudarme), así que me puse en contacto con un buen especialista y pedí ayuda, comencé entonces a transitar otro camino, un camino de aprendizaje, ilusión y confianza.

Los nacimientos se sucedían uno tras otro, cada vez había más bebés a mí alrededor, algunos incluso llegaban por  sorpresa. Sí, una mujer de mi entorno llevó a termino su embarazo sin ni siquiera saber que estaba embarazada, esto que parece una leyenda urbana no lo es, conozco una mujer (y la conozco bien), que un día se presentó en la consulta de su ambulatorio con un fuerte dolor de regla y el doctor que allí se encontraba le dijo «claro, está usted de parto». Ella, mientras empujaba para parir en la camilla de un ambulatorio, pensó que soñaba, y yo, al día siguiente mientras mi madre me lo contaba, sentí que la vida se reía de mí.

Acudí a una comida con un grupo de cinco parejas y al llegar tres de ellas anunciaron su embarazo (para algunos ya era el segundo). Sonreír y dar la enhorabuena mientras te abofetean tres veces seguidas es todo un reto. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no marcharme.

El mismo día que mi tercera y última oportunidad de inseminación artificial fracasaba, una de mis primas anunciaba su embarazo, no fui capaz de darle la enhorabuena hasta muchos meses después. Cada noticia de embarazo caía sobre mí como una losa de mil kilos y me producía una mezcla de sentimientos encontrados, alegría y frustración que no sabía manejar.

Y había quién seguía insistiendo con los nervios «ya sabes que los nervios no son buenos…», y yo pensaba « ¿qué nervios?, estoy tan agotada que no tengo fuerzas ni para estar nerviosa».

Empecé a sentirme mejor cuando comencé a hablar abiertamente de la situación, cuando empecé a expresar libremente que deseaba ser madre y no podía, cuando empecé a explicar en que consiste la inseminación artificial, a la que me había sometido en tres ocasiones con resultado negativo, en que consiste la fecundación in vitro, el número de inyecciones que debía pincharme cada día, (nada menos que 3 inyecciones diarias que yo misma preparé y me pinché cada tarde durante 7 días en cada uno de los intentos) y que el primer intento también había fracasado, o no, porque fue éste, él que le dio la pista a mis doctoras para averiguar la posible causa de tanta decepción (que por cierto, nada tenía que ver con la paciencia o los nervios).

Quiero dar las gracias a todos aquellos que han caminado a mi lado, al principio, al igual que a mí, les costó aprender a gestionarlo, a pesar de la cercanía se sentían distantes, deseaban poder hacer algo, ayudar de alguna forma y sin embargo sentían la impotencia de no poder concretar sus deseos de una manera visible, «poder hacer algo que sirva para algo», pero poco a poco fueron aprendiendo, y han sido una compañía imprescindible; a mi hermana, que lo ha sufrido desde la distancia y que esperaba mis cartas con impaciencia, cartas cargadas de sentimientos que yo escribía y que para mi suponían un desahogo importante; y a mis padres, ellos desde luego sobresaliente desde el primer día, tal vez porque en su día, aunque de otra forma experimentaron la dificultad, lo han hecho de una forma magnífica, excelente. Y a esas parejas que habiendo transitado antes que yo por este camino, me animaron y compartieron su experiencia conmigo para darme su fuerza, y en cuyo ejemplo me apoyaba para no perder la esperanza, no les nombro por respeto a su intimidad, pero ellos saben a quienes me refiero.

Mi marido, en este camino tan difícil de transitar emocionalmente, lleno de baches, caídas, llantos y decepciones, fue poco a poco aprendiendo a manejar mis emociones (además de cargar con las suyas), ardua tarea que aprendió hasta el punto de que cada vez que yo me caía, él me devolvía la ilusión, cada vez que me flojeaban las fuerzas, él era fuerte por los dos y lejos de alejarnos, toda esta experiencia nos ha hecho más fuertes, nos ha unido aun más. Te amo porque reflexionas y siempre das con la fórmula, porque siempre tienes un bote de salsa extra para mí.

Muchas mujeres siguen insistiéndome en la paciencia porque el embarazo se hace muy largo, y yo pienso que tal vez ellas tengan mucha experiencia con la maternidad, pero paciencia… yo sé lo que es esperar durante 15 días un mes tras otro durante años, para que el resultado siempre fuera el mismo, decepción; y el mes siguiente repetir de nuevo, dejar pasar los días hasta que la frustración casi se olvida y entonces toca empezar de nuevo y otra vez, «Zas! en toda la boca». Paciencia, sobre paciencia yo tengo un master (o dos).

Hay quién me dice «lo ves, al final todo llega», pero no, yo sé que no es cierto, y si no, que se lo digan a todas esas  parejas que siguen en el camino inmersos en largos y complejos procesos de adopción No, sé que no todo llega y por ese motivo cada día doy gracias a la vida por haberme concedido este deseo (no son pocos los días en que sigo llorando de la emoción) y a la ciencia por haberlo materializado; no permitamos que nuestros mejores científicos y técnicos se marchen porque de verdad que los necesitamos, sin ellos nada de esto habría sido posible.

Hablo de esto porque creo que hay demasiado silencio y hablar de ello abiertamente fue lo que en mi experiencia me llevó a sentir mejor, desde aquí quiero decir a cualquier mujer que esté pasando por algo así que puede contar conmigo y mi experiencia, que sé como se siente y que luche hasta donde crea que va a poder llevar sus fuerzas, pero que durante ese periodo trate por todos los medios de no perder la ilusión, esta es una carrera de fondo y como ya he dicho, es cierto que no todo llega, pero sólo el que no se rinde mantiene sus opciones de victoria; un reto difícil, lo sé, pero también sé que en este momento tengo una fortaleza que no tenía antes, yo misma me sorprendí de mi enorme capacidad para superar la tremenda decepción que supuso el primer ciclo de in vitro.

Aún queda mucho por caminar, pero de momento disfrutemos con alegría de este regalo y soñemos con la nueva y hermosa vida que está por llegar.

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Aportación de Colaboradores : Mónica Lopez

El poder del efecto Placebo

¿Puede una simple pastilla de azúcar tener el mismo resultado terapéutico que un fármaco que ha costado años y millones de dólares en producirse? El efecto de un medicamento puede ser positivo incluso cuando es inerte –como una pastilla de azúcar– si el paciente cree que está tomando una droga terapéutica. Es lo que se conoce como el «efecto placebo», sobre el cual Eduard Punset charla en este capítulo de Redes con Irving Kirsch, director asociado del Programa de Estudios del Placebo de la Universidad de Harvard. Además, en su sección, Elsa Punset nos dará en este programa algunos consejos para generar pensamientos positivos y para poder alcanzar los objetivos que nos proponemos.

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Fuente: Redes Nº134 – Youtube 

Sabias Lecciones en 7 minutos

Vídeo recopilatorio de sabias lecciones existenciales de varias películas famosas. Son frases cargadas de psicología que a veces pasan desapercibidas y no meditamos lo suficiente sobre el trasfondo que contienen. Espero que os guste.

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Fuente: Youtube

 

Los beneficios del perdón

Perdonar es bueno para la salud mental. Pero también lo es para la salud física.

A veces, las personas de nuestro alrededor hacen cosas que nos hieren o con las que nos sentimos traicionados o incluso agredidos. En otras ocasiones, somos nosotros mismos los que hacemos algo con lo que más tarde no estábamos tan de acuerdo. No es siempre fácil perdonar, pero hacerlo es muy sano. Aunque solo fuera por nuestro propio interés, deberíamos aprender a hacerlo.

El acto de perdonar, es mucho más fácil decirlo que hacerlo y, por lo general, supone un gran reto.

A veces, el perdón puede ser confundido como una forma de condonación, en la que se asimila lo que ha pasado sin tomar represalias. Pero el perdón es mucho más que eso. Perdonar implica desprenderse de lo que ha pasado.

En cualquier caso, perdonar tiene muchos beneficios para la salud de nuestro cuerpo.

El perdón es bueno para el corazón

Literalmente, el perdón le sienta bien a la salud de nuestro corazón. En este sentido, un estudio de la revista Journal of Behavioral Medicine encontró que el perdón se asocia con una menor frecuencia cardíaca y una menor tensión arterial. Este mismo estudio descubrió que perdonar ayuda también a aliviar el estrés.

Esto puede traer beneficios para la salud del corazón en particular y de la salud en general.

El perdón es bueno para la salud general, física y mental

Otro estudio posterior ha asociado el perdón con cinco medidas de salud, en cuanto a síntomas físicos, medicamentos utilizados, calidad del sueño, fatiga y quejas somáticas. Parece que la reducción del efecto negativo y los síntomas depresivos que produce el rencor, fortalece la espiritualidad, la gestión de conflictos y el alivio del estrés, por lo que el impacto del perdón tiene un efecto significativo en la salud en general.

El perdón ayuda a relacionarse mejor con los demás

Otro estudio publicado en el Personality and Social Psychology Bulletin, encontró que el perdón ayuda a restaurar los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos positivos hacia la parte infractora. Es decir, que el perdón restaura la relación a su estado positivo anterior. Además, los beneficios del perdón pueden extenderse a las conductas positivas hacia otras personas fuera de la relación. De este modo, el perdón está asociado con más voluntariado, con más donaciones y actos de caridad, y otros comportamientos altruistas.

Consideraciones finales

Cuando perdonamos, nos estamos liberando a nosotros mismos, de nuestra propia esclavitud. Nos desprendemos del dolor y el resentimiento que llevábamos cargando como una losa a nuestras espaldas, para dar paso a la liberación. Incluso, al perdonar, concluimos esa parte abierta que teníamos con el pasado.

Perdonar implica una aceptación de lo que sucedió, para dar paso a un profundo desprendimiento, no solo de los hechos o acusaciones realizadas por los demás, sino también por nosotros mismos. Porque no solo hay que perdonar a los otros, también es conveniente reflexionar sobre aquello que tenemos que perdonarnos a nosotros.

El perdón es bueno para el cuerpo, para la mente, para las relaciones personales y para encontrar un papel en el mundo. Esto debería servir para convencernos que es mucho mejor dejar ir el rencor y perdonar.

Como dijo William Shakespeare:

“El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe“

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Fuente: Eva Maria Rodríguez – La mente es maravillosa.com